ES POSIBLE PENSAR OTORGANDO CREDIBILIDAD?

Hoy la pregunta la trasladamos al sobrepeso del cargamento de 'opiniones' que desbordan las redes sociales. Mas concreto a las que comentan sobre la realidad política social de la provincia petrolera de Talara. Tienen una primera particularidad que se cargan a discusiones banales, sin mayor razonamiento le retiran la credibilidad a la persona, sin medir el daño y el atentado contra el derecho a la imagen, arrasan sin tomar en cuenta que son derechos que garantiza la Carta Magna de Estado.
Garantizamos ser muy respetuosos del derecho de opinar. La opinión es una garantía en toda democracia y fundamental del Estado de Derecho. Pero la opinión tiene sus cánones, sus cauces, sus mínimos y máximos. Ella tiene que estar premunida de un contenido razonable, lógico, donde le otorgue la garantía que en efecto, no existe delito de opinión.
No somos ni remotamente partidarios de la censura, limitaciones, controles a los contenidos de las redes sociales; sin embargo, lo observado allí, demanda ponderación. Aquel sistema revolucionario de la tecnología informativa, no tiene porque sospechar que bajo su ropaje se violente con la mas abrupta impunidad el derecho al honor de la persona, a su imagen y buen nombre, quedando demolidos y regados. Es mas, quedémonos con la seguridad que como medio de información, debe ser vehículo de cultura. Debe ser la universidad en lo mejor del pensamiento innovador.
El campín que se aspira, no es el mismo que llena las páginas de las redes sociales. Mas concreto, es un escenario de muchas posturas mentales cargadas de amarguras, resentimientos, envidias, triquiñuelas, conceptos caprichosos, contradicciones. La carga 'intelectual' que exponen las redes sociales, no enriquecen, no establecen paisajes maravillosos donde se de rienda suelta a la capacidad creativa del expositor.
Muchas veces al amparo que no existe ningún requisito legal para inaugurar una página, se recurre a lo
grotesco y para evitar las responsabilidades legales cuando se calumnia, se difama, se injuria, se recurre al anonimato de la autoría. Bajo muchos disfraces cobardes se auto-otorgan permisos, destruyendo el honor o dignidad de personas.
Las redes sociales, deben usarse solo para promover valores. Por ejemplo la excelencia de una opinión, pensamiento; una creatividad intelectual, una propuesta ingeniosa de cualquier índole. Lo que se aprecia es una olla de grillos sin ninguna regulación. El contenido de esas redes deben ser para fortificar los conocimientos, alegrar el espíritu y fomentar permanentemente el desarrollo cultural.
Claro, reconocemos que fuera del radio de acción al que sometemos el presente análisis, existen acuciosos participantes de las redes que enriquecen su contenido, que ejercitan la crítica en un nivel muy diferente, que plantean opiniones muy calificativas . Ojalá que por esta opinión o crítica, no nos vayan a tocar hasta las tatarabuelas, o nos mencionen pecadillos ocasionados desde nuestra vida intrauterina.
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