jueves, 10 de mayo de 2012

E D I T O R I A L



MI AMIGO: DON LUCHO NUÑEZ TAIMAN


Debo confesar que desde muy corto de edad, me sentía atraido por el sentido de justicia de las cosas; era una grita, una pasión interna que me emplazaba. Desde casi un niño me formé en las filas de la 'chap' (chicos apristas) del entonces partido del pueblo de Haya de la Torre, a quién vi por primera vez cuando tenía doce años de edad en 1956, cuando hacía su ingresó a la ciudad de Talara a su regresó al Perú, luego del asilo en Colombia por decisión del gobierno de Odría.

Cuando fuí creciendo, la pasión política quemaba mi espíritu hasta que llegué a la Universidad Nacional de Trujillo, donde afiance mis ideas y militancia en el aprismo. En los tiempos de cortas vacaciones regresaba a Talara, y me inquietaba cuando los trabajadores del petróleos anuciaban asambleas públicas, denunciando y repudiando a la opresora Internacional Petroleum Company.

Allí en esas manifestaciones escuché por primera vez a un dirigente, un verdadero lider de la palabra, blanconcito él, pero claro, directo, valiente para verter sus protestas que ponían la piel de gallina a los gringos de la IPCº. Me contagiaba su verbo, Lucho Núnez me emocionaba, sin embargo tenía que guardar la distancia en tanto él era dirigente socialista, el partido que en la zona petrolera compartía y le dividía la supremacía a mi partido.

Desde que lo escuché en sus grandes discursos sentí una atracción, una afinidad por su sencillez, sinceridad, calor, mística de emitir sus fogonazos que electrizaban a la masa obrera. Debo confesar que yo mantenía un conflicto de conciencia, de credo político, me sentía a mi manera despechado de ver en una tienda política diferente a la mía, a un político ducho, versatil, bien dotado. Por qué no nació en las canteras del aprismo petrolero me pregunté una y muchas veces?.

Repentinamente comencé a sentir una rabia, era propio del tiempo cuando la pasión superaba el entendimiento; cuando ser de un partido era una mística, en aquel tiempo ser miembro de un partido era odiar a quienes no lo eran. Asi se entendía y se vivía la política, y por eso, los que leyeron sus páginas de la historia, entienden las cosas crudas de los potros salvajes que se imponían como credos en aquellos tiempos.

Pero vinieron los años encima, los tiempos cambiaron, las tempestades se fueron y permitieron aclarar y superar los eufemismos de la política. Un buen día dije, si ese hombre, refiriéndome a Lucho Núnez Taiman siendo Socialista, quiere la justicia social como la amo yó; si su Socialismo lo lleva a predicar por lo bueno y verdadero como lo aspiro yo siendo aprista; Si Lucho Nuñez se ubica en las antípodas de los explotadores y poderosos como me ubico yo.... entonces, por qué no entenderlo, luchar junto a él, acercarme y ser su amigo?

Y en efecto, después de mi comportamiento pueril que reconozco, de discrepancias intonsas decidí buscarle, luchar al lado de un hombre puro y sincero, antes que las peligrosas sinecuras enfermizas de luchadores de papel, hipócritas con quienes agoté mi grandes años juveniles. Quizá todavía el pueblo de Talara, el pueblo de los trabajadores petroleros no han sido notificados por la conciencia de la historia, quien obliga a reconocer el gran sentido de mística y trayectoria de un verdadero luchador, a quien ahora ni siquiera el paso de los años ha podido quebrantar esa llama votiva que impulsa su gran conciencia de hombre apasionado por sus ideales.

Cuando llegó ese gran momento de unir mi lucha a la de Lucho Núñez Taiman, sentí aún mas su gran generosidad, esa que sólo encarnan los hombres que nacieron libres y grandes. Don lucho, nunca me reprochó mis ofensas políticas que las reconozco, el pudo haberme rechazado, pero su grandeza lo impidió. claro, era la comprobación, la fibra, la vena de aquellos hombre que naciendo limpios, nunca sintieron el resquemor de sentir odio, por sus adversarios. Públicamente lo digo, Lucho Núñez, es el verdadero y granítico luchador que encarnó y llevó consigo la pena, el maltrato de sus hermanos trabajadores, y públicamente otorgo mis disculpas por mis agravios políticos al Padre de la Lucha Petrolera.


DIRECTOR DE ASPETA
RICALDI  RAMIREZ  RUIZ

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