miércoles, 19 de setiembre de 2012

POR: RICHARD KINBOLL


 
D E S D E    M I    E S Q U I N A

                        

"LOS CAMPOSANTOS DE TALARA"
 
Por razones muy especiales, el martes 18 de setiembre, visité la ciudad de Piura y el Cementerio San Teodoro, fundado en el año de 1830; ahora dispuesto su cierre, por estrictas razones de capacidad que llegó a su máximo, por la 'Beneficencia' de la misma ciudad San miguelina.
 
Mi respeto a un cementerio del siglo XIX, a sus autoridades; que cruel es el destino, a ese camposanto que tambien conoció del "envejecimiento del tiempo", y habría que darle cristiana sepultura, murió en perfectas condiciones, derrochando ejemplo de limpieza, ordenamiento, mística espiritual. También constituyó para mi, un regocijo, contemplar su ornato sepulcral, y el esmero de los piuranos; hasta en cementerios son los primeros, celosos de su cultura y patrimonio. El recuerdo a los difuntos, también es un patrimonio.
 
A pesar, que como se entiende, la beneficencia Piurana, le extendió su certificado de defunción, mantiene sus calles, pasadizos interiores, no derramando olores de muerte, mas bien de vida. Todo limpio, pisos de cemento, marmol, jardines internos, capilla que dá misa, y otros oficios religiosos todos los días.
 
La otra cara de la medalla, lo ofrece aquí en la misma región piurana, y para colmo en la tierra petrolera, el cementerio La Inmaculada. Que mal gusto, que conducta imperdonable de las autoridades, personas o entidades que han sometido a este 'camposanto', en una orfandad, que es causa de una gran verguenza ajena.
 
¿Han visitado por razones de apego a los difuntos, o por curiosidad, el Cementerio La Inmaculada de Talara, mas conocido como 'La campana'?; lo han convertido en un antro del desorden, suciedad; eso no es cementerio, disculpen la expresión, está peor que un Asentamiento Humano, o una invasión.
 
Con tanto dinero que ingresa a la Municipalidad de Talara por concepto de Canon, y con tantos ingenieros que se tropiezan ociosos en el interior del Palacio Municipal; no tienen sus autoridades la prestancia, de facilitar su pulcritud, el orden, el respeto que merecen la población difunta. Por qué la desidia, la falta de enjundia?; aquel cementerio no tiene calles, tiene laberintos; definitivamente no es ningún camposanto, es campo agreste, sucio, pestilente, ultrajado por la escasa voluntad de algunos que han pensando seguramente que nunca moriran, o no llegarán a ocupar sus precarias y abandonadas instalaciones. RIP.
 
Hay que recomendar a las autoridades talareñas que tienen adicción, por quítame esta paja, o por el susto de estabilidad que visitan permanentemente el JNE. , que vayan tambien, y visiten los novísimos camposantos de Lima, donde todos son áreas verdes, frescura, oración: por qué no aprendemos? Perdónalos Señor.
 

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