jueves, 6 de setiembre de 2012

O P I N I Ó N

 

Presupuesto nacional de 2013 y su vocación asistencialista

 
El Congreso de la República está a la espera de que el premier Juan Jiménez y el ministro de Economía, Miguel Castilla, sustenten el proyecto del presupuesto para el ejercicio fiscal 2013. El monto total del presupuesto es de 108 418 millones con 909 559 nuevos soles.
 
En la etapa de formulación y conocimiento de este proyecto, los legisladores de diversas bancadas parecen estar de acuerdo, porque trae aumentos significativos para Salud, Educación, Seguridad, Defensa Nacional y programas sociales. Según lo anunciado, además de los aumentos en los distintos sectores, también hay un aumento en las obras, lo cual se traducirá en una mayor transferencia durante el 2013 de recursos para los gobiernos regionales y municipalidades del país. Ayer se informó que los sectores de Educación y Salud tienen en el proyecto de ley un aumento del 13,5% respecto al 2012. Este aumento está en términos nominales, pero si se toma en cuenta la inflación, en realidad es del 10%. Se precisa, además, que están incluidos los aumentos para los profesores y los policías.
 
La otra novedad que se discutirá el martes, son los temas de Defensa Nacional y Seguridad Ciudadana. El presupuesto de los dos aumentará un 20% en comparación al 2012. La mayor sorpresa estará en los programas sociales, pues el aumento subirá hasta el 50% en comparación al presupuesto de 2012. Frente a estos adelantos, habría que puntualizar algunas cosas. La primera es que los gobiernos regionales y municipales deben ya trabajar en las mejoras de sus unidades que elaboran los perfiles, proyectos y supervisan las obras.
 
No se puede seguir trabajando como se hace ahora, se necesita agilizar la inversión y garantizar que se haga bien. Si el presupuesto para el aumento de profesores y policías ya está garantizado, entonces ¿por qué tienen que irse a una huelga?, ese punto tendría que ser tomado en cuenta por los padres de familia, pues son ellos quienes deben exigir que los profesores se queden en las aulas. Finalmente, el tema del aumento de recursos en programas sociales por encima del promedio de lo que se aumentará en Salud, Educación, Defensa Nacional y Seguridad Ciudadana preocupa, porque significa un retroceso como el que se vivió en la época de Fujimori, cuando el asistencialismo fue el arma para atraer a la agente.
 
 Además, hay que precisar que no existe una evaluación seria respecto a los programas asistencialistas ya existentes, si es que han tenido un real impacto en la disminución de la pobreza y pobreza extrema y, por si fuera poco, los nuevos programas asistencialistas (tipo Pensión 65 y el del bono de 16 nuevos soles para la compra de gas), tienen apenas unos meses de puesta en marcha y ya se evidencian problemas en la designación de los beneficiarios.
 
Rechazar este asistencialismo desmedido, no es estar en contra de los pobres, sino respetarlos en su dignidad y en su capacidad como seres humanos. Eso que ahora plantea la Comisión de Presupuesto y el Ejecutivo tiene que ser evaluado seriamente e invertir el dinero en aspectos relacionados con la educación, salud y la generación de empleo.

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