lunes, 24 de setiembre de 2012

E D I T O R I A L


 
LA REALIDAD DEPLORABLE COBRÓ UNA VÍCTIMA
 
 
La infausta noticia corrió como reguero de pólvora. Eran apenas las 930am del día 20 de setiembre de este año 2012, cuando los celulares de los periodistas talareños comenzaron a timbrar insistentemente; los textos daban cuenta de la repentina muerte de Jose Francisco Farias Medina; profesional, economista, hijo del veterano músico talareño don Eracilio Farias, creador, fundador del 'grupo musical Sonorama de Talara'.
 
 
El profesional talareño, había sido contratado por la actual administración municipal, presidida por el médico Rogelio Trelles, el pasado mes de abril del presente año. Ocupaba el cargo de jefe de la sección de Logística y Abastecimiento de la comuna petrolera. En las primeras horas del día 17 de los corrientes (setiembre), con decisión municipal de Alcaldía (funcionario de confianza) se le hizo conocer que sus servicios quedaban suspendidos, sin mayor expresión de causa. 
 
La repentina resolución municipal, le produjo, a decir de los amigos y familiares mas cercanos, un frio en temperatura de marmol, sumiéndolo en una peligrosa depresión. Todas sus cálculos, sueños, esperanzas, se vinieron abajo en apenas contados minutos. Nunca pudo imaginarse que su contrato iba a ser tan corto; qué podría haber pasado?, sus amigos del círculo mas íntimos, afirmaban que el accidentado profesional, revisaba una a una sus decisiones como funcionario, buscando encontrar la causa de un despido frio e intempestivo.
 
Ocurrido el despido, le recomendaron viajar a Lima para el tradicional 'chequeo médico', buscaba superar la crisis, el estado anímico que le originó el maltrato de la noticia. Partió en horas de la tarde de la ciudad de Talara, cuando cayó la noche, todo era un desvelo; a decir de un testigo de excepción, revisaba y revisaba todas sus acciones buscando cuadrarse con la causante de su desgracia. Hasta que la unidad, se detuvo en Huacho, en ese lugar bajó el infortunado paciente de la muerte, y luego de algunos minutos buscando recuperarse, cayó pesadamente al suelo.
 
Según las noticias que iban llegando a Talara, un terrible infarto al miocardio, puso fin a su vida. Dos terribles experiencias fueron las vallas, que no pudiendo superarlas truncaron su existencia: Un despido violento, inexplicable; y un aliado silencioso, compañero de viaje por el sufrimiento que genera esa forma de holocaustos que nos ofrece la canallada sin nombre.
 
Todo presuntamente consecuencia del desprecio, la escasa valoración y estimación a la vida por los demás, de los semejantes. Eso sucede a menudo, cuando se proyecta como norte la decrépita forma de gobernar, las intenciones vanas, la ambición, la lujuria por el poder; nunca tomando en cuenta que el desprecio, la actitud inhumana, pueden llevar a estas terribles consecuencias.
 
Durante muchas administraciones municipales en todas partes, se ha obrado con terrible irresponsabilidad. Despedir a un trabajador sin dar lugar a ofrecerle las razones humanas y legales que les corresponden, de seguro, que los pueden llevar derechito a la muerte, de repente a otros daños irreversibles. A Jose Farias Medina, no se le explicó nada, el se fué sin saber si a lo mejor fué una víctima del destino, un 'chivo espiatorio' utilizado para perversas maquinaciones. A lo mejor podría haberse negado, y no se permitió convertirse en tonto útil. La oficina que él desempeñó, se ofrece a mil y una experiencias tentativas, que a su granítica formación moral, a lo mejor rechazó.
 
Como este amigo, y mejor profesional, otros funcionarios han pasado por el mismo infame destino; a muchos los sometieron al desprestigio, verdaderas capacidades fueron relegadas por el antifaz mediocre y político. Otros no murieron porque fueron mas fuertes, estaban hechos de alma y corazón de acero; pero Jose Farias, que nunca esperó la traición del destino, la puñalada por la espalda, se convirtió en el conejillo de indias de los monstruosos yerberos que operan como médicos sociales.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario