Perú atractivo solo a la distancia
En un mundo donde los países prósperos de antes, andan en serios problemas hoy; existe una gran avidez de los inversionistas para encontrar lugares que sean promisorios para: hacer negocios, empresa y desarrollar grandes proyectos. La prensa económica peruana e internacional resalta las buenas cifras de nuestra economía: reservas relativamente altas, cuentas fiscales equilibradas y facilidades tributarias, de manejo de divisas y remisión de dividendos. Esto origina una avalancha de interesados, pero cuando arriban a estas costas empiezan a desencantarse.
En buen romance, quedamos en la categoría de “tener un buen lejos”, frase usada cuando de calificar al género opuesto se trata, refiriéndose a la apariencia física. Siendo lo importante para la aproximación y establecimiento de una relación, “tener buen cerca y ser agradable en el trato”. En conclusión, no salimos bien parados. Perdemos atractivo el entrar al detalle, son múltiples cosas: Poder Judicial y tribunales arbitrales poco creíbles; lentitud para tomar decisiones estatales; procesos de competencia que se postergan; decisiones normativas que atentan contra los propios programas gubernamentales y temor ante la grita callejera o mediática, a más decibelios, mayor es la razón que asiste al protestante.
En esta síntesis de deméritos, con lo señalado, ya están incluidas las líneas maestras de aquello que perturba para dejar de ser realmente tan interesantes como nos vendemos o nos venden. Hay soluciones para estas trabas y ellas pasan por ser más eficientes en la gestión administrativa del Estado y su correspondiente manejo de medios en la arena política. Esto significa calidad del recurso humano y ajustes en la gestión, tarea nada fácil, pues es sinónimo de relevamiento de personal, pero con un gobierno tambaleante es difícil de manejar.
La pareja gobernante tiene que tomar el toro por las astas, se envalentona y hace los cambios apropiados en este momento, por ser de urgencia o en su defecto se deja llevar y tengan la seguridad que terminará el gobierno en seria crisis. Los que tenemos acceso a expresarnos públicamente no podemos ser cómplices silencioso de los desaciertos que son múltiples y van “in crescendo”. Alertar y proponer es nuestro deber.
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