jueves, 27 de setiembre de 2012

E D I T OR I A L


EL VALOR DE LA VERDAD
 
La verdad en el caso ocurrido con el programa dirigido por el periodista peruano Beto Ortiz, deviene en complicado, cuando de emitir opinión se trata. Ante el hecho, nos hemos dado nuestro tiempo para opinar sin influencias, menos envidias, intereses, celos, entre auténticos hombres de prensa. Ante la noticia -yendo al centro del hecho ocurrido- se ofrecieron postulando opiniones, periodístas de todas las estirpes; todos a su manera y buscando acomodar sus demandas, al ritmo del compás musical.
 
Beto Ortiz, periodista hábil, despierto, polemista, muy inteligente; al igual del Canal que lo auspicia, seguramente que venían viviendo, los mejores momentos con el rating que dejaba sábado a sábado el accidentado programa El Valor de la Verdad. "A quien Dios da, que San Pedro bendiga". No había nada que discutir, el éxito discurría como riada; aún cuando la matriz no correspondía a ellos, habían razones mas que suficientes para sentir satisfacciones concurrentes.
 
Es de comprender tambien, que al éxito de la empresa, que involucra al Canal de Frecuencia Latina, y a Beto Ortiz; otros canales, otros periodistas, seguramente eran afectados por los intereses que la actividad comercial de la TV. concita. En esta viña del Señor, lamentablemente, todos queremos ser ganadores, todos somos parte de una carrera, competencia, disputa. Las verdaderas amistades, se vuelven aciagas apariencias; este, seguramente un buen argumento, desprendido una vez, sucedidos los argumentos de la muerte de la primera protagonistas Ruth Thalía Sayas, del programa El Valor de la verdad.
 
Deviene la explicación de los acontecimientos ocurridos, tan luego se conoció el trágico destino de uno de los cuatro o cinco personajes, que pasando por el "ecran de los Polígrafos", fuera sentenciada a muerte; accidente consustancial, que el asiduo escenario de un público sicosociado por las revelaciones, ahora llora.
 
Que si Beto Ortiz tiene alguna responsabilidad en la derivación de las circunstancias, de repente el lo sabe; si acaso, por ir en la búsqueda de un éxito pírrico o supérfluo... acomodó, alteró las reglas de juego conforme lo señala el victimario de Ruth Thalía. Ese podría ser su delito que hoy debe carcomerle la conciencia. Claro, no existe responsabilidad directa; ni el canal, menos el conductor, jamás pensaron que estaban implementando una 'ruleta rusa'.
 
Lo cierto en nuestra óptica, viene, asegurando que "El Valor de la Verdad", de ninguna manera fué ni será un programa periodístico. Suficiente que haya existido tráfico de dinero buscando 'vómito negro' de la intimidad de las personas, para descalificar los propósitos. En los contenidos doctrinarios del periodismo, 'la verdad' se busca, se alcanza, bajo los contenidos legales de la investigación periodística, y fundamentalmente, de ceñirse al respeto ético.
 
¿Qué diferencia puede existir entre el dinero ofrecido a una persona para que descubra su intimidad, y el mismo dinero sucio ofrecido en un negocio carnal?. Beto Ortiz, como periodista, trasgredió los cánones de la función, cuando con dinero, violó la intimidad personal y la ofreció como circo. Una de las garantías periodisticas, es el respeto a lo íntimo. Esa es su trasgresión.
 
De hoy en adelante tanto Beto Ortiz como muchos otros periodistas, aprenderán que 'loquearse' por el rating, no debe llevar a nadie a traficar ni mediatizar las virtudes esenciales de la actividad periodística (otro caso: Magaly Medina). Aún cuando nosotros no admitimos la censura previa, la mejor reserva que garantiza un ejercicio periodístico limpio y ético, es cuando el mismo periodista se reserva el derecho, de vestir su desempeño con los irrenunciable valores de su formación profesional.

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