martes, 11 de octubre de 2011

OPINIÓN… Los siempre polémicos ascensos en las FF.AA. y PNP

Autor:
Francisco Miro Quezada *

La renovación de cuadros dentro de las Fuerzas Armadas y policiales siempre ha sido un proceso complejo y, en muchas ocasiones, polémico y cuestionado. Ha sucedido en los últimos gobiernos, empezando por los vergonzosos ascensos y pases al retiro producidos durante el fujimorato, período en el cual se colocaron en cargos claves a miembros de la promoción de Vladimiro Montesinos, adláteres e incluso algunos familiares suyos, sin méritos ni justificación.

Los recientes recambios efectuados por el actual gobierno han generado similares cuestionamientos aunque, por lo menos en el caso de las FF.AA., se ajustan a las normas que institucionalmente regulan esos procesos y se han producido de manera independiente. Es más, como han recalcado especialistas y autoridades de anteriores gestiones en el sector Defensa y de los institutos armados, se han respetado el cuadro de méritos y los puntajes correspondientes. Incluso a los militares compañeros de carrera del presidente Ollanta Humala que ahora han sido promovidos “ya les tocaba ascender”, según el ex ministro de Defensa Ántero Flores-Aráoz.

En el caso de la Policía Nacional, en cambio, ha llamado la atención el pase al retiro de 30 generales, aunque no es la primera vez que esto sucede como erróneamente expresaron ayer algunos congresistas. Recuérdese que el fujimontesinismo purgó promociones completas solo para beneficiar a sus incondicionales, para lo cual no dudó en pasar al retiro a policías y militares a los que correspondía la justa promoción.

Por razones diferentes, durante el gobierno de Alejandro Toledo salieron 618 oficiales de distinta graduación de la PNP, como parte de la necesaria reestructuración que hubo de efectuarse en diciembre del 2001 en los institutos armados después de la nefasta cooptación que sufrieron durante la década anterior. Por el mismo motivo, en aquella ocasión, 460 militares pasaron al retiro en las Fuerzas Armadas.

Al año siguiente, salieron 420 oficiales por la reestructuración en las FF.AA. y 323 oficiales de la PNP, en este último caso, para recuperar la estructura piramidal de dicha institución, apartar a quienes no lucharon contra la corrupción o estaban en contra de la reforma y modernización policial, según se informó entonces.

Algunos parlamentarios han expresado que los ministros de Defensa y del Interior deben explicar en el Congreso las razones de estos cambios, sobre todo en el caso de la policía, aunque en la última década el país logró recuperar en gran parte la línea de mando castrense y el control civil institucional, algo que difícilmente podría vulnerarse. En todo caso, la transparencia en cualquier reforma o reestructuración en marcha es indispensable.

Pero tan o más importante que esos cambios es el futuro de las instituciones tutelares, su modernización e incorporación como agentes activas a la vida democrática del país, un tema que merece ser abordado en el Congreso.

Entre el 2001 y el 2006, militares y policías accedieron al voto, se dio la ley de situación militar y otras medidas positivas. Después, nada se ha avanzado para mejorar su nivel de vida, fiscalizar los recursos e inversiones de las FF.AA. y PNP, propiciar mecanismos de control y sanear su situación previsional.

* Periodista.

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