lunes, 24 de octubre de 2011

Editorial… Omar Chehade un desafío para el proceso de moralización

Escribe:
Ricaldi Ramírez Ruiz (*)

Los hechos políticos ocurrido la última semana y que han tenido como protagonista principal al segundo Vice Presidente de la República Omar Chehade, pone en evidencia al país.  La situación es bien complicada para la Nación, el Ejecutivo, para el proceso de moralización que apenas se inicia, y, para la misma autoridad.

Omar Chehade, no es una autoridad más,  si también ayuda analizar  los antecedentes y juzgar a una persona por un acto político, se responde que la autoridad peruana que hoy está en el brasero por una grave acusación,  no registra imputaciones de ningún orden que lo descalifiquen.  Se trata de un excelente profesional, ha desempeñado los cargos de procurador de la República y anticorrupción;  hoy es congresista y  por sus capacidades profesionales seleccionado en el equipo nacionalista para la fórmula presidencia, precisamente por una límpida hoja de servicios y de política.

El tema donde se le vincula es extremadamente delicado, hasta el momento las circunstancias y las evidencias probatorias existentes, juegan en su contra que todo vaticina que no quedaría duda que se viene la obligada renuncia al cargo que ejerce.  De producirse esto, se interpretaría como un duro golpe, pone en tela de juicio las prédicas del gobierno nacionalista por llevar al país a un cambio y aplicar una severa lucha por la moralización nacional.

Indudablemente que el análisis y el debate que ocupa el primer lugar en el país, se centra en la insalvable decisión que va a  generar esta inesperada experiencia, en los planes del  Presidente Ollanta Humala por cumplir con su promesa de autenticar un cambio, con elevada incidencia en una lucha a fondo por quebrarle la columna vertebral al flagelo de la corrupción que se opera en toda la administración pública del Estado, desde larga data.

Esta difícil como delicada coyuntura pone al proceso que se viene implementando en un complicado momento.  Todo el Perú estaba atento a que las alimañas de la corrupción aparecieran de otro lado.  Precisamente al respecto, el Congreso de la República con claro predominio del temperamento nacionalista, ya había implementado una macro comisión fiscalizadora para examinar la presunta corrupción del pasado gobierno del Presidente García Pérez.  Qué curioso;  mientras la mirada y la atención estaban puesta en conocidos personajes, políticos, instituciones, organismos supra nacionales;  inverosímil, ese proceso se detiene para poner en el banquillo, nada menos que al mismo Segundo Vice Presidente de la República.

La inmensa mayoría de opiniones respetables de analistas políticos ya advierten que es una dura prueba de fuego para el Gobierno y principalmente para su conductor el Presidente Humala.  Muy pocos - por no decir nadie-  cree que al presidente le temblará la mano para expulsar a su vice presidente de comprobarse su responsabilidad.  Sería un deslinde urgente y obligado, no queda duda;  es la gran opinión de los politólogos, periodismo sensato y de la  totalidad de sectores que integran la opinión ciudadana.

La decisión que se tome, servirá bien para robustecer la credibilidad en las tesis éticas-morales que predica la nueva administración nacional, como puede también en caso que se proteja al cuestionado, generar un desmoronamiento de la fe y esperanza puesta por los peruanos que otorgaron su voto y confianza dando un contundente credencial para que se opere un cambio de esas estructuras, ejemplo de transparencia en el arte de gobernar.  Difícil será la situación,  se está  en una complicada disyuntiva que determinará por la verdadera vena que anima al nacionalismo.

La determinación final donde todos los peruanos advertimos que será la de sentar ejemplo, transparencia y ratificar los postulados doctrinales del presente gobierno, deberán servir de ejemplo en todo el  Perú,  serán como las trompetas apocalípticas que anuncien que el proceso anticorrupción es irreversible.  En todas las regiones, municipalidades del país, por ser moléculas del mismo átomo, deben actuar bajo los mismo principios y fundamentalmente, eliminando y echando a todo elemento corrupto por muy recomendado o empinado que sea su condición política.
       
(*) Periodista
Director NoticiasTalara.Com
Prensa Digital

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