Autor:
Jorge Sandoval Córdova *
Los primeros cien días del gobierno constitucional del presidente de la República, Ollanta Humala Tasso, mantienen el mismo signo que les supo imprimir desde el momento mismo en que asumió el mando de la nación, basándose en acciones constantes orientadas a mantener el ritmo de crecimiento económico y la confianza de los inversionistas y reorientando el gasto público hacia la gran meta de derrotar a la pobreza con inclusión social.
No hay que olvidar que en los primeros días y semanas de gestión, el Gobierno enfrentó una escalada de rumores sobre un inexistente pánico financiero e incertidumbre para las inversiones en una campaña que tuvo más que nada un origen mediático, puesto que los gremios empresariales mantuvieron la suficiente serenidad y responsabilidad para optar por los caminos del diálogo y la concertación.
Ahora, a la luz de las obras sociales emprendidas y de los resultados positivos de la política económica, dentro y fuera del país se reconoce la capacidad que tuvo en esos momentos cruciales el presidente Humala para revertir un ambiente de desconfianza artificial y fortalecer, en cambio, una alianza saludable con las fuerzas productivas, el sector empresarial, los gremios laborales y la población en su conjunto.
Este alto grado de concertación ha tenido su soporte, lo repetimos, en un estilo de gobierno sustentado, como lo ha señalado reiteradamente el Jefe del Estado, en el cumplimiento puntual y fiel de la palabra empeñada con el pueblo y en el diálogo directo con todos los sectores, especialmente con los pobladores de remotas localidades donde el Estado siempre estuvo ausente.
Ahí están los hechos que hablan solos. La Pensión 65 ya es una realidad, como lo son la Ley de Consulta Previa a favor de nuestras comunidades y pueblos nativos, la reconstrucción del sur, el Consejo Peruano de Seguridad Ciudadana, la creación del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social para reorientar los programas sociales y hacerlos productivos e inclusivos, entre muchos otros.
Al patentarse en la realidad la validez plena de un modelo de crecimiento económico para el desarrollo sostenido, en un contexto de inclusión social y prioridad por los más pobres, no se han hecho esperar el respaldo y el reconocimiento de las organizaciones internacionales, bancos de inversión, calificadores de riesgo crediticio y los gobiernos de los países desarrollados.
Las inversiones nacionales y extranjeras no se han retraído, pese a las inquietudes suscitadas por las crisis financieras de los países desarrollados. Nuestras exportaciones se siguen expandiendo en mercados ahora diversificados y el tesoro público tiene las suficientes reservas y espacios suficientes para enfrentar una eventual turbulencia externa.
El tramo recorrido aún es corto y seguir por este camino de cambios profundos e históricos constituye el más grande desafío, no solo para el Gobierno, que marcha adelante, sino para todos los peruanos, incluyendo al sector privado, así como a los gobiernos regionales y locales.
* Periodista
No hay que olvidar que en los primeros días y semanas de gestión, el Gobierno enfrentó una escalada de rumores sobre un inexistente pánico financiero e incertidumbre para las inversiones en una campaña que tuvo más que nada un origen mediático, puesto que los gremios empresariales mantuvieron la suficiente serenidad y responsabilidad para optar por los caminos del diálogo y la concertación.
Ahora, a la luz de las obras sociales emprendidas y de los resultados positivos de la política económica, dentro y fuera del país se reconoce la capacidad que tuvo en esos momentos cruciales el presidente Humala para revertir un ambiente de desconfianza artificial y fortalecer, en cambio, una alianza saludable con las fuerzas productivas, el sector empresarial, los gremios laborales y la población en su conjunto.
Este alto grado de concertación ha tenido su soporte, lo repetimos, en un estilo de gobierno sustentado, como lo ha señalado reiteradamente el Jefe del Estado, en el cumplimiento puntual y fiel de la palabra empeñada con el pueblo y en el diálogo directo con todos los sectores, especialmente con los pobladores de remotas localidades donde el Estado siempre estuvo ausente.
Ahí están los hechos que hablan solos. La Pensión 65 ya es una realidad, como lo son la Ley de Consulta Previa a favor de nuestras comunidades y pueblos nativos, la reconstrucción del sur, el Consejo Peruano de Seguridad Ciudadana, la creación del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social para reorientar los programas sociales y hacerlos productivos e inclusivos, entre muchos otros.
Al patentarse en la realidad la validez plena de un modelo de crecimiento económico para el desarrollo sostenido, en un contexto de inclusión social y prioridad por los más pobres, no se han hecho esperar el respaldo y el reconocimiento de las organizaciones internacionales, bancos de inversión, calificadores de riesgo crediticio y los gobiernos de los países desarrollados.
Las inversiones nacionales y extranjeras no se han retraído, pese a las inquietudes suscitadas por las crisis financieras de los países desarrollados. Nuestras exportaciones se siguen expandiendo en mercados ahora diversificados y el tesoro público tiene las suficientes reservas y espacios suficientes para enfrentar una eventual turbulencia externa.
El tramo recorrido aún es corto y seguir por este camino de cambios profundos e históricos constituye el más grande desafío, no solo para el Gobierno, que marcha adelante, sino para todos los peruanos, incluyendo al sector privado, así como a los gobiernos regionales y locales.
* Periodista
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