Escribe:
Enrique Castillo Paredes (*)
Extrañas formas las que ha tenido Ollanta Humala para ir comunicando quiénes son los que hasta ahora ha elegido para integrar su primer Gabinete. Alejado de la formalidad, ha preferido hacerlo a cuentagotas, y en algunos casos a través de las redes sociales o de notas de prensa. Esto que puede ser considerado solo un detalle, nos muestra algo más: una cierta indefinición, algo de improvisación y una falta de rumbo claro, o cuando menos, una ausencia de coherencia interna.
Se ha puesto de relieve en las últimas horas el carácter "centrista" del parcialmente anunciado Gabinete. Para muchos esto es bueno porque se ha alejado la posibilidad de un Consejo de Ministros con clara tendencia radical y marcadamente nacionalista, y se da una muestra clara de querer continuar en la senda del crecimiento y de la estabilidad macroeconómica. Querer mantener el rumbo y mejorarlo es bueno, saber hacerlo sería mucho mejor.
Desde nuestro punto de vista, Ollanta Humala ha preferido "exhibir" un Gabinete de "consenso" con nombres que suenen representativos y razonables, en lugar de conformar un verdadero equipo con ideas claras, un rumbo definido y que sea eficiente. Obviamente es bueno querer acercar a los extremos, pero eso no se hace sobre la base de nombres, sino de una visión clara, de objetivos definidos y de un rumbo establecido. Los nombres llegan para sumarse a la visión.
En su intento por dar cabida a todos, ha dejado muy mal parados a muchos de sus voceros, que le dieron "con palo" a quienes a partir del 28 de julio se convertirán en sus jefes o en sus pares. ¿Es esto expresión de un cambio saludable?, puede ser y ojalá que así sea, pero también puede ser un símbolo de inestabilidad o de desorden. Si el tema es solo de estrategia coyuntural interna o de una "reclutada" de sus voceros que poco a poco irán quedando relegados, es problema de Humala, pero si el asunto es de desorganización y falta de coherencia interna, entonces sí es una preocupación más.
A nosotros nos preocupa cómo va a "digerir" el sector popular y el interior del país el menú ministerial que Ollanta Humala le está ofreciendo, y cómo empieza a percibir su electorado de la primera vuelta el giro hacia el centro-centro que muchos de sus aliados empiezan a ver como una alianza con el empresariado promovida por su designado primer ministro. Aquí es donde los mensajes y las formas se convierten en determinantes, por eso la mención que hacíamos al comienzo no era solo un detalle. Humala va a tener que ser muy cuidadoso con el electorado este 28 de julio, y su mensaje será la mejor prueba de fuego para este nuevo Gabinete, que esperamos pueda exhibir, más que fajines, una verdadera y concreta hoja de ruta que satisfaga las expectativas de la mayoría de los peruanos.
(*) Periodista.
Se ha puesto de relieve en las últimas horas el carácter "centrista" del parcialmente anunciado Gabinete. Para muchos esto es bueno porque se ha alejado la posibilidad de un Consejo de Ministros con clara tendencia radical y marcadamente nacionalista, y se da una muestra clara de querer continuar en la senda del crecimiento y de la estabilidad macroeconómica. Querer mantener el rumbo y mejorarlo es bueno, saber hacerlo sería mucho mejor.
Desde nuestro punto de vista, Ollanta Humala ha preferido "exhibir" un Gabinete de "consenso" con nombres que suenen representativos y razonables, en lugar de conformar un verdadero equipo con ideas claras, un rumbo definido y que sea eficiente. Obviamente es bueno querer acercar a los extremos, pero eso no se hace sobre la base de nombres, sino de una visión clara, de objetivos definidos y de un rumbo establecido. Los nombres llegan para sumarse a la visión.
En su intento por dar cabida a todos, ha dejado muy mal parados a muchos de sus voceros, que le dieron "con palo" a quienes a partir del 28 de julio se convertirán en sus jefes o en sus pares. ¿Es esto expresión de un cambio saludable?, puede ser y ojalá que así sea, pero también puede ser un símbolo de inestabilidad o de desorden. Si el tema es solo de estrategia coyuntural interna o de una "reclutada" de sus voceros que poco a poco irán quedando relegados, es problema de Humala, pero si el asunto es de desorganización y falta de coherencia interna, entonces sí es una preocupación más.
A nosotros nos preocupa cómo va a "digerir" el sector popular y el interior del país el menú ministerial que Ollanta Humala le está ofreciendo, y cómo empieza a percibir su electorado de la primera vuelta el giro hacia el centro-centro que muchos de sus aliados empiezan a ver como una alianza con el empresariado promovida por su designado primer ministro. Aquí es donde los mensajes y las formas se convierten en determinantes, por eso la mención que hacíamos al comienzo no era solo un detalle. Humala va a tener que ser muy cuidadoso con el electorado este 28 de julio, y su mensaje será la mejor prueba de fuego para este nuevo Gabinete, que esperamos pueda exhibir, más que fajines, una verdadera y concreta hoja de ruta que satisfaga las expectativas de la mayoría de los peruanos.
(*) Periodista.
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