martes, 26 de julio de 2011

EDITORIAL…Salarios en su verdadera dimensión

Escribe:
Ricaldi Ramírez Ruiz (*)

Con una mínima observación a la historia de conflictos laborales desde allende los tiempos. podemos obtener inequívocamente, que los mismos se produjeron teniendo como argumento, la disconformidad de los injustos salarios, sueldos, ingresos que han venido percibido los trabajadores.

Esa es la verdadera historia en blanco y negro; origen, meollo de las eternas discrepancias que luego se convierten en intranquilidad laboral entre empleadores aportadores del capital de inversión y el trabajador actor del esfuerzo, acreditador del músculo.  Uno y otro, con una dosis de buen entendimiento deben coexistir dentro de una paz auténtica, justa, social, razonable. Así ha debido ser.

Y ha sido el momento social cuando el trabajador ha cotejado sus remuneraciones percibidas en la prestación del servicio, con el real costo de vida, los vaivenes que este ocasiona en la coyuntura de fenómenos inflacionarios y otros; cuando se llega advertir que la ecuación no cuadra, que existe una grave desigualdad, los salarios están muy atrasados.  Esa desigualdad es la que establece la brecha del desacuerdo histórico entre las partes.

En esta realidad, en la Nación Peruana, se encuentran trabajadores desde empresas de grandes capitales inversionistas: mineros, petroleros, flotas pesqueras, sociedades crediticias, etc. Todos estos sectores de trabajadores por intermedio de sus órganos de defensa -los sindicatos- permanentemente levantan banderas de descontento y rechazo a las políticas salariales vigentes.

En el caso cierto de los trabajadores mineros, petroleros; en una apreciación comparada con trabajadores similares de otras regiones de Latinoamérica, se comprueba que el nivel remunerativo es inferior y no es compatible con la naturaleza de la actividad desempeñada. Por ejemplo mientras en México, Venezuela, Chile, Colombia, Ecuador un trabajador eminentemente petrolero percibe sobre la base de $1500 mensuales, aquí en el Perú percibe un promedio de $700; a ello, agregar el agravante que para sacar la vuelta al valor real de la planilla, se recurre a las services, tercerías, enganches que desnaturalizan y desprestigian el sistema.

La peor parte de esta historia, la llevan trabajadores del sector informal, campesinado del ande que se esclavizan ante sobrevivientes de terratenientes; trabajadores del antisocial sistema del CAS (Contrato por administración de servicios), y otros que perciben el inhumano salario mínimo vital (actualmente de 600 soles mensuales). Los miembros de las Fuerzas Amadas, policiales, como trabajadores de la seguridad externa e interna del país, también expresan la necesidad de una revisión en su cultura remunerativa.

Tal vez sea este tema un duro hueso de roer para toda administración que asuma el control del país. A lo mejor esto resulte difícil, complicado de resolver cuando se tiene más consideraciones a la expresión capitalista-inversionista, que a la protección que debe brindar el Estado al Trabajador Peruano. La práctica del lobby, cuando el Estado descuidando su rol de mediador, se inclina, soslaya, precariza su función y preconizando la desigualdad.

Este próximo 28 de Julio, el gobierno ingresante en la persona del Comandante Ollanta Humala, tendrá que encarar este elevado compromiso con los trabajadores.  La realidad que se expresa, es preocupante; en el país existe elevadísima cultura de explotación, los salarios que persisten tienen años de atraso; no son correspondientes al esfuerzo y aporte de los trabajadores.  Si esta grave situación no tuviera la respuesta que el apremio amerita de suma urgencia, si el Presidente Ollanta no se sintiera notificado por este estado de alerta, la `intranquilidad laboral que vive el país, no va a contribuir a fomentar los grandes anuncios y cambios formulados.

El presagio de cinco años que caminen de la mano con un nuevo tiempo de paz, se dará cuando se tenga la resolución de poner todo en su sitio en este país, hay que poner término a lo incoherente, a lo lesivo. El empleador inversionista debe ser equitativo con los derechos inalienables del trabajador.  Es una ecuación de primer grado y sencillísima. 

(*) Periodista
Director NoticiasTalara.Com

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