martes, 17 de abril de 2012


D E S DE    M I    E S Q U I N A



RICHARD KINBOLL
SE VIENE EL DIA INTERNACIONAL

DEL TRABAJO



Seguramente que en la casi totalidad de países del mundo pertenecientes o afiliados a la Organización Mundial del Trabajo (OIT), ya se encuentran ocupados haciendo proyectos, que justifiquen la preocupación del mundo empresarial, por hacer de ese día un entendimiento cabal que vaya hacia adelante quitándole espacios a las diferencias añejas entre trabajador y empleador.

Con toda seguridad, ese fué el objetivo universal de consagrar el DIA INTERNACIONAL DEL TRABAJO. La intención debe ser, procurar buscar una fórmula equitativa que conlleve a eliminar matices de desigualdades y explotación con sistemas caducos por el lado del empleador i/o empresa, y el aporte de un trabajador que de a poco vaya incrementando riqueza y valor agregado en su participación como tal.

No se puede negar el esfuerzo de la OIT, en esta histórica tarea; y para reconocer, la verdad es que se avanzó bastante en el camino de un gran entendimiento laboral. La mayoría de legislaciones laborales en el mundo que se aplican se han enriquecido con la recomendaciones expresas de la doctrina del trabajo que expone la OIT.

Lo que sucede como una especie de paradoja, es que existen todavía muchos empresarios de la actividad privada y de los mismos organismos estatales, que no cumpliendo, interrumpen la paz y no permiten que ese gran punto de quiebre buscado, repose en el fiel del equilibrio que satisfaga tanto a trabajadores, como al sector inversionista.

Ahora que el mundo de las relaciones laborales transitan por renovadas tecnologías, sofisticados sistemas de trabajo, los mismos que desplazándose dentro de sistemas del liberalismo político y económico, las exigencias y garantías se tornan conflictivas motivando desentendimientos que interrumpen continuamente la relación de excelencia en perjuicio de lo productivo.

Por ejemplo en los tiempos contemporáneos con la aplicación de sistemas y políticas neoliberales, el empresario o la empresa, ya no reconocen derecho consagrados como la sindicalización, la huelga. La estabilidad laboral ya casi no existe, y donde todavía sobrevive, la tendencia del sistema es anularla, prevaleciendo en adelante nuevas fórmulas que cimentan al empleador, generando aquello, menoscabo al derecho del trabajador.

Ante el advenimiento de una fecha tan importante contribuyente a la estabilidad social de una nación, se hace necesario que tanto uno como otro, actores del encuentro y desarrollo social laboral de un país, propongan de una manera diferente y entiendan que ya no es tiempo para la prepotencia laboral por parte del generador del trabajo, y menos de articular boicots, sabotajes, paros, y huelgas por parte de sector trabajador, sin que antes se agoten todas las medidas que anulen conflictos innecesarios.

Las mismas centrales laborales, las organizaciones sindicales ya debe basar su trato frente a su defendido, su relación con la empresa, asumiendo un compromiso renovado que fortifique la base empresarial para que esta sea siempre sustentable, garantía que sus derechos van a estar consagrados. Definitivamente la indisciplina del trabajador y la prepotencia del empleador deben suprimirse como garantía de la verdadera superación laboral.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario