martes, 27 de noviembre de 2012

O P I N I Ó N

Monotema: indulto a Fujimori

 
Imagen de Javier Valle RiestraRepito hasta el hartazgo porque es necesario reeducar a un país con alma inquisitorial, entre ellos, el mismo Fujimori. Toda mi vida he sido partidario de los indultos y las amnistías. Por obra mía se introdujeron esos conceptos en la Constitución de 1979, y no era porque yo hubiera sido perseguido por la dictadura militar, ya que la Corte Suprema en 1976 me absolvió con todos los pronunciamientos favorables. Hemos tenido amnistías e indultos amplísimos en las restauraciones democráticas de 1945 y 1956, pero la pseudodemocracia nacida de la Charta de 1993 es reacia a aplicar esas medidas, pese a su texto.
 
He invocado monotemáticamente que en el Perú se han promulgado quince mil indultos entre 1977 y 2006. Hoy día se habla con ira de un solo indulto: el de Fujimori; y el primer Ministro –¿Acaso existe ese Premier?– se atreve a sostener ignaramente que esa medida no procede en el caso del ex presidente, porque los indultos se realizan pro personas que se encuentran condenadas. Falso. La propia Constitución, en el inciso 21, del artículo 118°, reconoce como facultad presidencial “conceder indultos y conmutar penas.
 
Ejercer el derecho de gracia en beneficio de los procesados en los casos en que la etapa de la instrucción haya excedido el doble de su plazo más su ampliatoria”. Es decir, esta ley de leyes actual, es mucho más amplia e ilimitada que todas las Constituciones del siglo XIX y XX. Para ser indultado, no es ya condición sine qua non, haber sido condenado. Así, la amnistía desparece el hecho y su sanción y el indulto perdona la pena posible. Como dice Marcial Rubio: “Esto equivale a decir, que el reo indultado no termina de cumplir la pena que se le había impuesto; si debía estar preso sale libre; si se le había producido una inhabilitación, recupera su plena capacidad”.
 
No caben discusiones leguleyescas alegando paradójicamente, como el mismísimo Rubio, que otorgar el indulto a un procesado resultaría una trasgresión constitucional, pues sustraería al procesado del ámbito del Poder Judicial e invadiría el del Parlamento. El artículo 6° del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el artículo 4° del Pacto de San José, sentencian que la amnistía, el indulto o la conmutación de la pena pueden ser concedidos en todos los casos. La supraconstitucionalidad nos tutela. 
 
 
 
 
Colisión mediática por orfandad humalista
 
 
Imagen de César Gutiérrez Peña
Más de una rasgadura de vestiduras se ha producido en los medios de comunicación peruanos y su voceros comedidos, por las frases emitidas en Cuenca, Ecuador; por Ollanta Humala, donde haciendo de corifeo del presidente Rafael Correa, lanzó críticas sobre: la calidad, sesgo e intereses de las publicaciones que se hacen en nuestro país. Innecesaria afirmación, cuando los medios lo tratan bastante bien, es más diría que son demasiados contemplativos con su gestión que la califico de mala a muy mala, a pesar de las buenas cifras económicas exhibidas, que no vienen a ser sino la inercia del continuismo, no mostrando cambio alguno que es más que necesario.
 
La pauta de la tolerancia la ha marcado el sector empresarial, que como nos los ha agredido como esperaban, están muy contentos con su conversión a los credos ortodoxos. Unidad valorativa fuera de lugar, pero por este sendero gustan de transitar ciertas élites, que con gran desatino, van al alimón con el pensar de la turbamulta.
 
La pregunta es: ¿qué le pasó al comandante en retiro para cometer este estropicio, en tierras ecuatorianas? Por lo que veo y analizo al personaje en cuestión, afirmo que la razón es la orfandad que tiene por sus cuatro costados: identidad personal; elocuencia; programática porque doctrinaria ya sería mucho pedir y de comprensión de lectura textual y política. En buen romance, fue un desliz por no tener nada que decir. Se entusiasmó de escuchar al Correa contestario, que él alguna vez fue, aunque queda clarísimo que era solo pose electorera.
 
No comulgo con los que satanizan a Correa por su accionar contra la prensa, solo se muestra una cara de la medalla. Él es un confrontacional por definición y ha colisionado con intereses de los grupos de poder en su país, incluido el mediático que ha buscado amedrentarlo con denuncias. Aquí también ocurriría probablemente lo mismo, si hubiéramos tenido en el gobierno, al Humala de campaña. Por eso juzgo su intervención en Ecuador de desatinada. Tenga más cuidado comandante y no hable más de la cuenta; cuando no tenga nada que decir, el mutismo es el mejor compañero, de lo contrario su débil gobierno va a colisionar inútilmente con quienes usted no puede ejercer control alguno.
 

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