miércoles, 25 de julio de 2012

O P I N I Ó N



Petroperú y la producción de petróleo crudo


En la actualidad, la producción nacional de petróleo crudo es menor a los 70 mil barriles diarios, con tendencia a la disminución en la medida de la caída productiva, sobre todo, del lote 1-AB que en el 2006 producía más 27,900 barriles diarios y a mayo del presente no sobrepasa los 15,500 barriles por día.
La disminución  del crudo pesado de dicho lote, que se exporta mayoritariamente, se debe a los altos costos de reinyección y la falta de inversiones en un contrato cuyo vencimiento está próximo a su vencimiento.
 
En agosto de 2016 las reservas probadas y probables del lote 1-AB con sus instalaciones debieran ser devueltas al Estado peruano, y el interés nacional determina que el titular de dicho lote sea asignado a Petroperú en el marco de la asociación pública/privada con  empresas privadas que asuman riesgos, y empleen tecnología de punta y capital para explotar con responsabilidad ambiental y social los más de 339 millones de barriles en reservas probadas, probables y posibles de crudo que yacen en el subsuelo.
 
En verdad, son varios los lotes de hidrocarburos cuyos contratos están próximos a su vencimiento en el período 2013 al 2016, tales como los lotes II, III, IV, VI/VII y siendo el más importante por sus reservas probadas y probables  el 1-AB.
 
Será responsabilidad del presente gobierno, mediante Perúpetro y el ministerio del sector, resolver positivamente esta realidad.
 
Evidentemente, de seguir disminuyendo la producción diaria de petróleo se debieran explicar técnicamente las razones de esta menor producción, las medidas adoptadas o dejadas de hacer, pues a una menor producción le corresponde una menor participación por concepto de canon y sobrecanon petrolero que ahora ya no es el 12.5% del valor de la producción sino el 18.75% del valor que el Gobierno central está transfiriendo a los gobiernos regionales, y locales de Piura, Tumbes, Loreto, Ucayali y la provincia Inca de Huánuco.
 
La situación es igual de grave en Talara, en los lotes marginales del noroeste, donde por ejemplo en el lote II se obtenían 645 barriles diarios y a mayo del presente la producción es de 459 barriles.
 
Similar situación ocurre en el lote III donde la producción era de 4,022 barriles diarios, y ha disminuido a menos de 2,297 barriles por día a mayo del presente.
 
Esta menor producción no solo afecta al canon petrolero, sino al empleo, pues muchas empresas contratistas y de servicios están despidiendo trabajadores, a pesar de los altos precios del petróleo.
 
Sin embargo, esta realidad, desde el punto de vista estadístico, se atempera por el manejo interesado de cifras que hace Perúpetro al consignar la producción de hidrocarburos líquidos, sumando la producción de petróleo crudo con los líquidos de gas natural (LGN) sobre todo provenientes de la explotación de los lotes 88 y 56, es decir, de Camisea.
 
Así, la producción de hidrocarburos líquidos (petróleo crudo más líquidos) está sobre los 152 mil barriles diarios, pues a la producción de crudo de 70 mil barriles diarios se suman los 82 mil barriles de líquidos extraídos en Camisea, Aguaytía, Pariñas y Malacas. ¡Es como si se sumara conjuntamente la producción de papas y camotes!
 
Estas prácticas estadísticas oscurecen la caída pertinaz de la producción de petróleo crudo desde 1994 a la fecha, pues de una producción de 127 mil barriles diarios se ha transitado a niveles menores a los 70 mil barriles por día. Antes la responsabilidad productiva con todos sus defectos era de Petroperú, ahora  en lo fundamental es privada, pues la petrolera estatal no extrae ni un solo barril y tiene que abonar precios internacionales por el crudo que refina y satisfacer el 47% del mercado de combustibles.
 
Uno de los argumentos ideológicos que justificaron la irracional privatización de Petroperú en la década de 1990 no se ha cumplido en la realidad. Por ello, se debiera cumplir con el compromiso de fortalecer Petroperú con la integración vertical, es decir, con el retorno a la explotación de crudo y la modernización de la Refinería de Talara que permitirá una mayor producción interna de un diesel 2 limpio con 50 partes por millón de azufre, y el tratamiento de los crudos pesados.
 
En nuestro país esta menor producción interna de petróleo crudo se tiene que saldar con mayores importaciones de crudo y derivados (diesel 2), profundizando el déficit de la balanza comercial de hidrocarburos, es decir, el valor de las importaciones de petróleo y derivados es mayor a las exportaciones, y ello significa millonarios montos que se van hacia el exterior.
 
Esto significa que el capital-dinero generado en la economía doméstica, en manos de consumidores y empresas, ha tenido que financiar mediante las importaciones de petróleo y derivados que en el período mencionado se acercan a los 8,000 millones de dólares.

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