martes, 31 de julio de 2012

E D I T O R I A L




HUMALA 2011  - HUMALA 2012



Ya no existe un ápice de credibilidad  que en el Perú pueda ejecutarse el "gran  cambio", anunciado y prometido en el  año 2011.  Que cambio tan dispar, en las propuestas del mandatario Ollanta Humala, entre el mensaje del 28 de julio 2011 y el que acaba de pronunciar ante el asombro de todos los peruanos.

El cambio en el rumbo del gobierno está a la vista, no existe un mínimo detalle para la duda. Ollanta Humala, en los prolegómenos de su gran tiempo electoral, y desde muchos antes, se graficaba como un político de izquierda, reclamando un gran cambio en las estructuras sociales del país.  Muchos temieron que en su caudal de  propuestas, hubieran, las que se pudieran traerse abajo el ganado recupero de la estabilidad económica de la nación. 


Recordando, los grandes sectores representantes de la derecha peruana y del gran capital, temerosos, se movilizaban tratando de impedir el acceso del 'violentista', capaz de alterar las reglas de juego del "Perú Neoliberalista", diseñadas desde la dictadura del Fujimori.  Se invirtió  tanto dinero en mellar su popularidad, se le vinculó al gobierno de Hugo Chavez, y nada de ello dió resultado, toda vez que el pueblo había decidido ir por el camino de ese gran cambio.


Entonces, la derecha peruana sacó a relucir todas sus armas ante el temor que cundía por un Humala, -para ellos-, el mismo diablo sentado en Palacio de Gobierno.  La estrategia para dejarle en el camino, llegó al extremo de hacerle frente, con la contratación de una "prensa adicta", que no dudo  de enrolarse en una descabellada empresa antidemocrática.  Se amarraron las encuestas, la Confiep puso lo mejor de su artillería, se azuzó a Chile, levantando la sombra que Humala anti chileno, era un peligro para la paz.


El séquito del todavía candidato, para zafarse y bloquear esa campaña demoledora tendiente a sembrar el pánico en el electorado, muy hábilmente, introdujo la tesis de la "famosa Hoja de ruta", en apariencia, el verdadero Plan para gobernar, sin sobresaltos, en democracia y para llenar las angustias de la Confiep y compañia.  El plan estratégico dió resultados, Humala ganó con la confianza del pueblo peruano, y el 28 de julio del 2011, todo el Perú creyó que en ese instante se iniciaba la gran transformación social.


Transcurrieron 365 días, en sobre espera que vinieran los grandes cambios, los pueblos en los primeros tiempo presionaron haciendo recordar las promesas.  Todos creian que el mandatario y su gobierno, estrategicamente se hacía presionar para iniciar la puesta en marcha de las medidas transformadoras.  Se anunció la famosísima ley de la "consulta previa", y luego sobre las narices de las comunidades originarias,  se violentaron sus derechos, se guardó solemne silencio sobre las decisiones de recuperar la riqueza, entregada bajo lesivos contratos a empresas extranjeras.

Lo mas patético que retrata de cuerpo entero la decepción al gobierno, ha sido el  comportamiento en su política entreguista frente a la riqueza minera (valle del Conga) y petrolera.  Ahora ya no se toman las definiciones por las apariencias, son las realidades decepcionantes de un capítulo de gobierno que no ha dudado en mostrar su verdadero rostro.


Del Ollanta Humala laureado de popularidad, y sed de cambio del pueblo peruano del 2011, hemos apreciado a otro Ollanta este último 28 de julio 2012, asumiendo su transformación metamorfosica  dentro de un mandatario distinto, rehuyendo, embalsando, distrayendo, sumido en su propia decepción.  Su mensaje de ese día pasará a la historia como el "mensaje de la auto-confesión"; mensaje atrapado por el cuantioso poder oprobioso, que lesiona y hace mas evidente la pobreza, antes que cumplir con las esperanzas de los peruanos.


 

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