lunes, 30 de julio de 2012

N O T I C I A S

 

Proyectos de Petroperú han sido muy criticados


Ha pasado un año desde que el presidente Ollanta Humala anunciara –en su discurso de asunción de mando– que Petroperú sería reforzada empresarialmente para su participación en nuevos acuerdos de inversión. Hoy, la intervención de la estatal en el Gasoducto Andino del Sur y la ansiada industria petroquímica es duramente criticada.


Resulta que los proyectos que prometen la revolución económica en el sur del país aún no encuentran garantizada su viabilidad y, para más de un especialista en temas energéticos, sus pomposos anuncios dejan más dudas que certezas.


Tras poner la primera piedra del gasoducto, el temor al endeudamiento con el dinero de todos los peruanos comenzó a rondar por los pasillos de Palacio de Gobierno.

Si bien el pasado 29 de marzo un emocionado Humala prometía en Quillabamba que los peruanos “tendremos una renta muy importante a través de una empresa nacional que se la está jugando por el desarrollo del país”, no existe mercado establecido para el gasoducto, y los montos que la empresa encargada del proyecto le exige a Petroperú superan los US$ 400 millones sin ninguna garantía.


Pero eso no es todo, el economista y asesor energético Víctor Medina Calderón indicó que si al costo del gasoducto –que pasó inexplicablemente de US$ 1,350 millones a US$ 5,000 millones en menos de tres años con la llegada de Odebrecht– le agregamos la recuperación de la inversión de Petrobras (socio de Odebrecht), en labores de exploración de los lotes 57 y 58, “los empresarios y el mercado de consumo en la macrorregión sur no soportarían los precios finales”.


Ahora, el financiamiento que realizará el Estado para la edificación de la planta de fraccionamiento y la petroquímica de etano, con una inversión que es estimada por el Gobierno en un monto de entre US$ 12 mil millones y US$ 16 mil millones, sigue en la más grande incertidumbre.

El dato

Además de suscribir el polémico memorando de entendimiento con Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) que –en los hechos– de nada sirvió en nuestro país, la gestión de Humberto Campodónico se ha visto envuelta en cuestionamientos .



Releyendo a San Martín y Basadre


El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua consigna que patria es la tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos.
 
 
En este día en que el Perú celebra su fiesta nacional, creemos pertinente releer a nuestro gran historiador Jorge Basadre Grohmann, quien en su Historia de la República del Perú analiza el significado y las proyecciones históricas de la proclama de la independencia pronunciada el 28 de julio de 1821 por el Libertador José de San Martín:
 
"El Perú es, desde este momento, libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende."
 
En esas páginas el historiador  precisa que cuando José de San Martín se refirió al Perú hablaba no tan solo de ese Perú coyuntural a 1821, sino de una nación grande llena de historia y tradición, para un futuro en libertad y democracia, "que había existido cualesquiera que fuesen sus características propias, sólo como parte de la vasta comunidad hispanoamericana".
 
Sobre las palabras "...es libre e independiente..." nos señala que simbolizaban las nuevas formas jurídicas que desde ese instante nacían, como un acto soberano, porque ellos creían en la "justicia de su causa", aspirando a una mejor vida de la que habían llevado hasta ese entonces, "buscaban un ordenamiento más equitativo, más digno, más auténticamente estable"; vale decir, estable en la constitución y las leyes, estable en democracia presente y futura, y estable en tolerancia y respeto mutuo, y con la convicción de la justicia de su causa que Dios debe guiar y defender.
 
Esta visión diacrónica llega hasta nuestros días porque convergen, unidos física y espiritualmente en una nación, todos los hombres sin distinción alguna de raza, color, género, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
 
Se trata entonces de que todos los peruanos hemos heredado la gran tarea de construir un Perú surgente en democracia y no insurgente en intolerancia.
 
En efecto, "la libertad es el derecho de hacer lo que las leyes permiten; y si un ciudadano pudiera hacer lo que las leyes prohíben, no tendría más libertad, porque los demás tendrían el mismo poder", según el filósofo francés Montesquieu.
 
Actuar en libertad es actuar en relación a tu prójimo y a sus derechos en defensa y aplicación de la justicia y la ética de los principios en que está basada la democracia.
 
Entre las lecciones primigenias que nos deja la historia hay que recordar que el jueves 31 de octubre de 1822 se publicó en La Abeja Republicana:  "Los ciudadanos que suscriben, poseídos de los más vivos sentimientos de consideración y respeto al Soberano Congreso, le hacen presente: que no pueden mirar con indiferencia la estabilidad de la independencia, y el restablecimiento de la libertad..."
 
Aquel, en efecto, fue un Congreso que abrió el camino democrático, un ejemplo para todas las generaciones.

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