martes, 10 de julio de 2012

O P I N I Ó N



La descentralización y el nuevo gobierno


Ya electo Ollanta Humala, surge la pregunta: ¿con qué Humala nos vamos a encontrar el 28 de julio próximo? ¿Será el Humala de "La Gran Transformación" o el de la "Hoja de Ruta"?

En palabras de Kurt Burneo, cabeza visible y principal autor de la "Hoja de Ruta", luego que se incorporase al equipo técnico de Gana Perú, es éste el único documento a tomar en cuenta, a partir de ahora. También se alzan voces como las de Félix Jimenez y Javier Diez Canseco, que insisten en que el primer plan titulado "La Gran Transformación", sigue vigente.

Pero asumiendo que prevalece la posición de Burneo y se toma como único referente a la "Hoja de Ruta", amparándonos en que se nos dijo que en la segunda vuelta esa era la síntesis de los consensos logrados, las señales serían más claras, de cara a construir confianza con el 70% que no respaldó a Humala en la primera vuelta y que no concordaba con su plan original.

Bajo tal escenario, sería útil que el propio Humala precisara algunos puntos que inciden en el proceso regional que empezó desde este año con la asunción de las nuevas autoridades. Cinco puntos nos preocupan, en particular:

1. El presidente electo debería ratificar su compromiso de respetar lo avanzado en el proceso de descentralización en los casi diez años que tiene de implementado y que no conculcará competencias a los gobiernos regionales ni a las municipalidades. En adición, debe pronunciarse con relación al respeto a las autonomías regionales.

2. El candidato Humala dijo en el debate presidencial que trabajaría con los alcaldes, pero no mencionó a los gobiernos regionales. Sería bueno conocer su posición relacionada a su disposición de trabajar con todos los gobiernos regionales, sin resquicio alguno e independizando las adhesiones y concordancias ideológicas de la ejecutoria de la gestión pública. En particular, teniendo en cuenta que incluso los recursos presupuestales que corresponden a sus fueros, se siguen tramitando con el Ministerio de Economía y Finanzas para obtener la disponibilidad efectiva.

3. Es necesario que el nuevo gobierno precise que va a respetar el canon regional, sin cercenarlo ni condicionarlo. En particular, si departamentos como Piura y Cajamarca no votaron preponderantemente por Gana Perú, es conveniente que se precise que no se va a tocar sus correspondientes recursos del canon para redistribuirlos en otros departamentos que sí le fueron muy favorables en votación, como Puno o Apurímac. Incluso si no son utilizados por problemas de gestión, debe fortalecerse la misma, pero no tomar esto como una excusa para derivarlos a otros fines.

4. Muy conveniente sería que el comandante Humala ratificara su intención, firmada y comprometida públicamente, de incidir de manera especial, en la promoción de la inversión privada utilizando mecanismos como las asociaciones público privadas y demás, como uno de los pilares del crecimiento con inclusión. Esto lo consigna expresamente en la "Hoja de Ruta". Todo lo cual entregaría una señal muy potente a los inversionistas actuales y potenciales del ámbito del departamento de Piura, en particular, si transfiere competencias a los gobiernos regionales sobre un ámbito mayor de infraestructuras para poder aplicar este tipo de mecanismos sin requerir el paso por la decisión del gobierno central.

5. Finalmente, el flamante gobierno debería comprometerse a profundizar el proceso de descentralización y de regionalización, incrementando la transferencia de competencias a los gobiernos subnacionales y destinando recursos para mejorar la capacidad de contratación de recursos humanos que permitan fortalecer la gestión descentralizada.

Si estos cinco puntos quedan claros desde ahora, ayudaría a mejorar las expectativas para el proceso de descentralización en el quinquenio que se avecina.




Como ser buen maestro y no morir en el intento  


El ser maestro es una tarea apasionante. Sin pasión el maestro es un robot que repite lo que tiene que decir pero no enseña. El maestro sabe desprenderse de lo que más valora: su conocimiento y sabiduría, para compartirla como si desgranara un choclo en la boca de sus alumnos. Aquel que practica la avaricia cognoscitiva y la vende al mejor postor es un retórico mercachifle no es un maestro. De mercachifles tiene que sacudirse el mundo. Mucho ruido y pocas nueces. Guabas secas, pura pepa sin carne. El maestro es un curioso empedernido e inconsolable que se nutre de la vida en cada una de sus experiencias.

El maestro genuino refresca todos los días sus conocimientos sin la rigidez mortuoria del entierra muertos. Tiene la capacidad suficiente para colocarse en los zapatos de sus alumnos. Los conoce a todos con su psicología natural. No los expone ni los somete al chantaje de sus irrefrenables pasiones viles y rastreras. El que no valora y ama a sus alumnos no se ama a sí mismo. Es una bestia parda que arrastra por el mundo la indigencia de su desamor y la desventura de su desgracia inhumana.

El maestro genuino y de vocación sabe que el apostolado del aula es lo primero y que su deber sindical es atropello cuando lesiona a sus alumnos. El maestro resentido es el fracaso andando y un peligroso veneno para las conciencias de sus alumnos. El maestro quejumbroso es un hato de miserias humanas y un profeta del ojalá que nunca vislumbra futuro porque vive sumergido en el ayer tarde me he mirado en el espejo. De él no se puede esperar nada porque no se proyecta a nada y vive sumergido en un nihilismo perverso y sin sentido.

Hay maestros sabios, en apariencia desordenados, porque viven para la ciencia y la hacen simple y deliciosa como helado. Otros la complican finalmente se pierden en su propio laberinto. Otros se sumergen en su vanidad de pavo. Pura pluma brillosa que se repliega como el colorido del abanico. En el fondo conocimiento fresco y exquisito no hay para nada. Entonces los alumnos sufren la peor de las decepciones. La que provoca un cerebro hueco y vacío. Nada por aquí, nada por allá.

El maestro amable no es un ogro filantrópico del saber para sus alumnos. Es un encantador que transmite energía y deseo de aprehender con su palabra. Enseña con su ejemplo y está dispuesto con solicitud en todo momento porque su magisterio no se angosta en una fecha y en un calendario. Un maestro es una criatura feliz pese a sus limitaciones. Es un rico feliz en el sentido filosófico del término porque sus tesoros no son de este mundo terrenal donde a la riqueza dineraria se la consume la codicia y el orín. Sabe vivir y enseña a otros a vivir serenamente con los sueños y la propia soledad interior. Se emociona cada tarde con el progreso de sus alumnos y siente, algunas, veces que no pronunció su última lección a esos estudiantes rebeldes que son sus hijos.
Aún recuerdo a mis primeros maestros y maestras. Esas tías señoronas que deletreaban el silabario Mantilla con denuedo. Pero también a esa legión humana de maestros que orientaron nuestra existencia en la escuela, el colegio y en la propia universidad. Son una continuidad humana gloriosa y exultante.

No podemos dejar de sentirnos orgullosamente gratificados con muchos maestros extraordinarios en las Aulas de la Universidad de Piura don Gonzalo de Reparaz Ruiz geógrafo lusitano que develó las danzas misteriosas de los vientos y las dunas. El Padre José Navarro Pascual que con diligente y oportuno desinterés corrigió nuestras primeras cuartillas y las empujó con audacia a la imprenta. A César Gutiérrez Muñoz, paleógrafo y archivero, que enseñaba los secretos de la enrevesada caligrafía de los infolios coloniales. Resuena en el recuerdo y la memoria la sonora y vital carcajada de don Vicente Rodríguez Casado historiador erudito e inolvidable maestro. Y la mirada de mar serena de don Javier Cheesman Jiménez en los vericuetos de la lingüística románica. Y hay muchas maestras entrañables como las doctoras Luz Gonzáles, Carmela Aspillaga y Tere Truel quienes con fecundidad asombrosa han dejado indeleble huella entre los ayer arenales y hoy umbríos bosques de algarrobos de Piura.


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