jueves, 1 de marzo de 2012


RECORDANDO LA GLORIOSA HISTORIA DE TALARA.


A PROPÓSITO DE SU PRÓXIMO ANIVERSARIO.


Los mismos custodios saquearon el antiguo Lobitos


 
Talara. A la oficina de Redacción Piura del diario “Correo”, se le debe dos felicitaciones. La primera por encarnar en el caso del informe periodístico de Lobitos, su responsabilidad en priorizar la noticia. La segunda felicitación, por ubicar al periodismo y a la libertad de prensa en una posición principista y de identidad con los supremos intereses de la Nación.

El distrito de Lobitos, ubicado a 13 kilómetros al norte de la ciudad de Talara, explotado por más de 80 años por la empresa petrolera inglesa del mismo nombre “Lobitos Oilfields Limited”, aún sigue aportando el portento del crudo petrolero. De su valiosa cuenca, en la actualidad se favorecen transnacionales como: Sapet, Petrotech, Petrobras y Monterrico S.A. La Lobitos, también tuvo que dejar el país el mismo 9 de octubre, fecha de la expulsión de la International Petroleum Company, en 1968.

Con posteridad en 1974, tiempo ad – portas a las provocaciones y conflictos con Ecuador, país vecino que desconocía el Protocolo de Río de Janeiro, se autorizó, mediante Ley del Congreso, que la Octava División Ligera del Ejército Peruano, por razones netamente de estrategia militar, acantonara en dicho lugar, favorecida por las formidables construcciones, verdadero legado y patrimonio histórico dejado por la Lobitos.

Cumplido su ciclo militar por haberse superado el conflicto armado con Ecuador en 1995, el Ministerio de Defensa de aquel entonces, dispuso que la División de Caballería de Sullana, se traslade a Lobitos en reemplazo de sus antecesores quienes una madrugada oscura al mando del General Tramontana dejaron el antiguo distrito. Hay que reconocer que los militares de la Octava División Ligera del Ejército Peruano tuvieron la virtud de respetar el patrimonio que representaba su peculiar estilo de viviendas y otras edificaciones. Los modelos de esas construcciones y su legado debieron desde entonces protegerse con ley expresa.

Constituye el robo más descarado y descabellado, conforme lo publica la Redacción del Diario Correo de Piura en sus ediciones de los días del 22 al 25 de octubre, perpetrado por rapiñas con uniforme militar del Ejército Nacional, responsables que un distrito con una potencialidad turística por su legado urbanístico, se ha convertido hoy en un escombro. Esto no dejará de ser una forma de esa corrupción que asombra y repudia la Nación entera.

Se sostiene que el Ministerio de Defensa inscribió este pedazo de territorio nacional en su margesí. Hecho legalmente contraproducente dado que en ningún tiempo este pueblo dejó de ser distrito. Vivió y se acogió en la democracia y actualmente tiene su gobierno municipal.

En el supuesto no probado, que por mandato de una Ley del Congreso se hubiera autorizado adjudicar la propiedad de un distrito al Ejército Peruano, no descartamos como verdad, que se hizo para protegerlo y no para depredarlo. Enorme aberración de interpretación que adjudicando un patrimonio a una institución castrense, pésimos militares con alma de corruptos y de rapiñas, hayan entendido que a ellos se les dio facultades para “levantar y llevarse” una gran reserva cultural y turística del país.

Se robaron un pueblo en las narices de su mismo gobierno local y de su alcaldesa Matilde Bayona Curo. Mientras desmontaban hermosas viviendas y valorables edificaciones, el propio Ejército y el Ministerio respectivo se envolvieron con el mutis. Mientras malos oficiales guardianes del patrimonio de la Nación, negociaban las valiosas maderas (Pino traído en barco desde el Estado de Oregón, Estados Unidos), el Congreso de la República, el INC y hasta el mismo hijo predilecto de Lobitos, el plástico Víctor Delfín Magot, dormían y roncaban en un sueño de la indiferencia.

La población lobiteña se pregunta con todo legítimo derecho: ¿Por qué el gobierno local de la Dra. Matilde Bayona, no se involucró en una denuncia por este gravísimo delito? ¿Se le podría comprender en caso se apertura una denuncia con alcances de asociación ilícita para delinquir? ¿Qué podría interesarle el patrimonio y legado de un pueblo que no conoció nunca, ni participó de su origen y menos aún compartió su historia? Es más, esta autoridad siempre estuvo más entretenida y ocupada en el gasto de los inmensos ingresos provenientes del canon petrolero. Es el verbo: Ustedes hacen, yo dejo hacer. Ustedes disfrutan, yo debo disfrutar.

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