RECORDANDO LA GLORIOSA HISTORIA DE TALARA.
A PROPÓSITO DE SU PRÓXIMO ANIVERSARIO.
Los mismos custodios saquearon el antiguo Lobitos
Talara. A la oficina de Redacción Piura
del diario “Correo”, se le debe dos felicitaciones. La primera por encarnar en
el caso del informe periodístico de Lobitos, su responsabilidad en priorizar la
noticia. La segunda felicitación, por ubicar al periodismo y a la libertad de
prensa en una posición principista y de identidad con los supremos intereses de
la Nación.
El distrito de Lobitos, ubicado a 13
kilómetros al norte de la ciudad de Talara, explotado por más de 80 años por la
empresa petrolera inglesa del mismo nombre “Lobitos Oilfields Limited”, aún
sigue aportando el portento del crudo petrolero. De su valiosa cuenca, en la
actualidad se favorecen transnacionales como: Sapet, Petrotech, Petrobras y
Monterrico S.A. La Lobitos, también tuvo que dejar el país el mismo 9 de
octubre, fecha de la expulsión de la International Petroleum Company, en 1968.
Con posteridad en 1974, tiempo ad –
portas a las provocaciones y conflictos con Ecuador, país vecino que desconocía
el Protocolo de Río de Janeiro, se autorizó, mediante Ley del Congreso, que la
Octava División Ligera del Ejército Peruano, por razones netamente de estrategia
militar, acantonara en dicho lugar, favorecida por las formidables
construcciones, verdadero legado y patrimonio histórico dejado por la Lobitos.
Cumplido su ciclo militar por haberse
superado el conflicto armado con Ecuador en 1995, el Ministerio de Defensa de
aquel entonces, dispuso que la División de Caballería de Sullana, se traslade a
Lobitos en reemplazo de sus antecesores quienes una madrugada oscura al mando
del General Tramontana dejaron el antiguo distrito. Hay que reconocer que los
militares de la Octava División Ligera del Ejército Peruano tuvieron la virtud
de respetar el patrimonio que representaba su peculiar estilo de viviendas y
otras edificaciones. Los modelos de esas construcciones y su legado debieron
desde entonces protegerse con ley expresa.
Constituye el robo más descarado y
descabellado, conforme lo publica la Redacción del Diario Correo de Piura en sus
ediciones de los días del 22 al 25 de octubre, perpetrado por rapiñas con
uniforme militar del Ejército Nacional, responsables que un distrito con una
potencialidad turística por su legado urbanístico, se ha convertido hoy en un
escombro. Esto no dejará de ser una forma de esa corrupción que asombra y
repudia la Nación entera.
Se sostiene que el Ministerio de
Defensa inscribió este pedazo de territorio nacional en su margesí. Hecho
legalmente contraproducente dado que en ningún tiempo este pueblo dejó de ser
distrito. Vivió y se acogió en la democracia y actualmente tiene su gobierno
municipal.
En el supuesto no probado, que por
mandato de una Ley del Congreso se hubiera autorizado adjudicar la propiedad de
un distrito al Ejército Peruano, no descartamos como verdad, que se hizo para
protegerlo y no para depredarlo. Enorme aberración de interpretación que
adjudicando un patrimonio a una institución castrense, pésimos militares con
alma de corruptos y de rapiñas, hayan entendido que a ellos se les dio
facultades para “levantar y llevarse” una gran reserva cultural y turística del
país.
Se robaron un pueblo en las narices de
su mismo gobierno local y de su alcaldesa Matilde Bayona Curo. Mientras
desmontaban hermosas viviendas y valorables edificaciones, el propio Ejército y
el Ministerio respectivo se envolvieron con el mutis. Mientras malos oficiales
guardianes del patrimonio de la Nación, negociaban las valiosas maderas (Pino
traído en barco desde el Estado de Oregón, Estados Unidos), el Congreso de la
República, el INC y hasta el mismo hijo predilecto de Lobitos, el plástico
Víctor Delfín Magot, dormían y roncaban en un sueño de la indiferencia.
La población lobiteña se pregunta con
todo legítimo derecho: ¿Por qué el gobierno local de la Dra. Matilde Bayona, no
se involucró en una denuncia por este gravísimo delito? ¿Se le podría comprender
en caso se apertura una denuncia con alcances de asociación ilícita para
delinquir? ¿Qué podría interesarle el patrimonio y legado de un pueblo que no
conoció nunca, ni participó de su origen y menos aún compartió su historia? Es
más, esta autoridad siempre estuvo más entretenida y ocupada en el gasto de los
inmensos ingresos provenientes del canon petrolero. Es el verbo: Ustedes hacen,
yo dejo hacer. Ustedes disfrutan, yo debo disfrutar.
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