miércoles, 7 de marzo de 2012


A PROPOSITO DEL PROXIMO

ANIVERSARIO DE

 LA PROVINCIA DE TALARA


La presunción no es un axioma periodístico


Viene el comentario a raíz de una vieja costumbre de muchos escribas periodistas que por obvias razones invocan “la presunción” como mecanismo informativo. Cuando esto sucede -relativamente- lo vertido no constituye una verdad periodística. La explicación concisa estriba en que una buena y auténtica información periodística debe basarse en hechos verdaderos expuestos en basamentos objetivos. Quiere decir, que en el periodismo no deben existir verdades a medias, cuando se recurre a ellas, sencillamente se impone una falacia.

Estamos llegando al convencimiento de que en toda intervención humana, en el ejercicio de las actividades donde participa la mente y la conducta del hombre, se vienen produciendo transgresiones, imposturas y anatemas donde poco a poco, lentamente, se destruyen y se apartan las disciplinas del conocimiento de sus verdaderos cauces. Fundamentalmente y lamentablemente esto ocurre en el periodismo.

Sucede a menudo, algo que se ha convertido en una usanza, una praxis cuya inobservancia pasa desapercibida. Comúnmente, todos los días al leer los diarios recibimos “noticias” con verdades a medias, mutiladas en sus realidades, objetivos y contenidos. Leemos una noticia y nos topamos con terminologías que no comprueban nada. Todo es suspicacia e imaginación. Lamentablemente, se aplica la cultura del presumir, suposición y/o conjetura.

Indiscutiblemente que estas formulaciones periodísticas pueden provocarse adrede bajo subterfugias intenciones, mayormente envueltas en insanías que afectan los mecanismos de la deontología periodística. En un buen número de casos, se busca impactar con notoriedad, causar impresión, conquistar el rating o sencillamente buscar sensacionalismo atípico -a través de una primera plana- para sentirse importantemente utilizado. Esto ya constituye un placer, una pasión enfermiza dentro de un mal llamado periodismo contemporáneo que se doblega, pero que se ejerce.

Ya es una antigua costumbre que, como dijimos al comienzo, en un preocupante porcentaje de lo publicado en los periódicos -a excepción del periodismo de opinión- se aprecia noticias armadas en la especulación. Muchas veces irresponsablemente están de moda los “dañinos” vocablos: sería, suponemos, nos imaginamos, podría ser que, a lo mejor, podría ser el culpable, nos han comunicado, el pueblo dice, una testigo dijo, el comentario es, etc, etc. Sin embargo, como se aprecia al final de la lectura, los lectores no se informan de nada, quedan en el vacío y en la conjetura. Lo publicado no deja de ser un mero conjunto de manipulaciones subjetivas, elucubradas, buscando espacios de lecturas fáciles y transgresoras.

Estas formulaciones periodísticas cobran mayores responsabilidades cuando se trata de encarar hechos de trascendencia, por ejemplo relacionados con la política, la corrupción que campea en el país, el crimen; donde se hace volar la imaginación afectando inequívocamente la honorabilidad, la imagen, el buen nombre de las personas. Con inusitada irresponsabilidad se presume, se recurre a la inventiva, se acomodan argumentos ficticios. Muchas veces se mira la paja en el ojo ajeno sin mirarse la viga que hay en el ojo de quienes presumen de moralistas “poseedores” de la verdad. Esta es la cultura de la presunción vedada dentro del axioma periodístico.

Lamentablemente como en las actuales circunstancias no existen mecanismos éticos de control. Por su lado, el Colegio de Periodistas y las otras entidades que agrupan el periodismo y la comunicación social, no reflexionan en esta conducta, y por no existir una censura que disponga la rectificación profesional -muchas veces so pretexto de la libertad de expresión-; luego de ejercido un improntus periodístico, no se tiene la decencia y la moral admitiendo que se agravió, se violó el derecho a una buena información.

Siendo la presunción una suposición, una conjetura; no constituye un axioma periodístico. La presunción dentro de la actividad periodística es un anatema, es una violación a la legalidad informativa. Admitimos que la presunción en el término amplio, es ejercicio de la mente humana, no es delito; es más, en el derecho la ejercen los jueces y magistrados. Allí puede ser impulso para llegar a un veredicto veraz; pero en materia periodística, la presunción es delito porque en condicional muchas veces se arremete irreversiblemente contra la persona humana. El periodismo es una actividad, es una ciencia cuyos objetivos supremos son la objetividad, para llegar a la verdad con cualidad, con exactitud. La presunción en quienes la utilizan periodísticamente, es trampa, ejercicio indebido de una opinión que debería ser respetable.

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