lunes, 19 de marzo de 2012



DESDE MI ESQUINA



Richard Kinboll


HASTA CUANDO JUSTICIA PARA 85 TRABAJADORES


Al paso del 56º Aniversario de la Provincia de Talara donde han existido valiosas oportunidades para demandar la presencia de la historia, enriquecida por la acuciosidad de de los escribas y detallistas de los acontecimientos, ha existido un hito de esa historia que no ha sido planteado en su grave dimensión.

Se refiere al caso pendiente de 85 trabajadores de Petróleos del Perú, despedidos en esa fatalísima decisión de la dictadura fujimorista de los 'ceses colectivos', y que pese haber transcurrido 19 años. no se logra devolverles el derecho conculcado.

Todo el Perú recuerda este capítulo nefasto consentido por la dictadura, al amparo de la aplicación del proceso de Privatización de las empresas del Estado. Petroperú hasta ese año 1993 mantenía en su planilla un promedio de 4 mil trabajadores, casi 3 mil de ellos, recibieron la famosa carta de aceptar el cese colectivo bajo reglas de un aparente beneficio económico.

Se establecieron plazos muy rigurosos, y extremadamente abusivos. El trabajado tenía que decidir -si o si- . No tenía mas alternativa, las centrales de trabajadores del Perú, los organismos sindicales y la misma Organización Internacional del Trabajo OIT, unos mermados, y esta última que guardó sonoro silencio, abandonaron a su suerte a miles de trabajadores en todo el sector laboral del Estado.

La situación se maquilló ofreciendo compensaciones inciertas como la reconversión laboral, jubilación anticipada y otras ofertas que nunca se cumplieron. Las masa laboral sorprendida por la situación incierta y ante el temor de verse avasallados por la prepotencia de la dictadura se sometieron al abuso. La dictadura pregonaba: "Lo tomas o lo dejas, de todas maneras quedas despedido".

Sin embargo dentro de la situación reinante peligrosa en la toma de decisión de los trabajadores, aquí en Talara un grupo de ellos que luego adoptarían el nombre de los 85, se rehusaron en renunciar y de no someterse al crimen de una despedida violenta en una actividad laboral que nunca atravesó ninguna forma de crisis ni desestabilidad económica.

Al advenimiento de un nuevo gobierno nacional y término de la dictadura, se ensayó una fórmula de reivindicación a todos los trabajadores comprendido en los ceses colectivos, bajo un extraña fórmula de reingresarlos a sus puestos de trabajo mediante un sistema de listas. Algo muy extraño, al cabo mentiroso, entendiendo que la devolución del derecho debió ser igualitario, todos al mismo tiempo.

Hasta la fecha luego de transcurrido 19 años, todavía existen un promedio de un 40% de esa masa laboral despedida que no alcanzan a ver colmadas sus expectativas. El grupo de los 85 trabajadores de Petroperú que no se sometieron ni firmaron nunca ninguna forma de renuncias, iniciaron una peregrinación por casi la totalidad de tribunales del pais y en la misma Corte Internacional de los Derechos Humanos, en todas, se les brindó la razón, pero en el papelito y resoluciones, allí se quedaron truncadas las esperanzas.

El caso de estos 85 trabajadores es <sui géneris>, pocas veces por no decir nunca, en el mundo laboral se ha podido establecer un caso de esta naturaleza. Es una experiencia de extrema gravedad, un antecedente que por pleno sentido de justicia ya ha debido repararse, el Estado Peruano tiene que salvar su responsabilidad, y honrar la Constitución de Estado que ordena proteger en toda su dimensión el derecho ciudadano y por ende del trabajador.

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