sábado, 10 de marzo de 2012


A propósito del aniversario de la provincia de Talara.



HILDEYARDO  RAMIREZ  PAREDES

PROFESOR  DE AUSTIN

DEDICADO PARA SU TIERRA NATAL ( TALARA )

 
Yo te canto Talara





Tierra adusta y milenaria,
espacio abierto
que indómito se vierte
en ese vasto horizonte
donde mar y cielo,
como dos tiernos amantes,
a lo lejos se funden
en sempiterno beso.

Yo te canto Talara.

Yo le canto a la
opulenta y fecunda
geología de tu suelo,
a la turbulenta dinámica
que en el amanecer
del tiempo,
procreó los vastos
yacimientos
que recónditos yacen
en el vientre materno
de tu arcana cuenca.

Yo te canto Talara.

Tierra sacrificada,
que humilde y bondadosa
al hombre abriste
el manantial caudaloso
de tus venas soterradas,
donde corría ese oro negro
que celosa guardaste por
milenios de siglos estelares.

Yo te canto Talara.

Porque en el árido entorno
de tus ardientes arenales,
en un humilde y antiguo
canchón de rustica madera,
con ese estoico vigor
distintivo de las mujeres
de estas tierras,
mi madre me alumbró
a la vida. 

Yo te canto Talara

Porque después de consagrarte
los años más viriles de su vida,
sin que nunca sus labios
profirieran queja alguna,
los restos venerables de mi padre
descansan para siempre
en el sagrado recinto de tu suelo,
dulcemente arrullados
por el sereno murmullo
de tus blancas olas.

Yo te canto Talara

Le canto a la sencilla belleza
que te otorgó natura.
Le canto a la riqueza
que yace en tu subsuelo.
Le canto a la humilde
nobleza de tu gente.
Le canto al encanto
tropical de tus mujeres.
Le canto a la abundancia
marina de tu costa.

Yo te canto Talara

Les canto a tus
mártires anónimos
que con el sudor de su frente
se ganan la vida día a día.
Les canto a los estudiantes
que ahora labran tu futuro.
Le canto a la vieja escuela
donde aprendí el abecedario.
Le canto a ese colegio
donde múltiples generaciones   
de tus hijos se educaron.
Aula decana de Talara,
Ignacio Merino, yo te canto.

Yo te canto Talara.

Y en mi canto
también se hacen eco
la ira y el desencanto.
Porque no fue suficiente
que impunemente
y con apetito insaciable
perforáramos tus venas
y profanáramos tu vientre.
No fue suficiente
que extrajéramos
y expoliáramos
las riquezas enterradas
en tus cuencas cuaternarias.

Fue necesario también
que mancilláramos
tus diáfanas playas
y tu cielo cristalino.
Fue necesario también
que contamináramos
con tóxicos residuos
tu sano e impoluto
medio ambiente,
donde ahora
dolorosamente
se extingue
la rica y delicada
biodiversidad 
con que también
te ennobleció
madre natura.

Yo te canto Talara.

Cambiaron los nombres
y las siglas de tus dueños.
Cambiaron las mascaras
con que se protegían.
Cambiaron las consignas
con que nos embaucaban.
Cambiaron las promesas
con que nos engañaban.
Pero los dioses
parasitarios
que como vampiros
solo venían
a chuparte el oro negro
que irrigaba tus arterías,
siempre fueron los mismos:
traficantes todos
del sudor ajeno,
y usureros
del dolor y la miseria.

Y no todos vinieron
de afuera. No!
Del vientre de nuestras madres,
también nacieron caínes,
judas y mercenarios.
Entre nuestros hermanos
también hubieron
sicarios, sátrapas,
y testaferros.
Traficantes del poder
y de las urnas,
que se hincharon los bolsillos
y no te defendieron.

Yo te canto Talara.

Con la viva esperanza
que algún día,
la voz redentora
de todos mis hermanos,
como un león ruja
en defensa del suelo
donde nuestras madres
con amor abnegado
nos dieron la vida.

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