viernes, 2 de marzo de 2012

 
OPINIONES HISTÓRICAS...




A PROPÓSITO DEL 56 ANIVERSARIO DE LA PROVINCIA DE TALARA




Talara tiene argumentos de sobra para no ser una ciudad de segunda categoría



(Talara) Todo estado de sometimiento – dependencia, deviene en ofensa. Rescatamos ante la historia que el gesto libertario de 1821, les concedió a todos los pueblos latinoamericanos, la oportunidad en decidir el camino de liberados del yugo, en toda la plenitud del concepto. En el Perú el proceso de regionalización – descentralización que se aplica, debe ser irreversible. Ya deben borrarse definitivamente, las viejas añoranzas, las obsoletas y arcaicas gabelas políticas. Hablar de “capitales de departamentos”, es volver la mirada al pasado de las broncas cadenas.

Si los peruanos hemos elegido el camino de propiciar nuevas estructuras territoriales, implementar sustentables geopolíticas, nuevos destinos sociales y económicos, también en base al aporte de su biodiversidad, ello se sustenta en la novísima visión que converge al desarrollo nacional.

Dentro de estos conceptos, los pueblos se asocian por afinidad, establecen puentes de integración buscando entendimientos vinculantes. Ya no se puede seguir atado a territorios y pueblos hereditarios de taras conceptuales y que viven permanentemente expresando incomplacencias sociales.

Ese temperamento constituye una antítesis, beneficiosa para quienes se niegan a renunciar a sus “reinados”, esquemas de viejas monarquías, caprichos del viejo sistema que sigue imponiendo la curiosa tesis de “capitales de departamento”. Esta realidad reaviva los agravios del colonialismo, establece como absurdo resultado, que en el Perú condenemos a pueblos prósperos por sus recursos, en ciudades de segunda categoría, imponiéndoles subordinaciones redundantes en una mediatización de vida.

Por concepto de esa nueva estructura social de regionalización – descentralización; así como por otras ventajas, un territorio, el pueblo petrolero de Talara acredita, cimentando argumentos de autonomía:

1) Estar entre los primeros aportantes de PBI del pais;

2) Tener inmejorable oportunidad para un desarrollo pesquero;

3) La provincia de Talara con la repotenciación de la Refinería de Petróleos del Perú, producirá para el país 100 mil galones de gasolina / día;

4) Talara por su actividad petrolera está direccionada en convertirse en la “Capital de la petroquímica”; si embargo, paradójicamente, no tenemos una filial universitaria de nada.

Decididamente entonces, constituye absurdo, que pueblos como Talara, con tantas posibilidades y argumentos propios, tenga que seguir dependiendo, consultando, pidiendo permiso, estirando la mano. Los hechos son contraproducentes. Se contradice la legitimidad y legalidad que otorga la organización jurídica del país. No es justo, y admitirlo es peor, que una provincia petrolera como Talara, tenga condiciones de rico, sentado en el banco del atraso.

No vemos la razón, ni el por qué, pudiendo vivir nuestras propias capacidades; todavía se nos imponga una camisa de fuerza. Nosotros mismos no entendemos, nos negamos, con grado de sumisión, moderno sistema de sometimiento. Aportamos y aportamos; sin embargo, otros pueblos de limitados aportes han construido facultades y campus universitario con dinero del bendito Canon Petrolero. Esos pueblos que se siguen reconociendo como capitales de absurdos departamentos, se complacen en todas sus demandas. El centralismo de Lima se trasladó a otras burguesas ciudades.

Mientras el Himno Nacional, desde 1821, arenga a renunciar al sometimiento, a Talara de nada le vale ser la albacea de los recursos petroleros que hoy valen 140 dólares el barril, que se produce a un costo de sólo 20 dólares. Todo esto, nos convierte en una ciudad de segunda categoría, sin libertades, sin potestad para gobernarse. Algo para escribir por la historia de la ironía. Tal vez por ello, los viejos comunistas, repiten y repiten que los ricos viven y comen de los pobres. ¡Si Talara no es pobre!, entonces, hasta cuándo

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