martes, 13 de mayo de 2014

Mirada global


Ministro de Energía y Minas bajo permanente suspicacia



Imagen de César Gutiérrez PeñaEl “gabinete bajo sospecha” es como se debería llamar al Consejo de Ministros actual. Ya son tres titulares de cartera que se han convertido en el centro de la atención por posibles incompatibilidades entre su función pública y su actividad profesional o laboral. Desde el primer día han sido el blanco de los medios de comunicación: el Premier René Cornejo y el caso de la empresa Helios, aún no aclarado suficientemente; la ministra de la Mujer, Carmen Omonte y  las contrataciones con el Estado por parte del que en su momento era su esposo; y el ministro de Energía y Minas, Eleodoro Mayorga, por su participación en el Estudio Laub-Quijandría, donde era socio y los clientes de este bufete tienen una serie de temas pendientes en la dependencia que él conduce.


 Me quiero referir a este último caso, pues dada que la agenda del sector Energía y Minas es extensa, habrá más puntos controvertidos  en donde se va poner en tela de juicio la actuación del ministro Mayorga, que ya está en problemas con menos de dos meses en el cargo. No se trata de crear desestabilización, pues la necesidad de dar soluciones a lo heredado requiere conocimiento y si algo no se le puede negar al ministro es que conoce y trabaja en el área. Lamentablemente ese hecho que es su fortaleza también es su máxima vulnerabilidad, siempre se le tratará de asociar a conflicto de intereses.


Su salida está en que tiene que dar señales que tiene independencia en el cargo y eso pasa por varias acciones, empezando  por la remoción inmediata en su totalidad de los directorios de Perupetro y Petroperú. En el primer caso por su incompetencia por no haber podido otorgar los lotes de hidrocarburos con contratos vencidos o por vencerse en un proceso de competencia, y haber decidido renovarlos, generando fundadas suspicacias. En el segundo caso pues siendo el ministro el Presidente de la junta de accionistas de Petroperú, ha debido dar una señal de actuación enérgica ante un aumento de sueldos injustificado que ha generado más deterioro en la exangüe imagen gubernamental. Lo que vale en política, y el cargo que tiene es político, son las señales públicas y su inacción en los casos mencionados, lo hace aparecer como coparticipe de lo realizado.

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