miércoles, 30 de abril de 2014

Ministros en calzoncillos

Augusto Álvarez RodrichMedios de comunicación en la sociedad educadora.
Con frecuencia, la sociedad espera de los medios de comunicación más de lo que estos pueden entregarle.

Eso volvió a ser evidente en una de las mesas redondas del foro sobre educación organizado esta semana por la Fundación Santillana. Ahí, a tres periodistas –Clara Elvira Ospina de América, el ‘Chema’ Salcedo de RPP, y este columnista– nos preguntaron por el papel de los medios en la educación.

Con distintos enfoques e intensidades, las respuestas ante una asistencia nutrida de educadores fue que no le pidan peras al olmo, pues los medios van por otro lado, lo que no impide olvidar que, de refilón y de taquito, sí podrían ayudar a construir una sociedad mejor educada.

Como advertí cuando me llamaron, y reiteré al inicio de mi intervención, me sorprendía mucho la invitación a esta mesa moderada por Ricardo Cuenca –quien sí sabe de educación, y bastante–, pues yo, de educación, solo sé que es importante, y de lo poco que sé de los medios es que, con frecuencia, especialmente la televisión, no se ocupa de cosas ‘importantes’ porque estas son apabulladas por el rating.

El interés del televidente por las peripecias de Florcita, familia y colegas de farándula, comprueba, sin contemplaciones, que lo lucido derrota a lo lúcido sin atenuantes. Que la basura pura y dura vende y bien.

Así, antes que preguntarles a los medios qué pueden hacer por la educación, más útil sería preguntarles a los educadores qué quisieran que los medios hagan por ellos.

Pero eso requiere que el educador conozca, primero, los criterios del periodismo para procesar, seleccionar y jerarquizar las noticias.

Segundo, conocer la gran competencia entre fuentes de información –públicas y privadas– para capturar la atención de los medios.

En ese proceso, la educación debe aprender que requiere revestirse de lo necesario para ser más ‘interesante’ de manera que ayude a los periodistas a despabilarse para comprender que en la educación también hay historias por contar para capturar la atención del ciudadano. Por ejemplo, que muchos sueldos en el magisterio público implican que los maestros y sus familias vivan cerca de la línea de pobreza.

No es fácil, pero los educadores deben hacerlo. Miren, nomás, lo ocurrido hace tres semanas cuando el ministro de Educación fue al Congreso a exponer los avances en su sector, y ni a los parlamentarios ni a los medios les interesó lo sucedido.


La próxima vez que Jaime Saavedra vaya al Congreso debería ponerse ‘más interesante’. Por ejemplo, dar su discurso en calzoncillos parado en la curul. De repente entonces los medios le empiezan a prestar un poco de atención y hasta sale en la portada, lo que no ocurrió la otra vez.

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