viernes, 26 de julio de 2013

PALABRA DEL DIRECTOR

LA INDEPENDENCIA NACIONAL
 
Definir la fecha clásica de la INDEPENDENCIA DEL PERÚ, podría resultar muy complicado. La primera condición sine-quanon, como deber que sale al frente, es interpretar las consecuencias de este acontecimiento de la actual geopolítica nacional.



Naturalmente la buena respuesta será, traer al presente, el capítulo aciago de 300 años de sumisión, dependencia, esclavitud. Por todo este término, el Perú heredero del Tawantinsuyo, civilización que por su desarrollo portentosos sigue sorprendiendo al mundo, fue sometido de forma arbitraria al dominio político-social, bajo el régimen de la vieja MONARQUÍA DE ESPAÑA.



Significa en otras palabras que de Civilización portentosa, pasó a ser colonia de la Nación Europea. Importante es precisar que al producirse la 'Conquista' en el siglo XVI, el Tawantinsuyo era una organización maestra de la humanidad y, España atravesaba graves dificultades de estabilidad social, histórica y económica.



Entonces lo ocurrido a partir del 28 de Julio de 1821, advierte de modo determinante que por la voluntad libre y soberana de las nacientes naciones americanas, se pone fin al yugo. La dependencia se rompe, el Perú y los otros Estados Sudamericanos, asoman a la vida política -supuestamente- como naciones libres, soberanas y auto gestionarias de sus propios destinos.



Al cabo de comprobar el transcurrir de 192 años en la toma de la decisión de libertad, e introducir una comprobación para saber si acaso el contenido de la voluntad libertaria se mantiene incólume, el acto resulta decepcionante, en tanto percibimos que de un estado dependiente, pasamos a otro; ya no de una nación extranjera, si no, entre mismos peruanos, entre un pueblo sobre otro.



Después de este tiempo transcurrido en absurda definición de Independencia Nacional, este concepto se contradice con la respuesta que nos replica la realidad. Por ejemplo existen muchos pueblos, territorios, regiones del Perú donde no llega el Estado, no les asiste la justicia social, prima la desigualdad, la democracia es una monstruosa burla. Definitivamente, en 192 años no se operó cambio, menos 'Independencia" alguna.



Pésimo, dentro de esta historia es haber aprendido lo malo de la experiencia Española. Todavía se percibe, se encuentra invicta la cuasi-determinación del sometimiento, como la injusticia. Miremos los milenarios pueblos, que con milenarias riquezas siguen siendo acechados, obligados, explotados y, lo mas grave que el propio Estado Peruano, actúa como intermediario. Recientemente comprobado en los pueblo de Cajamarca y Talara.



El fenómenos del Centralismo político es un rezago de dominio anti historia , definitivamente una lacra. Establece en forma mas clara que el agua, la existencia de pueblos que vive a costillas de otros. Pueblos que por despojo social a lo ajeno, tienen mucho adelanto, mientras que otros ni siquiera el derecho al agua propia. La desigualdad establece, no como lo dice la Constitución de Estado, que somos una Nación libre, democrática, equitativa; todo lo contrario, lo absurdo se impone, el CENTRALISMO POLÍTICO -que es dependencia- como mecanismo político, sigue esclavizando.



Aquí por ejemplo como referencia de lo vertido, señalamos la existencia del rico pueblo de TALARA. Rico por el aporte de su recurso petrolero, pero pobre en toda forma de compensación. La dependencia social que venimos aborreciendo en 192 años, sigue igualita. Talara es una PROVINCIA que seguramente llegó tarde al acto de recibir su partida de nacimiento e Independencia; aquí, no existe nada que justifique gritar que percibimos socialmente las bondades históricas e irrestricta de una Independenica. Salvo mejor parecer. PRIMERA PARTE.

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