EL VALLE Y LA LECTURA.

La señora Poma, como los escritores de Huancayo que conozco, entre ellos Rigoberto Zúñiga, autor del poemario Princesas, muestra un enorme y justo orgullo en su trabajo. La feria del libro que organiza el señor Willy Mateos Cisneros y es auspiciada por el alcalde Dimas Aliaga concentra a muchos aficionados a la lectura. El impulso que le da el empresario Willy Mateos, con su colaboradora Katherine Retamozo, es envidiable. Como promotor, Mateos ha logrado reunir a 60 expositores y ha invitado a decenas de escritores peruanos y extranjeros para casi 200 eventos.
Me encuentro con el librero huancaíno Pedro Ponce, el dueño de la librería Rocinante, uno de los puestos más concurridos. Allí puede verse una edición de las cartas de Virginia Woolf, entre otros muchos libros interesantes. Me llama la atención Escribir en la oscuridad, un libro de ensayos del brillante escritor David Grossman de Israel. En uno de los pasajes más bellos, Grossman compara al escritor con el jefe de una enorme tribu de hombres, mujeres y niños que son sus personajes. Todos viven en el sótano de su casa y el escritor tiene que bajar todos los días a llevarles agua y comida, para que sigan viviendo. La vida de los personajes depende de la constancia de su autor. Escribir, añade Grossman, es el intento por llegar al fondo oscuro de los seres humanos que nunca conocemos en la vida diaria. En el stand de Rocinante descubrimos libros que vienen de editoriales argentinas, que no circulan en Lima. Ponce es un librero y también un fanático lector.
La feria de Huancayo nos recuerda que la lectura sigue siendo un asunto de pocos, pero que muchos quieren acceder a ella. Estos lectores potenciales ven el libro como parte de su interés por desarrollarse. Empresarios como Willy Mateos y autoridades como Dimas Aliaga lo saben y tal vez muchos de sus colegas en Lima terminarán sabiéndolo también.
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