miércoles, 31 de julio de 2013

LA TRIBUNA

Cargamontón inquisitorial

Imagen de Javier Valle RiestraLa Inquisición fue un ente de origen medieval que permitía juzgar y condenar hasta por haber pensado heréticamente. Duró siglos y fue abolida por la Constitución de Cádiz de 1812. Por supuesto que en Lima, fueron a la hoguera decenas de personas. La institución no existe, pero, la tendencia a la persecución subsiste. Allí tenemos lo que ha pasado con los ex Presidentes. Echenique fue derrocado, perseguido y exiliado (1855).
 
Él intentó vanamente reingresar al Perú. Con el curso de los años su causa termino sobreseída y fue electo senador. Piérola no fue perseguido por su desempeño presidencial (1895-1899), pero sí por su labor como ministro de Balta. Estas no son sino anécdotas frente a lo que aconteció con Augusto B. Leguía por su desempeño en el oncenio (1919-1930).
 
Acababa de rescatar Tacna de manos chilenas, conforme al Tratado Rada & Gamio – Figueroa Larraín (1929), pero eso no impidió que el odio de la oligarquía civilista capitaneada por el sargentón Sánchez Cerro lo derrocase el 22 de agosto de 1930 y lo encarcelase en la penitenciaria de Lima durante dieciocho meses, hasta su muerte en un hospital improvisado.
 
Hoy, Alan García viene siendo testarudamente acosado por haber dictado cientos de indultos. La verdad que esa imputación no merece atención porque desde la colonia se han dictado esas medidas con la majestad de cosa juzgada y todas las Constituciones peruanas contienen ese precepto. Desaparecer el hecho o perdonarlo. Aún más, nos encontramos con una nueva intentona totalitaria. Me refiero a Alejandro Toledo. Después de una docena de investigaciones archivadas, tiene ahora pendiente otra ante la Cuadragésimo Octava Fiscalía Provincial Penal en la que ha declarado durante siete horas, refutando los cargos de la Procuraduría. Esto ha determinado que el Congreso decida abrirle una nueva investigación.
 
Se trata, realmente, de un impeachment extemporáneo porque ya pasó el plazo constitucional de cinco años en que podía hacerse algo al respecto. El itinerario en el Perú por la presidencia tiene las siguientes etapas: a) postulación; b) gobierno; y, c) persecución judicial y política después del mandato. En este siglo XX Pardo Barreda y Prado Ugarteche terminaron en el ostracismo; Velazco Alvarado derrocado por su propia gente; Fernando Belaunde en el exilio. Los de la lotería inquisitorial son Alan García y hoy Alejandro Toledo con infinitos juicios. Se olvidan los inquisidores que de las persecuciones nacen candidaturas potentes.

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