viernes, 18 de noviembre de 2011


COLUMNA DE OPINION
RICHARD KINBOLL

 

"CUANDO EL GATO DUERME.. BAILAN LOS RATONES"


Viene este enfoque motivado por esa sabia versión muy popular que dice: "cuando el gato duerme... bailan los ratones".  Aunque ud... no lo crea, esa pequeñita expresión encierra una gran filosofía, es casi equivalente aquella otra que dice: "nadie engorda caballo con mano ajena".

Se refiere una y otra, al hecho cierto  y comprobado, que donde, existe orden, principio de autoridad, disciplina. no se necesita medidas coercitivas, poner candados, controles excesivos, traumáticos. vigilancias extremas.

Encierra una hermosa enseñanza filosófica, porque demanda a la responsabilidad.  La persona, el ser humano, el trabajador, no deben acostumbrarse a tener un yugo encima, un palo, un rostro feroz para entender que las obligaciones, los deberes deben cumplirse a prueba de toda eficiencia.

Esta versión es oportuna, calza exacto a los rutilantes comportamientos de  "gru-pillos" de trabajadores en todo lugar, motivándose en la ausencia del empleador, jefe, dueño del negocio, la emprenden en relajo.  En esa circunstancia la producción laboral casi besa la lona.

Viene el antojo de asumir este caprichoso comentario, por la misma sugerencia del público que acudió a su municipalidad en buscar de un servicio, o la respuesta a la gestión que lleva meses encima, cuando el alcalde Trelles de Talara, está de viaje, descanso mèdico o se va a misa.  La agria respuesta del desesperado público fué: "No había nadie, las oficinas estaban vacias, los funcionarios estan en el cafetín, o las funcionarias estan haciéndose el maniquí.

Otros aprovechan de la ausencia del jefe, para ir al peluquero, regresar a casita y llevar el perrito al médico porque no puede hacer el pichi; también se acuerdan que tienen que ir a pagar el recibo del agua, la luz, o saborear un cebichito.

Lo comediante en este asunto de la "muni de Talara" es comprobar la sinvergüencerìa de dos funcionarias que no escatimaron en este último viaje del alcalde Trelles a Lima, para escaparse hasta Máncora y ávidas de mostrar las curvas de Arnaldo Alvarado, se exhibieron en exquisitos y atrayentes y desafiantes bikinis.

Que debe hacer el gato advertido de la flema de ratones y ratonas; la recomendación, simular su ausencia, y quedarse en el techo escondido, entonces sorprenderá la gran fiesta, el festín, el desenfreno, la fanfarria.  Ya no necesitara de trampas para cazarlos, caerán seguramente sumidos en el arrepentimiento tardío.  Bueno es culantro señor Trelles... pero no tanto; "el culpable soy yo por perder la razón"... dice la canción, acabe con esto que es quizá el argumento para que otros aprovechen y le pidan su vacancia.

No hay que cargar con pecadillos ajenos, no deben pagar justos por pecadoras.

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