lunes, 22 de setiembre de 2014

PARA DEBAIR SE NECESITA.
 
 
Raúl TolaEste miércoles por trabajo tuve que ver completo el debate técnico organizado por el Jurado Nacional de Elecciones. Durante dos horas, los representantes de los candidatos a la alcaldía de Lima expusieron algunas propuestas de sus planes de gobierno, e intentaron rebatir las de sus contrarios.

 Cualquier iniciativa que sirva para informar a los electores y permitirles tomar la mejor decisión es provechosa, y por eso hay que aplaudir este y todos los intercambios de opiniones que ocurran durante la campaña electoral. Desafortunadamente, salvo por las intervenciones de Flor de María Illescas, de Solidaridad Nacional, quien destacó por su dicción asfixiada y urgente más que por sus ofertas, poco quedará para el recuerdo.

 Primero porque fue un debate abierto. Los técnicos aprovecharon su poco tiempo para exponer algunos temas generales, y debieron hacerlo muy superficialmente. Al final fue imposible saber de verdad si las distintas propuestas sobre seguridad ciudadana, transporte y obra pública son serias y viables, y todo resultó bastante confuso.
 
Para que un encuentro de esta clase sea provechoso sus temas deben ser acotados. Convendría que los equipos de especialistas de cada partido desarrollen los aspectos de la problemática municipal por separado. En las próximas elecciones haría bien pensar en una serie de debates técnicos, donde los temas puedan ser tocados a fondo más, que en un encuentro único.
 
 
Tampoco ayuda la abundancia de expositores. Que trece personas se turnen para hablar durante dos o tres minutos, cada una con su propia agenda, resulta confuso y por momentos insufrible. Si el sistema político no consigue reducir el número de postulantes a cada elección, los organizadores de debates deberían pensar en restringir sus convocatorias a quienes encabezan las preferencias electorales. Esto sirve también para los debates de los propios candidatos. Se hizo en las últimas elecciones municipales, cuando Lourdes Flores y Susana Villarán postularon el 2010, y antes cuando Alberto Andrade y Luis Castañeda se encontraron en Manchay, a nueve días de las elecciones del 2002. Lo más probable es que, con el formato escogido por el Jurado Nacional de Elecciones para el debate de este 28 de setiembre, las propuestas y la polémica se diluyan y resulten opacadas por la confusión y el tumulto.
 
La democracia peruana es joven e incipiente, y cada elección es un nuevo aprendizaje que sirve para perfeccionar el futuro. Llegará el día en que tengamos procesos mejor pensados, con sus propias tradiciones, producto de la experiencia. Quizá para entonces las instituciones encargadas de organizar los encuentros de candidatos —que deberían ser más de uno, con alternativas diferentes, como la simple exposición, las preguntas y respuestas, y la intervención del público— comprendan que sus importantes esfuerzos darían mejores resultados si los formatos escogidos fueran además didácticos y amenos .

No hay comentarios.:

Publicar un comentario