lunes, 22 de setiembre de 2014

MEJOR DI QUE SOY PIANISTA DEL BURDEL
 
 
Augusto Álvarez RodrichDebo empezar reconociendo la ingenuidad de haber creído que el único problema del congresista José León con su casa de Huanchaco era haber tenido el descuido y mala suerte de alquilarla a un narcotraficante de peso, pero cada día que pasa mi error es más evidente, pues su situación se agrava a la velocidad con que se desliza por las olas un caballito de totora.
 
Caretas reveló ayer la declaración de Lucía Villavicencio, la empleada de Rodrigo Torres, alias ‘LIC’, de que el contrato de alquiler que ella suscribió con la esposa de León fue simulado y que el congresista siempre supo que su inquilino era un narcotraficante.
 
Asimismo, Villavicencio declaró ante la Fiscalía que el contacto entre ella y el narcotraficante era Santiago Alexander Olea, la persona que administra los bienes y propiedades de José León en La Libertad, quien fue sentenciado a quince años por el delito de robo agravado, no conociéndose cómo obtuvo su libertad.
 
La revelación de la declaración de Villavicencio ocurre poco después de que el programa Panorama difundiera el video de diciembre de 2006  en el que León aparece en una fiesta con Manuel Sánchez Paredes, integrante de un clan familiar investigado por la justicia de Estados Unidos por presunto lavado de activos y narcotráfico internacional.
 
Se podría argüir que uno no tiene por qué conocer a todos los narcos mexicanos, pero a uno de la propia región ya es más difícil. Se podría decir que la investigación policial a los Sánchez Paredes recién empezó en el 2007, pero en ese momento ya había varias investigaciones periodísticas sobre la truculencia de ese clan familiar y, además, León y su esposa eran los únicos de la fiesta que no pertenecían a la empresa que organizaba el evento navideño.
 
Peor aún, entre la revelación de la última declaración de Villavicencio, y lo que dijo León en las sucesivas entrevistas que dio luego de la denuncia inicial de Caretas, hace tres semanas, en medio de contradicciones, medias verdades y enmendaduras forzadas por la aparición de nueva evidencia, la situación del congresista se ha complicado cada vez más, recordando el desempeño lamentablemente contradictorio del presidente de su partido, Alejandro Toledo, para justificar  el escándalo de Ecoteva, el cual aún huele a pescado malogrado.
 
León está complicado y su partido, Perú Posible, hace rato que ya debió haber tomado distancia. 
 
Cuán complicado estará el congresista León que quizá hoy le convendría que solo se recuerde que debió dejar de ser ministro, hace unos años, cuando se reveló que tenía un hotel de prostitución en Trujillo.

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