miércoles, 8 de enero de 2014

SE AVECINA UNA GRAN PUGNA ELECTORAL.
 
 
El expresidente Alejandro Toledo sufrió ayer un duro revés en el Congreso. La Comisión de Fiscalización aprobó un informe en mayoría en el que se propone denunciarlo ante el Ministerio Público por los presuntos delitos de lavado de activos y asociación ilícita para delinquir. Todo ello por el caso Ecoteva.
 
Es evidente que algunos se alegrarán. Ya se sabe: la patología innata de la sicología de los políticos es disfrutar tanto o más la desgracia del rival que la conquista propia. Sin embargo, no deben alegrarse mucho. Estas investigaciones echan sombras sobre toda la clase política y aumenta su desvalorización.
 
Toledo se ha defendido arremetiendo contra sus enemigos políticos. Lo hace para sentirse más limpio, pero también para participar en esa gran pugna política que está fragmentando al país. Nos referimos a esa carrera por ganar las elecciones generales del 2016, que previsiblemente se llenará de broncas, insultos, ataques, arreglos bajo la mesa y especulaciones. Esa lucha que ya comenzaron Nadine Heredia y Alan García este domingo, con puras acusaciones. Como si creyeran que se puede ganar por el error del otro.
 
Hay otros que se mantienen al margen ocupando su tiempo para blindarse. Sabiendo que se avecina una guerra. Asumiendo la teoría de que la especie humana ha evolucionado precisamente hasta el punto de erradicar casi por completo el miedo a ser atacado por otra especie que no sea la nuestra.
 
Es posible estar peor, pero con voluntad, esfuerzo y claridad de objetivos, es posible mejorar. A todo ello hay que sumarle imperiosamente la rapidez en la acción. Esa velocidad que se ve en los quirófanos cuando entre la vida y la muerte hay apenas minutos o segundos.

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