JUGANDO CON FUEGO.

Para nadie es un secreto que la Policía Nacional es una de las instituciones públicas más desprestigiadas y que requiere una reforma integral que pase también por la mejora de los sueldos de sus miembros. Sin embargo, para salir del hoyo, no se puede recurrir a este tipo de acciones que por más que queden en rumores, dañan a los peruanos y a la imagen que proyectamos en el exterior.
Bueno sería que la propia Policía, a través de sus canales internos, vea si es que hay personal en actividad detrás de estas acciones que en un inicio parecían ser instigadas por agentes en retiro. De otro lado, los políticos y los medios de comunicación también deben de hacer lo suyo para no ser caja de resonancia de elementos a todas luces nocivos a la tranquilidad que requiere el país, por más que haya mucho por hacer.
No hay nada más lamentable para un país que vive agobiado por la inseguridad en las calles y que trata de dar una buena imagen al mundo, que una huelga policial -o el rumor de la misma-. En el Perú hemos tenido dos experiencias lamentables, en 1975 y 1987, en épocas muy distintas a las actuales, y evitemos que tengamos una situación similar en estos tiempos en que se supone somos un mejor país.
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