viernes, 20 de junio de 2014

LA TENDENCIA VERDE EN EL MUNDO.

El crecimiento verde se está convirtiendo, al parecer, en una de las tendencias mundiales más importantes hoy en día. Su éxito radica, probablemente, en el hecho de que no implica sacrificar el crecimiento económico, lo cual es primordial para los países en desarrollo, sino que se enfoca en lograrlo a través de un uso más eficiente e integral de los recursos y servicios que nos proporcionan los ecosistemas, para alcanzar así la sostenibilidad.


Muchos países desarrollados ya han adoptado medidas importantes para avanzar hacia el crecimiento verde, lo cual confirma que se trata de una tendencia mundial. Corea del Sur, por ejemplo, gastará cerca del 2% de su PBI anual en programas y proyectos de crecimiento verde; China espera producir 16% de su energía primaria de fuentes renovables para 2020; Reino Unido ha creado el Banco de Inversiones Verdes, dirigido a proporcionar financiación a proyectos bajos en carbono que serían demasiado arriesgados o con retornos a muy largo plazo; Japón planea crear 1.4 millones de nuevos empleos relacionados con el medioambiente; y Alemania, en 2010 ya generaba el 17% de su energía eléctrica de fuentes renovables, lo cual sobrepasa el objetivo de 12.5% fijado en 2002.

Ante esta evidencia, cabe reflexionar en torno a lo siguiente: si bien es cierto que en el pasado muchos de los modelos de desarrollo nos fueron impuestos sin que necesariamente los países desarrollados los hayan adoptado para lograr su crecimiento, en este caso no se trata de “hacer lo que los países desarrollados nos dicen que hagamos”, sino de “hacer lo que ellos hacen”, lo cual nos revela las bondades del cambio.

En otras palabras, si es bueno para ellos, lo será probablemente para nosotros, siempre y cuando no olvidemos que para implementar esta estrategia debemos considerar las particularidades de nuestro país, como el alto porcentaje de micro y pequeñas empresas a las que hay que impulsar para que puedan implementar la innovación verde, la alta informalidad que dificulta el monitoreo ambiental, la presencia de actividades ilegales que degradan los ecosistemas y generan competencia desleal, las deficiencias del sistema educativo.


Por otro lado, tenemos también enormes ventajas, como la gran diversidad biológica y la existencia de recursos naturales renovables y no renovables que debemos aprovechar en forma responsable y competitiva.


La conclusión cae por su propio peso: el camino más eficiente, responsable e inclusivo para que nuestro país aproveche el gran potencial que tiene y alcance el desarrollo sostenible es a través de una estrategia de crecimiento verde, que mire las experiencias de otros países, pero que sea diseñada a la medida del Perú y que tenga la agresividad para captar el financiamiento verde internacional, que cada vez es mayor, antes que otros lo hagan y nos quedemos sin esa oportunidad.

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