martes, 17 de junio de 2014

CÉSAR VALLEJO Y EL DEVENIR.


Javier ÁgredaEl escritor Julio Ortega (Ancash, 1942) se inició como poeta en los 60 (fue uno de “Los nuevos”) pero pronto sería ganado por la crítica literaria. Ha sido catedrático en importantes universidades norteamericanas (país donde radica) y tiene publicados más de 20 buenos libros de crítica. Hace poco estuvo en Lima para presentar César Vallejo.

La escritura del devenir (Taurus, 2014), libro que resume y actualiza su valiosa contribución a la exégesis vallejiana. Una de las propuestas nuevas que aquí presenta Ortega es la de la “tachadura” como uno de los principales recursos de Vallejo. Al corregir sus poemas, el poeta eliminaba las palabras que les daban contexto y hasta los vínculos lógicos. “No perseguía expresar mejor las cosas gracias a la concentración del lenguaje, sino decir menos de lo que el lenguaje dice… lo fundamental era la posibilidad de desrepresentar”. Vallejo fue cada vez más radical en el uso de esta técnica –presente ya en Los heraldos negros–, como se puede comprobar en muchos de sus poemas póstumos. Pero la principal contribución de César Vallejo.


La escritura del devenir está en sus capítulos finales, dedicados a hacer un detallado estudio de España, aparta de mí este cáliz (escrito en 1937), en el que se revisan documentos de la época (revistas literarias que circularon durante la Guerra Civil española) y hasta se recoge el testimonio de escritores vinculados al vate peruano en esos años. A ello se suma el análisis “deconstructivo” de Ortega, y una inteligente lectura de la bibliografía existente. Todo ello da como resultado una de las más completas interpretaciones de esa obra póstuma de Vallejo.

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