martes, 10 de junio de 2014

LA PRIMERA PALABRA

A PROPÓSITO DEL DÍA SIETE DE JUNIO

Creo que todos los peruanos tenemos bien claro el significado de esta fecha en medio de la Guerra del Pacífico -o- dicho con otro nombre: "La agresión militar de Chile al  Perú".  Agresión en tanto, Chile se preparó, acechó, buscó pretextos, nos invadió y cerró, con su no oculto propósito, de quedarse con los territorio peruanos de Arica y Antofagasta.

Al 7 de junio de 1980, El Estado Peruano debe someterle a una revisión en su gran contenido histórico; me parece que hasta este tiempo solo responde a un acto protocolar; en efecto, un mero saludo a la bandera.  Rescatando lo que trascendió en esa Batalla, sus antecedentes, donde intervienen dando categoría las célebres respuestas del Coronel Bolognesi, terminaremos por convencernos que en la respuesta del Estado del Perú, allí, estamos perdiendo otras peores batallas.

Cuántas naciones que han participado de la cultura de la guerra, quisieran haber tenido la oportunidad de glorificarse  con un "Siete de Junio", fecha ejemplar que aporta dimensionales enseñanzas.  Y es que el prodigio de la Historia, se reserva para ser testimonio de clarividentes enseñanzas.  La entrega de los peruanos que murieron en el Morro de Arica, el gesto de Ugarte, nuestro inmortal Bolognesi, deben servir para mostrar a la posteridad la grandeza, el compromiso del Perú, en el devenir de las generaciones.

Ha pasado un nuevo 7 de junio, como seguramente vendrán unos detrás de otros.  El rigor, la lección, que se debe evidenciar en todas estas fechas, es la de magnificar en las conciencias de la peruanidad, que el temple expuesto, fué de estricto contenido en supremo valor y ejemplo.  Esto, promueve, emplaza, a que gritemos al mundo que Bolognesi sentó el derrotero mas hermoso legándonos dignidad de Nación.

Consecuentemente, no es meramente "Saludar a la bandera" lo que corresponde en tan noble fecha. Es necesario y con su urgencia, corregir los gestos, acrisolar las responsabilidades.  Ante el peligro y la tentación, responder como Bolognesi que "Tenemos deberes sagrado de cumplir".  El deber no es minimizar el sacrificio de los peruanos que dieron su vida por el respeto a nuestra soberanía, a nuestra cultura de país libre e independiente.

En la forma como en estos tiempos se ofrecen opacas versiones del gesto valeroso de Bolognesi, Ugarte; sacamos como conclusión que todo no es mas que una farfulla, una pantomima, y un reciclar de actos vacíos que hasta determinado momento cosntituyen una burla. No es posible que la nobleza de los héroes peruanos se aemeje a compromisos de una rutina antihistórica.

La honorable fecha del 7 de junio debe motivar a todos los peruanos a una rectificación generacional; una nación es grandes por el ejemplo de sus héroes y, por el nivel de vida saludable que ejerce.  Aqui, no estamos evidenciando la paridad.  El Perú no responde con eco estentoreo, no hemos cumplido con dar nivel a una fecha que califica de lección universal. El 7 de junio de cada año debe -en efecto- servir de juramento a la clase gobernante, poderes de Estado, Ministros, Congresistas, Presidentes Regionales, Policías, Militares, todos a dejar de pisotear y prostituir al Perú.  La trompeta del Perú debe sonar la alarma avisándonos que la "Corrupción" que nos afecta, no es el camino señalado por Francisco Bolognesi. 

Advertidos todos los peruanos que asistimos a nuevos 7 de junio en actos de plena hipocresía, falsedad genérica, impostura de peruanidad cuando nuestras autoridades suscriben páginas de corrupción como los señaladas a presidentes de muchas regiones del país.  ¿Cuántos aún no descubiertas sus andanzas, continúan profanando la noble lección del 7 de Junio?.

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