NOS ESCRIBEN Y ESCRIBIMOS
SEÑOR DIRECTOR.-

Estimo que por aquí hemos debido comenzar. Revocatoria, en mi opinión es un derecho ciudadano, es la facultad democrática que determina otorgar un certificado a las autoridades elegidas en el voto popular, si deben continuar expresando y ejerciendo la confianza, o por improductivas y mentirosas deben enviarse a sus domicilios para un buen descanso, dedicándose a otro menester.
Según el espíritu de los padres de la patria que hicieron la referida ley, han sabido ubicar el derecho de participación ciudadana en su lugar. En el caso que la decisión de elegir fué precipitada y se cometió el error, la intención es que el error no debe esperar a que se cumplan los cuatro años de mandato para rectificarlo.
Lo cierto es que cuando se elige, pueden surgir autoridades de todo tamaño y color. Autoridades que por su magro desempeño merecen el retiro de la confianza. Otras que no son ladronas, no lo serán nunca, pero que no han convencido, caso la alcaldesa de Lima Susana Villarán. Y finalmente las que nunca dejaron de estar en la línea de mira de los enemigos, los que perdieron y nunca perdonaron.
Se dice que una revocatoria en cualquiera de los casos que menciono, es dañina, trunca el avance, paraliza el desarrollo de las obras que se ejecutan, genera intranquilidad ciudadana. Eso no es tan cierto, la apreciación es relativa. Cuando la autoridad es buena y correcta, nadie la cuestionará y si ejecutan un conjunto de obras, estas, no se paralizan por la consulta ciudadana de la revocatoria.
Es mi opinión.
M. Lazo Chininín
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