LA LIMPIEZA DE LA CIUDAD DEPENDE DE LOS VECINOS
Lamentablemente, la cultura de los piuranos todavía no ha alcanzado este grado de ciudadanía y por eso se sigue arrojando la basura en cualquier lugar y a cualquier hora.
Desde casa, tampoco se ayuda mucho a
mantener la ciudad limpia. A cualquier hora del día se saca la basura a la
calle, olvidando que cada zona tiene un día y una hora establecidos en los
cuales debe pasar el camión recolector. Pocos son los que esperan oír el toque
de la campana para recién salir y colocar en el lugar debido, los depósitos o
bolsas conteniendo los residuos sólidos.
En el centro de la ciudad se puede
observar que desde las 9 de la noche, en cada puerta de las viviendas hay bolsas
con desperdicios, las cuales al cabo de unos minutos son abiertas por los
recicladores y luego destrozadas por los perros, quedando la basura
desperdigada. Entonces, las calles se convierten en basurales y el trabajo es
doble para las personas encargadas del barrido.
Hay que buscar formas de ensuciar menos
la ciudad. Una de ellas podría ser el colocar en una bolsa todo lo que les puede
servir a los recicladores. Asimismo, esperar que pase el camión recolector para
recién entregar la basura.
Prácticas sencillas como guardar en la
cartera las envolturas de lo que se come hasta encontrar un lugar donde
depositarlas, también contribuiría a mantener limpias las calles, porque una
envoltura de caramelo puede que pase inadvertida, pero si son cien o mil, la
situación cambia.
Cada acción suma o resta a favor o en
contra de la ciudad. Actitudes responsables y coherentes nos ayudarán a
construir un mejor lugar para vivir y con el cual todos estemos contentos,
sabiendo que cuidamos la salud de toda la comunidad.
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