E D I T O R I A L
Semblanza de Alejandro Dumas
Taboada Crisanto
Este
insigne personaje nació en la Villa Heroica de Catacaos en el año 1910. Muy
temprano -a sus 22 años- supo inscribir su nombre en el gran libro del ejemplo y
sacrificio; cuando sin reparos, sin exigencias ni reservas de ninguna clase
entregó su vida al servicio de la causa de sus hermanos trabajadores petroleros
en el año de 1931.
Su
gran intervención, solamente reconocida en la escuela del martirologio, se
produce en tiempos del afianzamiento y penetración del capitalismo mundial. Eran
las primeras experiencias de un imperialismo económico expansivo que buscaba el
aprovechamiento de los recursos y riquezas de los pueblos; utilizando como
método la explotación del hombre – trabajador.
La
década del 1930 expresaba en su mejor momento la vigencia de esa fuerza opresora
laboral en esta parte del territorio nacional. Aquí en Talara, operaba la
International Petroleum Company – IPCº explotando los enormes recursos
petroleros en las otrora Haciendas de La Brea y Pariñas. Allí en esa lucha sin
igual, surgió la presencia de una generación de valientes obreros petroleros
encabezados por Alejandro Dumas Taboada Crisanto, quienes osaron hacer frente a
la todopoderosa IPCº, empresa que ya aplicaba sus siniestros métodos de
explotación y represión. En una palabra, pisoteaba los derechos de los obreros
petroleros peruanos.
Esta
fue la circunstancia que legó el destino a este cholo piurano para ejercer el
mandato de su noble conciencia. Corrían los primeros meses del año 1931, la masa
de trabajadores tanto de La Brea como de Pariñas, ya había logrado formar su
primer Sindicato y seguían muy de cerca las luchas y las experiencias del
movimiento obrero mundial. Indiscutiblemente que la IPCº por
intermedio de sus mecanismos de soplonería e inteligencia ya se encontraba muy
informada y conocía de los planes de la masa obrera.
Aquí
en esta primera Negociación Colectiva que la IPCº admitió con sesuda malicia y
que luego diera lugar a la primera e histórica huelga de 1931, cuando el grupo
dirigencial exhibía las grandes cualidades del hombre valiente, inquebrantable,
luchador tenaz. Ese hombre cuajado en el valor era Alejandro Dumas Taboada
Crisanto.
Al
producirse la huelga en los primeros días de mayo de 1931, Alejandro Taboada y
la masa obrera que representaba, sabían de la enorme desigualdad en las fuerzas
de lucha. Mientras la IPCº no solamente era una todopoderosa empresa
internacional, filial de la gigante Standard Oil Company y contaba como aliados
a las entreguistas dictaduras de Sánchez Cerro y Benavides; estos no dudaron en
poner sus fuerzas represivas al servicio de los patrones, de los gringos, al
servicio de capital. Frente a este poderoso e impenetrable bloque de fuerza sin
igual, insurgió con valor el espíritu tesonero, la causa inclaudicable de
Alejandro Taboada Crisanto.
Aún
siendo así la enorme desigualdad del enfrenamiento, no fue demasiado fácil para
la IPCº doblegar el valor y la conciencia de la masa obrera que alimentaba su
espíritu en la luz señera de su conductor. La IPCº experta en este tipo de
contiendas recurrió a toda su experiencia: La intimidación, la represalia, la
persecución, alentó la soplonería. Recurrió al sabotaje cortándole el servicio
de agua al campamento, prohibió el ingreso de comerciantes, las chicherías
-centros de conspiración de los obreros- eran cerradas.
La
masa obrera y sus dirigentes no daban paso atrás, no habían iniciado esta
histórica lucha para rendirse. Esto lo sabían los gringos de la IPCº, por eso es
que introducen e inician la barbarie contra el pueblo y obligan a los dirigentes
a refugiarse en la clandestinidad. En todos los postes del alumbrado público del
campamento se pegaron afiches ofreciendo recompensa de 300 Libras a quien diera
la pista de Alejandro Taboada. Los soplones y la soplonería también iniciaron su
escuela, que aún perdura en la actualidad.
Hasta que amaneció el día de
la gloria, la gesta del gran ejemplo que inmortalizaría el nombre de Alejandro
Dumas Taboada Crisanto. Era el día que la vida le reservaba a este joven de
origen campesino, para llevarlo al panteón sublime de la gloria. Un cancerbero
de apellido Talavera con un ejército de chacales le dio alcance. Era la caza
ejercida por el experto que persiguió incansablemente a su víctima. Lo sometió a
toda la saña de su odio, torturándolo como paso previo a su muerte Pensó que
pediría perdón y se doblegaría. La admiración vino cuando el hombre que en esos
momentos ya era mártir, sonrió ante su verdugo y entregó su vida al más grande
de los ejemplos. Llegó desde el cielo el martirologio y viajó a lo celestial con
Alejandro Taboada Crisanto. Era un 13 de junio de 1931.
DIRECTOR DE
ASPETA
RICALDI
RAMIREZ RUIZ
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