LAS LEYES NO SON SUFICIENTES PARA DERROTAR A LA CORRUPCIÓN.
Aclaró que las regulaciones son necesarias para la lucha anticorrupción y
pueden funcionar; pero también es recomendable promover valores y principios
sociales o empresariales que generen un sentido de pertenencia. “Cuando algo es
de propiedad común, crea lealtad, desarrolla confianza y nos lleva a tener un
mejor cumplimiento.”
En ese sentido, afirmó que “una cultura anticorrupción exitosa significa
vivir valores y principios y tener una conciencia responsable”; y no
necesariamente es seguir reglas impuestas, porque quien cumple la ley no siempre
es ético.
El experto internacional aseguró que donde la ética y la responsabilidad
social corporativa imperen, vendrá por defecto el cumplimiento de la legislación
y, como consecuencia de ello, una cultura contra la corrupción.
Responsabilidad
Coates destacó la necesidad de que las empresas del sector privado
comuniquen claramente a su personal que existe tolerancia cero con el pago de
sobornos para que todos sepan que se trabaja con el paradigma de la no
corrupción.
Dijo que existe una tendencia a favor de la responsabilidad social
corporativa, que se ha logrado, en parte, por el desarrollo de una cultura
antisoborno o de tolerancia cero ante el soborno.
Coates hizo un llamado a las empresas peruanas a unirse al Pacto Global de
las Naciones Unidas, a fin de que se comprometan a actuar contra todas las
formas de corrupción, incluyendo la extorsión y el soborno.
“Alentaría en especial al sector minero, de gas y petróleo a ser
participante activo del pacto y presentar sus progresos”, declaró Coates al
participar en la Cuarta Conferencia Anticorrupción Internacional.
Sentencias
La Contraloría General ratificó las cifras dadas a conocer por el contralor
Fuad Khoury sobre casos de corrupción sentenciados favorablemente por el Poder
Judicial en los últimos cuatro años.
Mediante su cuenta de Twitter, esta institución informó que de 2009 a 2012
hubo solo 95 procesos penales concluidos con sentencia por delitos de
corrupción, a partir de informes de control.
En cuatro años, unos 257 funcionarios y servidores públicos fueron
sentenciados; solo a nueve se les aplicó pena efectiva; el resto recibió pena
suspendida.
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