El rescate de Cajamarca
Hace más de cuatro siglos se hablaba del rescate del capturado inca Atahualpa, cuya muerte marcó el final de un imperio de esplendor y el cambio radical de nuestro país. Ahora los peruanos y sus instituciones más representativas hablan de la necesidad de rescatar Cajamarca, región rica e histórica, que está sufriendo una severa recesión económica.
Durante meses de protestas y actos violentos generados por la autoridad regional y grupos extremistas que se oponen al proyecto minero Conga, las actividades productivas, el turismo y el comercio de ese departamento norandino estuvieron paralizados, con ingentes pérdidas.
El gobierno del presidente de la República, Ollanta Humala Tasso, ha desplegado grandes esfuerzos por llegar a un consenso mediante el diálogo para garantizar, en primer lugar, la defensa y preservación del agua en las zonas aledañas al emporio minero y, a la vez, generar empleo y desarrollo social para las comunidades involucradas en el proyecto y para la región.
La puerta del diálogo no se cerró nunca y permanece abierta. En forma simultánea, el Ejecutivo, a través de todos los ministerios y otros organismos vinculados con el desarrollo y la lucha contra la pobreza, ha trabajado y continúa haciéndolo en mesas de trabajo en las que participan municipalidades provinciales y distritales, así como comunidades campesinas.
Sin embargo, los conductores de las huelgas y movilizaciones violentas, que incluso costaron vidas humanas, no abandonaron en ningún momento su posición intransigente e intolerante, sin justificación técnica y sin argumentos ni propuestas para llevar a una mesa de diálogo, como corresponde a un país democrático.
Esa actitud cerrada y de franca intención desestabilizadora no fue depuesta ni siquiera con la intervención de los facilitadores del diálogo en representación de la Iglesia católica, monseñor Miguel Cabrejos y padre Gastón Garatea.
Los representantes de los sectores productivos de Cajamarca han informado de las cuantiosas pérdidas que ha sufrido la economía de esa región con efectos negativos para todos, especialmente para los más pobres.
Fiel a su política de diálogo y prudencia, el Gobierno ha determinado que el proyecto Conga ingrese en una fase de suspensión, mientras se privilegian las obras sociales pendientes, reclamadas por muchos años por el pueblo cajamarquino.
Esta decisión ha recibido el respaldo inmediato de sectores importantes para el desarrollo local y regional como la cámaras de Comercio y Turismo, agricultores, asociaciones de ganaderos, y empresas de transporte, entre otros.
Como lo ha expresado el jefe del Gabinete, tras la suspensión de Conga, aceptada por la empresa minera, llegó el momento de privilegiar la agenda de desarrollo de Cajamarca, para lo cual se espera la colaboración del gobierno regional, que ya no tiene pretextos para paralizar a la región; así como de las municipalidades provinciales y distritales y de la empresa privada.
"Queremos exhortar al presidente regional a que asuma su responsabilidad, a que haga las obras que tiene que hacer, que produzca los resultados que todos esperan de él para que Cajamarca sea la mejor región del país", expresó hace unos días el titular de la PCM, Juan Jiménez.
Además de los sectores productivos de Cajamarca, en Lima la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep) declaró que el sector empresarial está dispuesto a invertir en la región por su gran potencial minero y turístico, para superar la recesión regional. Cajamarca merece un gran futuro.
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