Cipriani Fujimori
Nadie le puede impedir a Cipriani hablar sobre el indulto. Lo que no puede hacer es usar su cargo eclesiástico para defender a Fujimori, condenado por crímenes de lesa humanidad en un juicio limpio con todas las garantías nacionales e internacionales.
Dice que el indulto está lo suficientemente maduro y que el Presidente no debe esconderse en el médico o la ministra.
No puede esperarse otra cosa de él, pero algo puede hacerse porque la iglesia no puede quedar tan mal. Por gente como él, los templos católicos están cada vez más vacíos en todos los barrios. Él, en vez de atraer seguidores, lo que hace con su palabra es alejar a los fieles o dividir a los católicos.
En realidad, los católicos merecemos más que Cipriani, un hombre manchado por la polémica, alejado de la justicia de los que menos tienen y defensor de los poderosos. No tengo autoridad para decirlo, pero estoy seguro que, si Cristo volviera, pondría en su sitio a este hombre que se ha puesto sotana naranja de la política
Los católicos merecemos un cardenal que una al país con la luz de su palabra, que luche por la justicia y que enseñe con sus actos el mensaje de Cristo, quien entregó (entrega) su gran corazón inmenso a todos los hombres y mujeres de esta tierra.
Cipriani ha sido siempre un defensor activo de la dictadura fujimontesinista, tanto que llegó a decir que la Coordinadora Nacional de derechos humanos es una cojudez.
Tiene siempre mala espina, por eso los niños, que siempre están con las antenas atentas, no se le acercan como a los religiosos de buen corazón.
Es verdad. Si quiere hacer política, que deje la iglesia, que cuelgue la sotana, y que se inscriba en el partido de Keiko.
No puede esperarse otra cosa de él, pero algo puede hacerse porque la iglesia no puede quedar tan mal. Por gente como él, los templos católicos están cada vez más vacíos en todos los barrios. Él, en vez de atraer seguidores, lo que hace con su palabra es alejar a los fieles o dividir a los católicos.
En realidad, los católicos merecemos más que Cipriani, un hombre manchado por la polémica, alejado de la justicia de los que menos tienen y defensor de los poderosos. No tengo autoridad para decirlo, pero estoy seguro que, si Cristo volviera, pondría en su sitio a este hombre que se ha puesto sotana naranja de la política
Los católicos merecemos un cardenal que una al país con la luz de su palabra, que luche por la justicia y que enseñe con sus actos el mensaje de Cristo, quien entregó (entrega) su gran corazón inmenso a todos los hombres y mujeres de esta tierra.
Cipriani ha sido siempre un defensor activo de la dictadura fujimontesinista, tanto que llegó a decir que la Coordinadora Nacional de derechos humanos es una cojudez.
Tiene siempre mala espina, por eso los niños, que siempre están con las antenas atentas, no se le acercan como a los religiosos de buen corazón.
Es verdad. Si quiere hacer política, que deje la iglesia, que cuelgue la sotana, y que se inscriba en el partido de Keiko.
Martha Chávez se parece a Cipriani
Casi hablan el mismo lenguaje, con los mismos giros, con las mismas palabras. Si usted escuchara con atención las palabras de la Fujimorista Martha Chávez, en algún pasaje de su alocución, se dará cuenta que aquellas palabras se parecen mucho a las que suelta Cipriani, ese hombre que se ha puesto la sotana naranja y ha emprendido una lucha por el indulto de Alberto Fujimori.
Incluso son muy parecidos los tonos que los dos le ponen cuando pronuncian la palabra Fujimori, el ingeniero, el expresidente.
Los dos aborrecen a cualquier organismo que defiende los derechos humanos, y hasta sueltan lisuras para calificar a estas instituc.iones.
Los dos creen que Fujimori debe estar fuera de la cárcel porque lo que hizo fue para salvarnos de los terroristas, que es un hombre que ha luchado por nuestro país. Hay que perdonarlo, dicen.
Los dos creen que el presidente Ollanta Humala se está demorando mucho en decidir si le dará o no la gracia presidencial al hombre que dirigió con Montesinos la dictadura que dejó al país en la ruina moral.
Sería interesante verlos juntos, mejor aún, escucharlos tomando un cafecito. Los dos deben reírse de las mismas cosas y las mismas cosas seguramente les ponen furiosos. No sé, pero creo que los dos no saben qué significa la palabra justicia.
Seguramente se llevan muy bien y es posible que escuchan la misma Música y lean los mismos diarios.
Si lo tuvieran a Fujimori cerca le dirían: “Señor presidente, siempre será un gusto servirlo a usted en todo lo que usted quiera.
Los dos aborrecen a cualquier organismo que defiende los derechos humanos, y hasta sueltan lisuras para calificar a estas instituc.iones.
Los dos creen que Fujimori debe estar fuera de la cárcel porque lo que hizo fue para salvarnos de los terroristas, que es un hombre que ha luchado por nuestro país. Hay que perdonarlo, dicen.
Los dos creen que el presidente Ollanta Humala se está demorando mucho en decidir si le dará o no la gracia presidencial al hombre que dirigió con Montesinos la dictadura que dejó al país en la ruina moral.
Sería interesante verlos juntos, mejor aún, escucharlos tomando un cafecito. Los dos deben reírse de las mismas cosas y las mismas cosas seguramente les ponen furiosos. No sé, pero creo que los dos no saben qué significa la palabra justicia.
Seguramente se llevan muy bien y es posible que escuchan la misma Música y lean los mismos diarios.
Si lo tuvieran a Fujimori cerca le dirían: “Señor presidente, siempre será un gusto servirlo a usted en todo lo que usted quiera.
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