Ministro de Energía y Minas bajo permanente
suspicacia
El “gabinete bajo sospecha” es como se
debería llamar al Consejo de Ministros actual. Ya son tres titulares de cartera
que se han convertido en el centro de la atención por posibles
incompatibilidades entre su función pública y su actividad profesional o
laboral. Desde el primer día han sido el blanco de los medios de comunicación:
el Premier René Cornejo y el caso de la empresa Helios, aún no aclarado
suficientemente; la ministra de la Mujer, Carmen Omonte y las contrataciones
con el Estado por parte del que en su momento era su esposo; y el ministro de
Energía y Minas, Eleodoro Mayorga, por su participación en el Estudio
Laub-Quijandría, donde era socio y los clientes de este bufete tienen una serie
de temas pendientes en la dependencia que él conduce.
Me quiero referir a este último caso, pues dada que la agenda del sector
Energía y Minas es extensa, habrá más puntos controvertidos en donde se va
poner en tela de juicio la actuación del ministro Mayorga, que ya está en
problemas con menos de dos meses en el cargo. No se trata de crear
desestabilización, pues la necesidad de dar soluciones a lo heredado requiere
conocimiento y si algo no se le puede negar al ministro es que conoce y trabaja
en el área. Lamentablemente ese hecho que es su fortaleza también es su máxima
vulnerabilidad, siempre se le tratará de asociar a conflicto de intereses.
Su salida está en que tiene que dar señales que tiene independencia en el
cargo y eso pasa por varias acciones, empezando por la remoción inmediata en su
totalidad de los directorios de Perupetro y Petroperú. En el primer caso por su
incompetencia por no haber podido otorgar los lotes de hidrocarburos con
contratos vencidos o por vencerse en un proceso de competencia, y haber decidido
renovarlos, generando fundadas suspicacias. En el segundo caso pues siendo el
ministro el Presidente de la junta de accionistas de Petroperú, ha debido dar
una señal de actuación enérgica ante un aumento de sueldos injustificado que ha
generado más deterioro en la exangüe imagen gubernamental. Lo que vale en
política, y el cargo que tiene es político, son las señales públicas y su
inacción en los casos mencionados, lo hace aparecer como coparticipe de lo
realizado.
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