INTERESES PRIVADOS EN CONFLICTO CON INTERESES ESTATALES.
El affaire del
Ministro Eleodoro Mayorga, accionó las alarmas en un tema que ha venido siendo
soslayado sistemáticamente por el “humalismo”: la frontera donde los intereses privados colisionan con
los del estado, con aprovechamiento tendencioso por el gobierno. El misterio de
la Santísima Trinidad del aparato gubernamental, tres actores distintos:
privados, estado y gobierno y un solo Dios verdadero, el interés ciudadano. No
es que el gestor privado esté en colisión con el del estado por definición, pero
cuando se abdica de defender a éste último a favor del primero, la actitud es
reprobable.
Extender los contratos
de los lotes productores de hidrocarburos, firmados en la década de los años 90,
donde no había opción pues el Perú aún no generaba suficiente confianza a los
inversores, requería un cambio de postura en los últimos años donde debido al
buen ganado prestigio internacional estamos en capacidad de exigir mejores
condiciones; es una negligencia y ese es el caso de Interoil. Se nos pretende
engañar al decir que no había alternativa pues de lo contrario se perdían cerca
de 45 millones anuales de regalías. Se hubiera evitado si en los casi los tres
años de este gobierno hubiera habido la vocación de gestionar nuevos contratos.
Por eso es falaz la defensa de los señores Castilla, Kuczynski, Mayorga y Humala
No solo es el caso
anterior, sino los que se vienen, como el Sistema de Transporte de Gas Natural y
Gasoducto Sur Peruano. El no reconocer la puesta en operación comercial para el
2016 de la llamada zona de seguridad, que son las vías alternas a la
infraestructura existente, es poner innecesariamente en riesgo el suministro de
electricidad y gas licuado de petróleo, siendo los únicos beneficiarios aquellos
que no están en la facultad de poner en operativas las construcciones para la
fecha indicada.
Tampoco es compatible
con lo que se requiere para salvaguardar las arcas fiscales si no se garantiza la intangibilidad de los
cofinanciamientos con recursos públicos de determinadas obras como el Metro de
Lima o el Aeropuerto de Chincheros.
El gobierno nos
trasmite una visión engañosa de la realidad: piensa obtener réditos políticos
por logros que se hacen en desmedro del interés público.
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