martes, 4 de junio de 2013

O P I N I Ó N

EL NUEVO POPULISMO Y EL ESTADO DE DERECHO
 
 
Hace unos meses Diego Armando Maradona, durante el cierre de campaña de Nicolás Maduro en Venezuela, usaba una camiseta que con letras sobresalientes decía: "Maduro Presidente". Los balones de fútbol autografiados que regalaba "El Pelusa", a diestra y siniestra, no se hacían esperar, con ello se buscaba el voto de los amantes del fútbol a favor de la causa chavista.
Hace unos años en Argentina, el grupo del partido peronista habría ordenado comprar cerca de mil documentos de identidad a aborígenes de la comunidad Wichi para usarlos a su favor en las elecciones legislativas de 2009. Los testimonios se conocieron después de que la justicia federal procesara a los implicados, por el delito de retención indebida de documentos.
Algo similar ocurre en nuestro país desde el inicio del siglo pasado. Se ha pretendido comprar conciencias a un precio módico, a través de raciones de comida, artefactos, agua, celebraciones o, sencillamente, aportes económicos dirigidos, no solo enmarcados como una política asistencial, sino como una perversa estrategia con un claro propósito de alcanzar réditos políticos de carácter electorero.
 
Estos hechos se agravan cuando los recursos para los fines expuestos provienen de fondos públicos. Vemos con sorpresa que estas maniobras se pretenden justificar indicando que "la población lo necesita".
 
Estas prácticas en la literatura política se conocen comúnmente como "populismo", entendiéndose como un modo de vinculación política entre un patrón y un cliente construido sobre la base de relaciones desiguales, en la que el patrón tiene los recursos y el cliente la necesidad y la obligación de guardar lealtad y apoyo político.
 
Estos estilos de hacer política se repiten hoy y eso es grave porque ahondan la pobreza y oprimen sobremanera la dignidad de los peruanos y peruanas aprovechándose de su necesidad.
 
Asimismo, ponen en riesgo la gobernabilidad democrática y el estado de derecho, toda vez que estas formas implican corromper y restringir la libertad y manipular la voluntad popular. ¿Con estos métodos aspiramos a sentar las bases estructurales del desarrollo del país? Estoy convencido de que no.

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