martes, 4 de junio de 2013

N A C I O N A L

La corrupción en el Perú      
 

Javier Valle-RiestraAcaba de salir un libro póstumo de Alfonso W. Quiroz: “Historia de la corrupción en el Perú”. Es un excelente trabajo en el que se estudia ese delito desde los días coloniales. Se habla del virrey Amat, el más contumaz de todos los representantes del monarca quien llegaba incluso al extremo de hacerse pasar por guardián de Palacio para recibir incógnitamente las coimas ínfimas que tenían un destino menor, ujieres. José Gálvez Barrenechea me contaba que en la calle de Monopinta, vivía un Oidor venal que presumía de santo. Un día, a un litigante le dijo “no conozco normas que lo apoyen”. El interesado le dijo, mañana se las traigo. Se presentó al día siguiente con cuatro bolsas y le dijo, “Señor, allí están las normas”. Se ha equivocado usted, replicó, “mi convicción es que falta un tomo”.
 
La parte más interesante es la República; se estudia allí el contrato Dreyffus. Se habla también de Henry Meiggs, el norteamericano contratista de los ferrocarriles, insuperados en altura hoy. Y pese a que salió fugitivo de San Francisco (donde se desempeñaba como concejal), no lo acusa, sino que lo elogia como gran empresario.
 
El libro tiene siete capítulos; el primero, analiza las raíces coloniales de la corrupción administrativa en el que por monopolios, privilegios y cargos oficiales comprados se realizaban maniobras dolosas; el segundo, se explaya en el legado de la corrupción colonial ya dentro de la independencia. Recuerda como el dominio de los caudillos, permitía el despojo y la expropiación, el saqueo “patriótico”, una diplomacia venal y un contrabando arraigado. El tercero, evalúa el choque que la corrupción tuviera sobre las políticas financieras y comerciales, la complicidad dolosa que dio lugar a perder los dividendos del guano.
 
El cuarto se concentra en el difícil renacer del Estado peruano después de la guerra con Chile, así como el surgimiento de Augusto B. Leguía, quien pese a desarrollar el Perú, mantuvo el control dictatorial recurriendo a métodos disolutos. El quinto versa sobre la turbia situación política y económica a partir de la crisis que comienza en la década de 1930. El sexto se concentra en el fracaso de los gobiernos democráticos del periodo de 1963 a 1969. Y el sétimo analiza la compleja situación corrupta del gobierno de Fujimori.
 
El libro evidentemente se ocupa de la corrupción bajo Echenique y, sobre todo, del oncenio nefasto de Leguía, quien si bien no robó y no dejó más bien que su domicilio de la calle Pando, toleró, en cambio, que otros lo hicieran. Las hazañas dolosas de su primogénito Juan son la prueba, aunque se redimió acompañando a su padre en la celda penitenciaria en la que pasó sus últimos días.
 
Finalmente, hace cálculos estimados del costo histórico de la corrupción en el Perú. Afirma que el promedio, en la década de 1990, alcanzó un monto de alrededor de mil cuatrocientos nueve millones de dólares anuales, equivalente al 34% del gasto gubernamental anual. ¡Como hemos soportado!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario