lunes, 3 de junio de 2013

E D I T O R I A L

REPULSA LEGÍTIMA: TALARA EN GRAVE INSEGURIDAD CIUDADANA

Talara es una ciudad petrolera que no se recupera de la difícil situación de enfrentar un proceso de corrupción municipal; de esto ahora pasa, a encarar dos muertes por asalto criminal producidas en las últimas 72 horas.

Primero, el trabajador cambista Julio León Peña (60) quien recibió 20 impactos de bala por parte de una banda de gánsteres quienes lo asaltaron casi en las inmediaciones de su domicilio (Urb. Fonavi). El segundo, un humilde pescador víctima de la "Ley del Hampa", lo sentenciaron a morir por haberles impedido la comisión de dos delitos.

Hechos fehacientes que califican determinando la elevada inseguridad ciudadana, amenazante desde mucho tiempo atrás. Situación que permite de modo determinante asegurar que los sistemas de seguridad a cargo de la PNP, Cuerpo de Serenazgo, Ministerio Público, Gobernación, no funcionan. Los estamentos existentes son puro parapeto, oficinas y organismos administrativos productores de ineficacia, negociados, conveniencias y burocracia, mercantilismo de la justicia.

Los hechos criminosos de las últimas 72 horas lo dicen y confirman todo. Talara es una ciudad insegura expuesta a la acción descarada de mafias delincuenciales que tiene bajo su dominio la situación. Hace algunos días escribimos sobre "La Universidad del delito" en este medio petrolero, hoy estos crímenes confirman las opiniones.

Y como todo tiene una explicación en la vida, convencidos decimos que el origen de esta involución social, se debe a que la tareas que corresponde desarrollar a la PNP. se encuentran orientadas en defender intereses extraños antes que asumir el deber tutelar hacia la ciudadanía. La institución policial se encuentra abocada en cuidar instalaciones de empresas petroleras, cadenas potenciales de tiendas como "Plaza Vea", Cajas de Ahorro Municipales; todo cuidan y protegen, menos la vida e interés ciudadano.

Los estamentos de la Justicia por su lado, inoperantes, lentos. Ninguno de ellos funciona respondiendo a la peligrosa coyuntura social, eso explica la consolidación del imperio del delito. En la ciudad capital petrolera del Perú, se cometen asaltos y toda forma de mil delitos, los autores muy conocidos son capturados pero en poco tiempo ya se encuentran respirando de plena libertad. Esta realidad lo sabe toda la ciudadanía conociendo de memoria los nombres de los conocidos malhechores.

Lo mas extraño -digno de Ripley- es enterarse que son la mismas autoridades quienes extienden contratos a los jefes y miembros de estas bandas. Así por ejemplo, las autoridades municipales permiten que sus contratistas que ejecutan obras, las realizan contratando como operadores a esta gente del hampa. El Palacio Municipal, cuya administración está sentada en el banquillo de los acusados por corrupta, tiene en su interior una buena planilla de hampones que la sostienen y protegen.

Cuando la vindicta ciudadana cursa un pedido al Jurado Nacional de Elecciones pidiendo vacancia para alcaldes delincuentes, este organismo lejos de castigarles aplicando la Ley, los : protege, defienden, encubre. Aquí está el caso del alcalde de Talara que ese organismo encontró limpio de polvo y paja, sin embargo, la realidad lo vincula con una buena carga de delitos.

Este comentario refleja una facción de lo caótica de una situación en un medio social desvinculado de la asistencia y protección y seguridad del Estado. Se trata de un grupo ciudadano que con toda legitimidad demanda consecuencia, protesta por la orfandad social que la obligan en asumir. Talara pide urgente atención.

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