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miércoles, 19 de marzo de 2014

La Tribuna

Golpean la puerta
 
Sostengo reiteradamente que la arquitectura constitucional del Perú es apócrifa. Es fruto histórico de un golpe de Estado. Por eso me pregunto, ¿por qué surgen las revoluciones? No son la voluntad de un hombre. La revolución francesa no fue decisión de Voltaire, Diderot, Montesquieau o Rousseau; la rusa no fue obra de Lenin, ni la cubana decisión de Fidel Castro. Son circunstancias históricas que se confabulan con la infraestructura social y económica. Ninguno de esos grandes jerarcas habría podido actuar si los cimientos de la sociedad no estuvieran predispuestos.
 
Ni Francia, ni Rusia, ni Cuba, se hallaban en la miseria. Sin embargo, protagonizaron las sísmicas convulsiones que conocemos. Bajando de categoría, vengamos al Perú. ¿Por qué se produjo la revolución sanchezcerrista del 22 de agosto de 1930? Leguía pese a sus infracciones constitucionales, era un hombre popular. La situación económica, pese a la crisis mundial, no era pésima.
 
El tema constitucional evidentemente había afectado la fisonomía legal del régimen. Se reeligió don Augusto en 1923 y en 1927 culminando así tres periodos aunque ya había tenido uno antes, de 1908 a 1912. Leguía hizo entrar al Perú en el siglo XX. Era un hombre moderno. Había vivido muchos años en Inglaterra y quiso modernizar al Perú como lo demuestra la magnífica biografía preparada por Carlos Alzamora.
 
¿A qué viene esto? Quiero probar mi temor de estar viviendo en una república condenada a una revolución social. Los poderes del Estado están en quiebra. El poder judicial es un ente sometido a los dictados palaciegos y políticos. El parlamento es un ser trunco, unicameral, rompiendo una tradición bicameral de ciento cincuenta años. El Tribunal Constitucional, novísima institución, pero impregnada de todos los males del ayer. Carece de autonomía y su propia sobrevivencia le quita legitimidad porque sus mandatos están vencidos con solo una excepción. Se habla de riqueza en el Perú, pero las masas están hambreadas. Parlamentarios con prestigio se les puede contar digitalmente: García Belaunde, Mulder, Velásquez Quesquén y dos o tres más. O sea que no hay autoridad lideresca ante el país.
 
Estamos redactando subliminalmente el manifiesto revolucionario. Ya lo leo: el día de ayer se sublevaron las guarniciones juntamente con las universidades e impusieron una junta de trabajadores manuales e intelectuales. Piensan reconstruir el país siguiendo viejas esencias democráticas. Ojalá no acontezca.

martes, 21 de enero de 2014

LA TRIBUNA

GOLPE DE ESTADO DEMOCRÁTICO.

Imagen de Javier Valle RiestraLa prensa antiaprista, singularmente, el diario “La Primera” --dirigido por Lévano, a quien, empero, aprecio muchísimo--, me quiere sindicar como golpista. ¿Por qué? Porque en el local del partido expuse el viernes pasado, juntamente con otros jerarcas --Del Castillo, Mulder, Cabanillas, Quezada, Gonzales Posada--, sobre el caso de Alan García y la sentencia emitida por la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia.

Expliqué el afer, denuncié que se pretendía someter a antejuicio a Alan apoyándose sofísticamente en dicho fallo. Insistí en que se declaró nulo todo lo actuado por la Comisión multipartidaria encargada de investigar la gestión de García como presidente a partir de la citación del 8 de marzo, lo que implicaba la nulidad de los actos posteriores. Pero, esa resolución tiene un radio de acción mayúsculo. Por la forma en que está redactada, no hace viable restaurar la investigación parlamentaria nulificada. Ha quedado baldada porque ha tachado de nulo el reglamento.

Los enemigos del Apra y míos, han pretendido sostener que yo propuse un golpe de Estado. Falso. Lo manifestado por mí fue que manteniendo el statu quo, debíamos revolucionariamente, es decir, sin reglas preestablecidas, convocar a una asamblea constituyente para que una vez electa por el pueblo, actuase paralela al Congreso actual y al Presidente Humala, que seguirían en sus mandatos. Afirmé que no podíamos continuar con la arquitectura pseudo constitucional de hoy, herencia del fujimorismo. La asamblea constituyente podría restaurar total o parcialmente la Charta de 1979 y crear un bicameralismo diferente.

Una Cámara de Diputados con un mandato de treinta meses y disoluble; y un Senado indisoluble integrado por un sector funcional (las iglesias, los sindicatos, las universidades, las fuerzas armadas). Eso es lo que llamé golpe de Estado democrático porque co-existirían los actuales Jefe de Estado y Parlamento con la Asamblea. Lógicamente se mantendría en la nueva Carta al Tribunal Constitucional, pero, reforzado, dándole la facultad de legislar para enmendar inconstitucionalidades y a la Defensoría del Pueblo plenipotenciaria. Insistir en la doble vuelta electoral.

En la Francia del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, no solo hubo doble, sino, triple vuelta en busca de mayoría absoluta. No vamos a llegar a esa postulación extremista, pero, necesitamos un jefe de Estado que represente a la nación y dos Cámaras que sean espejo de las regiones. Resolvamos el tema. Elijamos una asamblea constituyente paralela.

martes, 14 de enero de 2014

LA TRIBUNA


Cipriani no es cavernario


Imagen de Javier Valle RiestraTengo ochenta y dos años y setenta de aprismo. Siempre, –incluso en mis etapas más termocefálicas, como la de simpatía por Fidel Castro–, he estado identificado con la Iglesia. Esta posición se actualiza a raíz de las reprochables y egolátricas declaraciones de Vargas Llosa contra Juan Luis Cipriani. Vargas Llosa tiene delirio de Cónclave Vaticano y pide la destitución del Cardenal.

En declaraciones a “La República”, el escritor expresó textualmente: ‘Yo creo que hay que esperar del papa Francisco que estas autoridades de la Iglesia que representan las cavernas vayan siendo removidas y reemplazadas por obispos y arzobispos que estén mucho más impregnados de la mentalidad de cercanía, de justicia social que representa aparentemente el papa Francisco. Hay que desear que la nueva política del Vaticano llegue al Perú también’. Estas declaraciones además de injustas, son pintorescas porque provienen de alguien que se jacta de ser agnóstico; es decir, un desopinado en materia religiosa.

El Cardenal le ha replicado firmemente al afirmar que puede haber gente muy ilustrada que afirme “este cardenal es un cavernario, antiguo, que no tolera a nadie, que es un desastre, pero procuro enseñar lo que me enseñó la Iglesia”. Alegó además: no somos unos cavernarios que estamos hablándoles a los genios del progreso, solo me parece que para las personas sencillas que son mi público, estoy hablando las cosas con mucho cariño. Con esto no pretendo en lo absoluto descalificar a Vargas Llosa. Literariamente tiene un valor; aunque no le habría dado el Premio Nobel, agregó.

Aspiro a refutarlo, simplemente, porque no es viable que un incrédulo religiosamente pretenda reivindicar valores de la Iglesia. Recordar que el catolicismo ha luchado siempre por la reforma. Cometió el error de enfrentarse a los planteamientos primigenios de Lutero (Siglo XVI) que era solo un ortodoxo, pero si no se hubieran tomado medidas contra él y se hubiera asimilado muchos de sus contextos, la iglesia no se habría escindido.

La conducta posterior de Lutero a su expulsión, destrozó lo que ucrónicamente hablando pudo ser altamente positivo para el catolicismo. Hoy el Papa, con gran visión histórica está tratando de remediar las secuelas de lo acontecido en el siglo XVI. Si no aparecen saboteadores, el espíritu de las iglesias reformistas se disipará y podrá producirse un fenómeno de re-asimilación de lo que se dispersó. Nada nos separa. Todo nos une. Cristo es el eje.

miércoles, 8 de enero de 2014

LA TRIBUNA

27 DE ENERO 2014: HORA CERO.
 
 
Imagen de Javier Valle RiestraEn solo un par de semanas, y luego de seis años, el próximo veintisiete de enero, conoceremos, finalmente, la decisión del Tribunal de La Haya, respecto a la demanda que presentamos contra Chile, por el plus-secular conflicto marítimo que tenemos desde antaño. Yo no confío plenamente en la decisión de la Corte Internacional de Justicia. Sus sentencias en casos análogos o de derecho del mar, son eclécticas, tal como sucede en el caso de Colombia con Nicaragua.
 
Esto es sumamente interesante porque el tema es el epílogo plus-centenario del conflicto bélico de 1879 entre Perú, Bolivia y Chile. Lamentablemente, el Tratado Rada Gamio – Figueroa Larraín de 1929, no puso punto final al tema porque no definió el asunto de las aguas marítimas que hoy se debate en la CIJ. Entonces, no había una concepción del derecho del mar, la cual ha sido desarrollada posteriormente y que nos reconoce derechos adquiridos. Nuestra tensión fronteriza con Chile tiene así ciento treinta y cuatro años.
 
No estemos animados para un triunfo total y aunque lo tuviéramos, Chile, tras su máscara socialista, oculta una posición prusiana, militarista e imperial. Recordemos que Chile no cumplió con lo establecido en el Tratado de Ancón de 1883 y saboteó la posibilidad del plebiscito para definir la situación de Tacna y Arica ocupadas (1893). Por eso, Leguía firmó en 1929 el aludido tratado, en cuya virtud cedimos Arica, pese a su peruanidad mantenida, incluso, cincuenta años después de la derrota.
 
De allí se desprende que la fórmula adoptada por la Constitución de 1979, caracterizó al “dominio marítimo” como un concepto amplio y compatible con la Convención del Mar que en ese entonces el Perú venía negociando. En buena cuenta se entendía que el “dominio marítimo” no era equivalente al mar territorial, sino que además de comprender este espacio, también se entendía a los que hoy conocemos como zona económica exclusiva. En resumen, el Tribunal deberá aplicar los principios de la Convención del Mar pese a que Perú no la haya ratificado, ya que es la nueva ley del mar de las naciones. Su Constitución del mar.
 
Es una Convención que ya funciona en cerca de doscientas naciones. ¿Qué vaticino? Una victoria del Perú en la CIJ no sería respetada por Chile. Una victoria chilena reabriría las heridas existentes. Una solución ecléctica provocaría a ambas partes. Entramos así a una situación brumosa. No vaticinable.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

La Tribuna

RIESGO DE GOLPE DE ESTADO.
 

Imagen de Javier Valle RiestraDaniel Abugattas, ex Presidente del Parlamento y un hombre visionario, vaticina un golpe de Estado. Afirma que se están buscando las pretextaciones. Y aunque no comparto totalmente sus tesis para sostenerlo, ha revelado que está en marcha una maniobra política para desestabilizar el gobierno y crear división en las fuerzas armadas. Creo, efectivamente, a veinticuatro meses de comenzado el régimen de Ollanta Humala, que las premisas objetivas para un coup d´etat, están sobre la mesa.
 
En primer lugar, el régimen de Humala está absolutamente descapitalizado y él ha perdido sus condiciones de caudillo, aunque fue un líder a medias, ya que no es un orador ni un agitador. Pero, los pretextos golpistas están dados. Se mantiene el edificio constitucional del fujimorismo en entredicho con las viejas tradiciones bicamerales y democráticas de nuestras cartas magnas.
 
El unicameralismo es un factor acelerador; por primera vez existe veinte años seguidos. Atenta contra nuestro constitucionalismo consuetudinario. Los viejos parlamentos siempre han tenido líderes. En 1931, teníamos a Manuel Seoane, a Luis Alberto Sánchez, de nuestro costado, y al frente, a eminencias como Víctor Andrés Belaúnde. En 1945, tuvimos nuevamente a Luis Alberto, diputado o a Manuel Seoane, senador. Era tal su poder que sin tener mayoría absoluta el Apra, zarandeó al antiaprismo.
 
Tuvieron que reaccionar los ultramontanos paralizando el Senado por el ausentismo lo que determinó el pretexto para el golpe del Estado del 27 de octubre de 1948 que entronizó por ocho años al siniestro odriísmo. Se restauró la libertad en 1956 con un grave defecto que la truncaba; las elecciones habían sido libres, pero, no se permitió la presencia de apristas en el Congreso, salvo de algunos cuantos colaboradores. Cuando el militarismo vio en 1962 que Haya podía ganar las elecciones, dio un golpe de Estado, que permitió la nulidad electoral de ese año, aunque Haya sacó, en 1963, más votos que en el anterior comicio. También terminó en un desastre.
 
El militarismo dio el golpe de Estado demagógico, capitaneado por Velasco. Solo se salió de eso, con la Asamblea Constituyente, presidida simbólicamente por el Jefe, quien murió al día siguiente de promulgada la Constitución. Esa Carta que era excelente, fue efímera porque Fujimori dio el golpe del 5 de abril, liquidando el sistema y convocando a una Asamblea Constituyente para deshacer la obra democrática. Es pues la nuestra una historia de golpes. ¿Tenemos, ad portas, otro? Sí.

jueves, 21 de noviembre de 2013

LA TRIBUNA

PROHIBIDO OPINAR.
 
 
La semana pasada el exPresidente Fujimori sostuvo una conversación, a través de un teléfono público, con un conocidísimo periodista radial. Esta fue posible por la colaboración de dos congresistas de su bancada, quienes impidieron el ingreso de los agentes penitenciarios a la enfermería del penal de Barbadillo, donde el exmandatario purga condena. Como el aparato se encuentra dentro de la enfermería, cuando agentes del INPE quisieron que colgara, los parlamentarios les cerraron el paso para impedirlo.
 
El jefe del INPE, José Luis Pérez Guadalupe, ha anunciado que Fujimori será procesado y sancionado por haber concedido una entrevista telefónica a un medio de comunicación, que eso está prohibido según las normas, que incluso se cancelará la línea y hasta se retirará el teléfono de ese lugar. Algo más, la Comisión de Ética del Parlamento evalúa la posibilidad de someter a los congresistas Julio Gago y Kenji Fujimori a una investigación por supuesta inconducta funcional y de ser el caso hasta sancionarlos suspendiéndolos de sus labores; pese a que no estaban en actividad parlamentaria. Siempre la venganza burocrática.
 
Pero, hay opiniones divididas. Unos piensan que no se le ha prohibido la libertad de expresión. No podrían.  Y que la sentencia impuesta es una privativa de su libertad ambulatoria y una pena de inhabilitación y justifican el audio, en tanto que se trató de una llamada telefónica grabada en el exterior del centro de reclusión. Mientras que otros señalan que constituye una falta grave dar declaraciones a los medios de comunicación sin autorización previa y que como cualquier interno privado de su libertad no puede incumplir el reglamento. Siempre los inquisidores.
 
Empero, más allá de lo que digan las normas, se trata de un acto de humanidad referido a un sentenciado, cuasi octogenario y que ha desempeñado la más alta magistratura de la República. Este es un país en que solo se piensa en la venganza, en las denuncias penales, en las sentencias punitivas. La política está penalizada.
 
El espíritu de la inquisición gobierna al Parlamento. Por eso, la conducta de Alan García y de Mauricio Mulder es ejemplar. No han claudicado ante las amenazas. Han reconocido el derecho de un reo de poder expresarse. Nadie puede ser condenado a no escribir, a no pensar, a no hablar públicamente. De las cárceles han salido grandes libros. Lo testifican los escritos por apristas durante sus carcelerías, como los de Juan Seoane Corrales.           
 
 

jueves, 7 de noviembre de 2013

LA TRIBUNA

LA PRÁCTICA PERUANA DEL ASILO


El asilo de Haya, lo recuerdo ante la proximidad del 20 de noviembre, fecha en que la CIJ, expidió una sentencia ambigua, que no definió debidamente el refugio de Víctor Raúl; pero luego de una segunda demanda, se transigió y Haya salió, finalmente, en libertad.
 
Recordar que la dictadura militar no solamente concedió salvoconductos en 1948 y 1949 a líderes apristas perseguidos y procesados juntamente con Haya, como Sánchez, Seoane, Townsend, sino que, fuera del escenario americano, durante la guerra civil española albergó en nuestra Embajada madrileña a “nacionalistas”.
 
Decenas de asilados marcharon rumbo al puerto de Valencia escoltados por convoyes republicanos. Como lo recuerda Alberto Ulloa, en 1836 se asilaron en la fragata francesa “Flora” el General Castilla y otros perseguidos; en 1855 en diversas legaciones el General Echenique y miembros de su Gobierno; en 1865 el General Diez Canseco en la legación norteamericana; en 1865 el General Pezet y miembros de su Gobierno sometidos al ad hoc Tribunal Central, se refugiaron en la Embajada francesa y, pese a que el canciller reclamó su entrega después de breve debate, marcharon al ostracismo; sin embargo el Ministro Pacheco declaró que el asilo era excepcional y que renunciaba a ese privilegio para sus locales en el exterior.
 
Pero la doctrina Pacheco fue efímera y circunstancial. Roberto Leguía, vicepresidente de la República se asiló dos veces en la Embajada de Italia en 1914; Alberto Ulloa en ese mismo año en la Embajada de Bolivia y Augusto Durand, lo hizo en la legación argentina, colindante con su casa, a la que volvía furtivamente por las noches aprovechando de unos corredores camuflados. Durante el oncenio se asilaron Manuel Vicente Villarán, Arturo García y José María de la Jara y Ureta, en las legaciones de Colombia, Ecuador y Argentina respectivamente. Caído el régimen de Leguía, se asilaron en la Embajada de los EEUU dos hijas, un yerno y tres nietos del ex Presidente, pese a que el país asilante no reconoce el asilo.
 
Alberto Salomón y José Leguía Swayne obtuvieron en octubre de 1930 y abril de 1931 sus pasaportes para viajar a Bolivia y Brasil con cargo al trámite de la solicitud de extradición, la que no fue presentada. Tampoco habría prosperado porque estaban sometidas a una magistratura ad hoc y ex post facto como lo fuera el Tribunal de Sanción Nacional (1930). Y esta es una doctrina indiscutible.     

miércoles, 23 de octubre de 2013

LA TRIBUNA

EL VIAJE DE PRADO.
 
 
La escala técnica del presidente Humala en París se ha dramatizado. Estaba de viaje con autorización parlamentaria rumbo a Indonesia. Durante su aterrizaje en la ville lumiere, se entrevistó informal y no protocolarmente con el jefe de Estado francés. No fueron días ni horas; solo cuarenta y cinco minutos. Esto se ha querido magnificar y tergiversar para presentarlo como una infracción constitucional. Absurdo fanatismo.
 
El único viaje presidencial condenable en el Perú ha sido el del general Mariano Ignacio Prado, en diciembre de 1879. Dicho presidente, regresó de Arica a Lima, luego de participar en combates contra Chile. José María Quimper, nos dice en un manifiesto: “que cuando tuvo conocimiento de los recursos económicos con que el país contaba; de los encargos hechos y de los elementos de todo orden que tenía preparados, fue irresistible su deseo de marchar personalmente a Europa y Estados Unidos”. Viajó con el seudónimo “John Christian” a bordo del buque “Paita”. La Puerta, el vicepresidente, fue derrocado por Nicolás de Piérola, quien ya había manifestado que: “Tanto el señor general Prado como el señor general La Puerta, han llegado a ser imposibles como jefes de la nación”.
 
Esa salida siniestra, fue considerada entonces –como hoy– una traición, una deserción. Se apoyó tinterillescamente en un decreto promulgado por Prado el 18 de diciembre en el que se autorizaba a sí mismo para salir del Perú en virtud de la resolución legislativa del nueve de mayo de 1879. Pero ese argumento era falaz, porque esta norma lo facultaba a abandonar el territorio patrio hacia el sur; a combatir militarmente en territorio altoperuano al invasor chileno.

 Por eso, en veintidós de mayo de 1880 –seis meses después de la fuga–, en un decreto de Piérola e Iglesias, se privó a Prado del título y de los derechos de ciudadano del Perú y lo condenó a degradación pública tan pronto como pudiera ser habido.
 
Se llamó ignominiosa su conducta y vergonzosa su deserción y fuga. Empero, volvió al Perú voluntariamente en el último decenio del siglo XIX y pese a ser responsable de la pérdida de Tarapacá (1883), se enclaustró pacíficamente en su casa de la calle Mascarón, trasversal de Abancay. Tuvo el triunfo póstumo de la elección dos veces como Presidente de Manuel Prado Ugarteche. En cambio, Augusto Leguía, fidelísimo al Perú y rescatador de Tacna (1929), murió en la cárcel.

jueves, 12 de setiembre de 2013

LA CÁRCEL DE LA LIBERTAD

Me pidió el padre Álvarez Calderón asistir al penal Castro Castro para dialogar con los presos y escuchar sus inquietudes. Fui el martes pasado. Y en efecto, encontré en una sala de adobe a unos cincuenta delegados de los internos. Usaron varios elocuentemente la palabra. Gran sorpresa. No se trataba de gamberros. Eran unos autodidactos. Explicaron el drama de su vida carcelaria en que las horas son eternas y las enseñanzas mínimas. Cuando los escuché, me ratifiqué en mi vieja posición de volver escuelas las prisiones. De buscar el camino para que durante el día estén en los claustros penitenciarios y durante la noche puedan pernoctar con sus familias. ¡Qué locura!, dirán algunos Pero no se alarmen, sería un proceso paulatino, para llegar a ese nivel. Educar es la idea. Busquemos ejemplos.
 
Vayamos a Europa. Las autoridades penitenciarias de Holanda han decidido cerrar ocho prisiones debido a la falta de reclusos y recortar el presupuesto. Holanda cuenta así con una estructura carcelaria para acoger a catorce mil reos, pero el número actual es de doce mil. Para reajustar la situación, las autoridades de dicho país alquilaron cárceles a sus vecinos belgas. Así, a los Países Bajos le ingresan cerca de treinta millones de euros, únicamente con el centro penitenciario de Tilburg, situado en la parte sur. Holanda cuenta con una población de diecisiete millones de habitantes y tiene en la actualidad, doce mil presos. Según el King’sCollege de Londres, EEUU tiene dos millones trescientos mil presos en las ergástulas, lo que supone la cuarta parte de los reclusos del mundo. Incluso tiene prisiones en la bahía de Guantánamo, situada al sudeste de Cuba.
 
China, ex roja, ocupa el segundo lugar con un millón seiscientos mil, a pesar de tener cuatro veces más habitantes que el país norteamericano. Esta cifra excluye a los disidentes que están en el sistema extrajudicial de reeducación por medio del trabajo. En Latinoamérica, Brasil lidera el drama con 549.577 reclusos. Le siguen Colombia con 114.697, Perú con 59.451, Argentina con 59.227 y Venezuela con 50,000 mil presos. Recodar que, el penal de Lurigancho hace dos años tenía doce mil reclusos, hoy enclaustra seis mil, pero está preparada solo para tres mil. Así que la reducción es una victoria relativa. Si existe hacinamiento, la rehabilitación es dificilísima. El penal Sarita Colonia tiene capacidad para quinientos, pero hay más de dos mil. En Castro Castro hay mil ochocientos y tiene capacidad para mil doscientos. Son tan solo seiscientas personas, dirán algunos empíricos. La realidad es que son inhabitables y sus internos,una hazaña reeducarlos.
 
La penitenciaria de Lima, que existía sobre lo que es hoy el local de Sheraton -y en la que estuve preso juntamente con Prialé y otros en julio de 1956- era mucho más ajustada a las normas penitenciarias pese a haber sido inaugurada por Castilla en 1861. Empecemos con una ley de amnistía e indulto político social y procuremos una legislación que prefiera educar a castigar.
 

miércoles, 4 de setiembre de 2013

 EL ARRESTO DOMICILIARIO.
 

Soy abusivamente reiterante en la temática del arresto domiciliario. Y es que mi testarudez es réplica a la intransigencia de no ser tolerantes con Alberto Fujimori quien por su edad, salud y viejo título legal, lo legitiman para esta medida. De los expresidentes del Perú, es únicamente con Leguía, que estuvo en la cárcel, el único en estar privado de libertad ante imputaciones penales. Claro, don Augusto no fue condenado porque sus sentencias no le fueron notificadas y murió a los pocos días. En cambio, a Fujimori sí se le ha sancionado y notificado en buena y debida forma. No entro al fondo del tema, pero se trata de un expresidente de la República, que de manera válida, aunque nos duela, tuvo tres mandatos.
 
Es cierto que en su gobierno hubo autoritarismo, empero, soy partidario de la amnistía política general, empezando por la del propio AFF. Pasemos lista a los Presidentes del siglo XX y ninguno fue a la cárcel… salvo Leguía, por lo cual hasta hoy solo hay censuras y lamentaciones por esa injusticia. Allí tenemos el magnífico libro de Carlos Alzamora, recientemente presentado que retrata la macabra persecución que el civilismo hizo de alguien que fue uno de sus líderes. Leguía no debió estar en el Panóptico.
 
Por eso necesitamos ante el espíritu de vendetta surgido en el Perú –y que nada tiene que hacer con la ultra democrática política aprista de 1945, 1956 y 1980 en que se perdonó indiscriminadamente– ¿Quiénes deben estar en arresto domiciliario? No los criminales natos, pero sí, los septuagenarios y más allá, que cometan hechos punibles.
 
Desprecio el coraje sin testículos de los que se rasgan las vestiduras cuando se habla de indultar a Fujimori. Al primero que censuro es al Jefe de Estado, que burocráticamente prefirió mandar a dictámenes de comisiones timoratas –y en el fondo, palaciegas–, la solicitud de indulto o conmutación de pena presentada. Esto habla mal de la índole moral del país. Es un Perú distinto.
 
En las oriflamas de los partidos está inscrita la palabra venganza y no la palabra justicia, término este que comprende el olvido y el propósito de recomenzar. Por eso, vomito ante quienes se exaltan ante la idea de conmutar y arrestar a un individuo anciano decrépito en su propio domicilio. Propongo amnistía general pero si no es viable vayamos forjándola paulatinamente con medidas como la que propongo.

miércoles, 14 de agosto de 2013

O P I N I Ó N

LA UNIÓN INDOAMERICANA
 

Voy a abocarme a una serie de lugares comunes históricos en defensa de la unidad continental. No están los políticos actuales a la altura de ese postulado. En el Perú, viejo territorio del incaico estado imperial, se habla sotto voce de reforma constitucional, de asamblea constituyente. Mas nadie sostiene que esa asamblea debe postular la existencia de varios países al sur de Río Grande en un solo Estado. ¿Utópico? Sí. Pero, la utopía de hoy es la verdad de mañana. Por eso, la asamblea constituyente, aún nonata, debe sentar los cimientos de ese sueño que compartieron San Martín y Bolívar.
 
Si esto no está en la mente de los constituyentes futuros, mejor sería no hacer la asamblea. San Martín a bordo del “Macedonia”, arribó a Guayaquil en julio de 1822, para conferenciar con Bolívar. Este le envió una carta de bienvenida con el siguiente texto unionista: “yo me siento –decía– extraordinariamente agitado del deseo de realizar una entrevista que pueda contribuir al bien de la América meridional y que lleve al colmo… mis ansias de estrechar, con los vínculos de una amistad íntima, al Padre, al Protector de Chile y del Perú”. San Martín llegó al Guayas y se enteró allí que el libertador venezolano, se había apoderado, de facto, para su patria, de ese puerto, de jurisdicción peruana virreinal, secular. Tuvieron dos audiencias; una primera de dos horas y otra de cinco. No puede calificarse de improvisada la reunión ni de sorpresiva.
 
Ya desde 1818 los triunfos sanmartinianos estimularon el ánimo bolivariano de abrazarse. El pensamiento de don Simón fue siempre crear una república colombiana anexando las jurisdicciones ecuatoriana y venezolana. San Martín llegó al extremo de ofrecerse a servir militarmente bajo las órdenes de Bolívar. San Martín, al renunciar al Protectorado, en sus fueros íntimos, quería forjar esa unión continental a la que aludió en infinitas cartas desde su autoexilio europeo. En una “Memoria” de Bolívar se confiesa los verdaderos designios unionistas de San Martín (contrarios a los de Bolívar, que nos privó de Guayaquil y del Alto Perú). Entre los párrafos de la Memoria bolivariana, se revela algo de lo tratado: “Aquello que más interesa a San Martín y cuyo cumplimiento desea con más vehemencia, es la Federación entre Perú y Colombia”.
 
 No se logró. Somos un mosaico de republiquetas. A nuestros políticos, solo les interesan las urnas para ser concejales. Por eso, al comenzar el tercer año de este régimen constitucionalmente fujimorista, empeñémonos en ser precursores jurídicos de la unión continental. Los pueblos liberados por San Martín y Bolívar deben ser uno solo. Lograr en el siglo XXI lo que debió hacerse en el siglo XIX. Vayamos a reconstruir inverosímilmente los territorios de los virreinatos del Perú, Buenos Aires, la Capitanía General de Chile, la Audiencia de Charcas, la de Bogotá con Panamá, incluso. Los hombres de la emancipación no fueron chauvinistas, sino, independentistas, sin embargo, se impuso el divisionismo, la multicefalía.

miércoles, 31 de julio de 2013

LA TRIBUNA

Cargamontón inquisitorial

Imagen de Javier Valle RiestraLa Inquisición fue un ente de origen medieval que permitía juzgar y condenar hasta por haber pensado heréticamente. Duró siglos y fue abolida por la Constitución de Cádiz de 1812. Por supuesto que en Lima, fueron a la hoguera decenas de personas. La institución no existe, pero, la tendencia a la persecución subsiste. Allí tenemos lo que ha pasado con los ex Presidentes. Echenique fue derrocado, perseguido y exiliado (1855).
 
Él intentó vanamente reingresar al Perú. Con el curso de los años su causa termino sobreseída y fue electo senador. Piérola no fue perseguido por su desempeño presidencial (1895-1899), pero sí por su labor como ministro de Balta. Estas no son sino anécdotas frente a lo que aconteció con Augusto B. Leguía por su desempeño en el oncenio (1919-1930).
 
Acababa de rescatar Tacna de manos chilenas, conforme al Tratado Rada & Gamio – Figueroa Larraín (1929), pero eso no impidió que el odio de la oligarquía civilista capitaneada por el sargentón Sánchez Cerro lo derrocase el 22 de agosto de 1930 y lo encarcelase en la penitenciaria de Lima durante dieciocho meses, hasta su muerte en un hospital improvisado.
 
Hoy, Alan García viene siendo testarudamente acosado por haber dictado cientos de indultos. La verdad que esa imputación no merece atención porque desde la colonia se han dictado esas medidas con la majestad de cosa juzgada y todas las Constituciones peruanas contienen ese precepto. Desaparecer el hecho o perdonarlo. Aún más, nos encontramos con una nueva intentona totalitaria. Me refiero a Alejandro Toledo. Después de una docena de investigaciones archivadas, tiene ahora pendiente otra ante la Cuadragésimo Octava Fiscalía Provincial Penal en la que ha declarado durante siete horas, refutando los cargos de la Procuraduría. Esto ha determinado que el Congreso decida abrirle una nueva investigación.
 
Se trata, realmente, de un impeachment extemporáneo porque ya pasó el plazo constitucional de cinco años en que podía hacerse algo al respecto. El itinerario en el Perú por la presidencia tiene las siguientes etapas: a) postulación; b) gobierno; y, c) persecución judicial y política después del mandato. En este siglo XX Pardo Barreda y Prado Ugarteche terminaron en el ostracismo; Velazco Alvarado derrocado por su propia gente; Fernando Belaunde en el exilio. Los de la lotería inquisitorial son Alan García y hoy Alejandro Toledo con infinitos juicios. Se olvidan los inquisidores que de las persecuciones nacen candidaturas potentes.

jueves, 25 de abril de 2013

O P I N I Ó N

Mi amistad con Armando Villanueva

Conocí a Armando en 1955 año en que ingresó clandestinamente al Perú; yo tenía veinticuatro años y él cuarenta. Nos reuníamos en el refugio de Ramiro Prialé, llegado furtivamente semanas atrás. Entendíamos que apoyar a Lavalle era un error. Decidimos pasar a la acción. Se me encargó a mí ir a la Plazuela de la Constitución del Callao, donde el 26 de enero 1956, Pedro Roselló, líder de la derecha antiaprista, expresada en el partido Coalición Nacional, aspiraba a suceder a Odría sin legalizar al aprismo. Pragmatismo reaccionario. Eran las siete de la tarde y estaban en la tribuna Roselló, Mahoma Diez Canseco, Manongo Mujica, y otras personalidades antiapristas, aunque Manongo era el más permeable e intelectualizado.

Yo con un puñado de compañeros (Silva, Martínez Merizalde, etc.) vociferábamos desde abajo. Ante mis interrupciones Roselló, quien me conocía desde un mitin celebrado en Ica días atrás, me exhortó diciendo: “Señor Valle-Riestra no solo es anti-democrático quien promulga leyes de excepción, sino quien va a los mítines adversarios a perturbarlos. Si tiene usted algo que decir trepe a la tribuna”. Creyó que yo no subiría. Se equivocó. Subí. Empecé mi discurso saludando a los compañeros presentes. Los organizadores protestaban alegando “apristas ¡no!”. Pedí legalidad para el Apra y otros partidos y derogatoria de la ley de seguridad. Bajé del estrado y para sorpresa mía los cientos de asistentes se marcharon conmigo.

Al día siguiente fue la noticia de la prensa. Fui a encontrar a Armando, me felicito muchísimo y me dijo “ahora yo voy a Trujillo”. Efectivamente se apersonó días después en la plaza mayor de esa ciudad e interrumpió a Roselló, hombre de la ultraderecha de Pedro Beltrán. Las masas también se marcharon con Villanueva dejando en la orfandad más absoluta al orador. Claro, habían tenido el sacrilegio de creer que podían profanar el alma aprista del Sólido Norte. Desde esa fecha fuimos muy cordiales amigos y nuestras discrepancias eran tácticas, yo por mi juventud creía en un izquierdismo radical, frentista. Armando, no.

Vino años después la campaña presidencial de 1980; sus dos brazos fuimos García y yo. Perdimos. Muchos incriminamos el revés a la posición termocefálica que expusiéramos Alan y yo. Más tarde desde 1980 –porque él no quiso participar en la Constituyente- estuve a su lado y lo apoyé en sus presidencias del senado y diputados. Me quedará siempre la nostalgia de nuestra amistad.
 

miércoles, 13 de marzo de 2013

L A T R I B U N A

No hay liderato de izquierda en América Latina

Imagen de Javier Valle RiestraHa muerto Chávez. Pero, con él, ha fallecido el liderato pseudo izquierdista indoamericano. Los días de Perón, Allende, Castro y Haya de la Torre, han quedado atrás. Empero, el mensaje de Víctor Raúl subsiste, pese a que murió hace treinta y cuatro años. Ese mensaje hayista se sintetiza en espíritu continentalista, antiimperial. Todos ellos han sido grandes oradores. Un agitador de conciencias como González Prada no era orador, pero fue un hombre de influencia histórica plurisecular. 

El Apra es un partido. Pero, sobre todo, es una ideología, un estado de ánimo historicista. No somos marxistas. No somos leninistas. Somos dialécticamente hegelianos. Nuestra doctrina de 1930, subsiste, pese a que se ha realizado malamente la reforma agraria, nuestra columna vertebral programática. 

Pero, volvamos a la oratoria. Recuerdo párrafos de Haya de 1931, 1933, 1945. Nadie ha hablado así en el Perú, ni en América Latina. Transcribo tres fragmentos de discursos del Jefe comenzando por esas frases premonitorias del día que comenzó la zoocracia y el canibalismo con la asunción al poder de Sánchez Cerro. Dijo ese diciembre de 1931: “Esta no es una tarde triste para nosotros, vamos a comprobar en el crisol de una realidad dolorosa, quizás, la consistencia de nuestros principios y la sagrada perennidad de nuestra causa”. En Trujillo, en 1933: “Yo recuerdo que en una de las más bellas cartas que el libertador Martí escribió a su madre, expresando o queriendo expresar la inexplicable emoción del retorno a la tierra, le decía, con palabras no puedo. Y yo siento ahora, como que tengo que decir lo mismo, con palabras no puedo”. 

Y en mayo de 1945: “Este es para nosotros un día jubiloso de reparación y de reencuentro. En esta Plaza, ágora de asambleas inolvidables, volvemos a juntarnos bajo la égida del Protector del Perú, que nos legara con los colores de la Patria la consigna sagrada que la libertad entre nosotros es expresión de la voluntad de los pueblos y de la justicia de su causa que Dios defiende. Hemos hecho en esta tarde, compañeros del partido, un paréntesis a nuestra jornada electoral. Era necesario que sólo nosotros nos reuniéramos en la intimidad de esta magnífica asamblea para celebrar nuestro retorno a la legalidad, porque ya somos ciudadanos otra vez”. En Haya se sintetizaba lo que es un orador: la palabra y la biografía.

martes, 26 de febrero de 2013

LA TRIBUNA

La historia en catalepsia

Imagen de Javier Valle RiestraVíctor Raúl se adelantó una centuria a los grandes temas de nuestra época. Sostuvo la teoría de los partidos multiclasistas; el imperialismo no como última etapa del capitalismo (Lenin) sino la primera para los pueblos infradesarrollados; es decir que no tuvo la equivoca concepción del marxismo – leninismo que lo consideraba en su etapa final; condenó al comunismo como la explotación del hombre por el Estado y afirmó que el Apra era la negación dialéctica del marxismo. Llegó a decir en 1945: “El marxismo dice que el motor de la historia es la lucha de clases; ¿cómo los apristas sostenemos la alianza de clases?, ¿quiere decir entonces que se ha paralizado la historia, que ha llegado a su fin?”.

Esa fue la polémica iniciada por Francis Fukuyama, autor de “El fin de  la historia y el último hombre”. Sostuvo que la democracia liberal constituye punto final de la evolución ideológica de la humanidad, la forma final de gobierno que marcaría el fin de la historia. La globalización significaba el fin de las luchas partidarias, el crepúsculo de las ideologías, el fin de los conflictos interestatales. Pero después del atentado contra las Torres Gemelas, George Will afirmaba que la historia había regresado de vacaciones y Fareed Zakaria anunciaba el fin del fin de la historia. 

Víctor Raúl concibió el mundo del futuro como un conflicto de culturas y eso es lo que vivimos hoy en el encuentro entre el capitalismo democrático y el islamismo retrógrado e integrista. El Islam es entre todos los sistemas culturales contemporáneos el que cuenta con las más débiles democracias y no registra ninguna nación que haya pasado del estatuto de país de tercer mundo al de país del primero, como Corea y Singapur. El islamismo representa un complejo de inferioridad y de fanatismo que multiplicará sus hazañas terroristas en el futuro. La historia como sucesión de acontecimientos continuará pero no será la lucha de clases ni la guerra su motor. Contemporáneamente, no hemos tenido exactamente una guerra con Afganistán porque ese territorio no tenía un Estado. Pero se han enfrentado una concepción futurista y liberal con unos fanáticos refugiados en covachas.

La historia no ha muerto y no debemos adelantarnos a sus exequias. Faltan algunas revoluciones, algunos golpes de Estado, algunos conflictos regionales, algunas expediciones antiterroristas. La Historia solamente se halla en estado cataléptico. 

miércoles, 13 de febrero de 2013

A C T U A L I D A D

Chile imperialista
 

Imagen de Javier Valle RiestraTodas las resmas de papel del mundo son insuficientes para denunciar el imperialismo agresivo de Chile. Es un país tercermundista, y desde Diego Portales hasta Pinochet tienen la convicción que deben ser un país hegemónico, imperial. Eso explica perfectamente las palabras impropias en un demócrata pronunciadas por Piñera. Su ambigüedad delata la real actitud de Santiago. Si no le dan la razón, pateará el tablero. Por eso dice: “no habrá corredor para Bolivia si perdemos en La Haya”. Lógico. Ese corredor será una frontera más que les dificultaría su incansable caminata hacia el norte. Es una lástima que en la guerra con Chile no los destrozáramos en Chorrillos cuando los tuvimos a nuestra merced en esa noche siniestra de embriaguez del 24 de marzo de 1881.
 
El político chileno Manuel José Vicuña, recuerda Basadre, testigo de todos estos acontecimientos, escribió un folleto titulado: Carta política (Lima 1881) destinado a criticar la actuación del general Baquedano (para impugnar su fallida candidatura presidencial): “recuerdo que con el Ministro de Guerra, hacíamos esta reflexión: cómo nos iría esta noche, si los peruanos con un poco de audacia, vinieran a atacarnos en número de cuatro mil. ¡Todo esto se lo llevaba el diablo! decía el Ministro y la obra de Chile se perdería miserablemente en una hora: “quien nos diría, amigo Ibáñez, que aquello que como simple hipótesis, conversábamos en nuestra tienda de campaña, precisamente estuviera discutiéndose y verificándose allá en el campamento enemigo”. Estas son las torturas póstumas de la reflexión histórica.
 
Cáceres siguió empeñado en darnos la victoria. Huyó a la sierra y salvó el honor nacional en cuatro periodos como se relata en sus memorias editadas por Julio C. Guerrero. Esos periodos de la campaña de la Breña fueron la entrada con su ejército en Ayacucho; el de la organización del ejército en esa ciudad, el de las operaciones en el norte y el de la organización de un nuevo ejército. Fue un gran militar y un gran héroe. Impecable hazaña la suya al reorganizar sus fuerzas castrenses en Ayacucho. Llegó a tener cuatro mil hombres. Se le sumaron comunidades indígenas. Aniquiló a las tropas chilenas en Marcavalle, Pucará y Concepción. Si hubiéramos tenido como líder del ejército a Cáceres desde abril de 1879, otro habría sido el destino del Perú. Chile habría caído de hinojos y no habría habido presidentes hablantines como Piñera.

martes, 27 de noviembre de 2012

O P I N I Ó N

Monotema: indulto a Fujimori

 
Imagen de Javier Valle RiestraRepito hasta el hartazgo porque es necesario reeducar a un país con alma inquisitorial, entre ellos, el mismo Fujimori. Toda mi vida he sido partidario de los indultos y las amnistías. Por obra mía se introdujeron esos conceptos en la Constitución de 1979, y no era porque yo hubiera sido perseguido por la dictadura militar, ya que la Corte Suprema en 1976 me absolvió con todos los pronunciamientos favorables. Hemos tenido amnistías e indultos amplísimos en las restauraciones democráticas de 1945 y 1956, pero la pseudodemocracia nacida de la Charta de 1993 es reacia a aplicar esas medidas, pese a su texto.
 
He invocado monotemáticamente que en el Perú se han promulgado quince mil indultos entre 1977 y 2006. Hoy día se habla con ira de un solo indulto: el de Fujimori; y el primer Ministro –¿Acaso existe ese Premier?– se atreve a sostener ignaramente que esa medida no procede en el caso del ex presidente, porque los indultos se realizan pro personas que se encuentran condenadas. Falso. La propia Constitución, en el inciso 21, del artículo 118°, reconoce como facultad presidencial “conceder indultos y conmutar penas.
 
Ejercer el derecho de gracia en beneficio de los procesados en los casos en que la etapa de la instrucción haya excedido el doble de su plazo más su ampliatoria”. Es decir, esta ley de leyes actual, es mucho más amplia e ilimitada que todas las Constituciones del siglo XIX y XX. Para ser indultado, no es ya condición sine qua non, haber sido condenado. Así, la amnistía desparece el hecho y su sanción y el indulto perdona la pena posible. Como dice Marcial Rubio: “Esto equivale a decir, que el reo indultado no termina de cumplir la pena que se le había impuesto; si debía estar preso sale libre; si se le había producido una inhabilitación, recupera su plena capacidad”.
 
No caben discusiones leguleyescas alegando paradójicamente, como el mismísimo Rubio, que otorgar el indulto a un procesado resultaría una trasgresión constitucional, pues sustraería al procesado del ámbito del Poder Judicial e invadiría el del Parlamento. El artículo 6° del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el artículo 4° del Pacto de San José, sentencian que la amnistía, el indulto o la conmutación de la pena pueden ser concedidos en todos los casos. La supraconstitucionalidad nos tutela. 
 
 
 
 
Colisión mediática por orfandad humalista
 
 
Imagen de César Gutiérrez Peña
Más de una rasgadura de vestiduras se ha producido en los medios de comunicación peruanos y su voceros comedidos, por las frases emitidas en Cuenca, Ecuador; por Ollanta Humala, donde haciendo de corifeo del presidente Rafael Correa, lanzó críticas sobre: la calidad, sesgo e intereses de las publicaciones que se hacen en nuestro país. Innecesaria afirmación, cuando los medios lo tratan bastante bien, es más diría que son demasiados contemplativos con su gestión que la califico de mala a muy mala, a pesar de las buenas cifras económicas exhibidas, que no vienen a ser sino la inercia del continuismo, no mostrando cambio alguno que es más que necesario.
 
La pauta de la tolerancia la ha marcado el sector empresarial, que como nos los ha agredido como esperaban, están muy contentos con su conversión a los credos ortodoxos. Unidad valorativa fuera de lugar, pero por este sendero gustan de transitar ciertas élites, que con gran desatino, van al alimón con el pensar de la turbamulta.
 
La pregunta es: ¿qué le pasó al comandante en retiro para cometer este estropicio, en tierras ecuatorianas? Por lo que veo y analizo al personaje en cuestión, afirmo que la razón es la orfandad que tiene por sus cuatro costados: identidad personal; elocuencia; programática porque doctrinaria ya sería mucho pedir y de comprensión de lectura textual y política. En buen romance, fue un desliz por no tener nada que decir. Se entusiasmó de escuchar al Correa contestario, que él alguna vez fue, aunque queda clarísimo que era solo pose electorera.
 
No comulgo con los que satanizan a Correa por su accionar contra la prensa, solo se muestra una cara de la medalla. Él es un confrontacional por definición y ha colisionado con intereses de los grupos de poder en su país, incluido el mediático que ha buscado amedrentarlo con denuncias. Aquí también ocurriría probablemente lo mismo, si hubiéramos tenido en el gobierno, al Humala de campaña. Por eso juzgo su intervención en Ecuador de desatinada. Tenga más cuidado comandante y no hable más de la cuenta; cuando no tenga nada que decir, el mutismo es el mejor compañero, de lo contrario su débil gobierno va a colisionar inútilmente con quienes usted no puede ejercer control alguno.
 

martes, 6 de noviembre de 2012

O P I N I Ó N

 
Perú = caos
 
 
Imagen de Javier Valle Riestra“La rebelión de las masas”, el gran libro de Ortega y Gasset, debería ser el título de este artículo. Tenemos una especie de amodorramiento que nos impide percibir el subsuelo político sísmico que tenemos. “Pero si en el Perú hay riqueza”, ¿qué terremoto va a acontecer?, dicen los defensores de oficio del sistema. Se cumplen, casi cien años después, las frases de Haya de que vivimos un sistema que hace más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. ¿Pruebas? allí tenéis lo que ha acontecido en La Parada. La belicosidad demostrada por los sublevados, la ira contra el orden y la policía, demuestran que esos sujetos eran algo más que mercenarios.
 
Unos fanáticos, pero eso no es un fenómeno local, el Perú está predispuesto a la acción y la pregunta es cómo mantenemos el orden ficticio existente, volviéndolo una realidad jurídica, política, constitucional e institucional. Mucho de democracia y de constitucionalidad se predica por los líderes del sistema, pero, gobiernan con la carta apócrifa de 1993, con su unicameralismo trunco y su magna lex carente de espíritu democrático nacional suprarregional.
 
No necesito ser profeta para prevenir que se avecinan días terribles porque las masas están alzadas e insatisfechas. Cuando llegue la hora del crujir de dientes, todos se echarán mutuamente la culpa. Tenemos que ir a una revolución constitucional ¿Vías? El artículo 307° de la Constitución de 1979 que dice: “cualquier ciudadano investido o no de autoridad tiene el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia”. Si les parece muy revolucionario ese artículo constitucional a los burgueses sensualizados en sus escaños, que se convoque a dos legislaturas ordinarias sucesivas para reformar el actual texto y restaurar las cláusulas de los textos primigenios.
 
No quiero el desastre del Perú, tengo ochentiún años, pero sigo testarudamente con esperanza en el futuro. Debemos devolver a nuestra patria la oriflama vanguardista de una democracia continental. Un parlamento multinacional y un Presidente que presida pero que no gobierne y que la tarea de gobernar pertenezca a un Congreso multipatriotico. Muchos creen que el Perú es un país indolente en que no va a suceder algo histórico, que rompa la monotonía de la sumisión. Allí está el 07 de julio del 32 con Arévalo; el 03 de octubre del 48, con los compañeros. Cuidado con el astigmatismo.

miércoles, 10 de octubre de 2012

 
El primer indultado en el Perú 
 
Imagen de Javier Valle RiestraEn 1533 apareció en San Miguel de Piura un panfleto contra Francisco Pizarro clavado en la puerta de la iglesia. La expectación fue inmensa y se sindicó, indebidamente, a Juan De la Torre, de los más fieles compañeros de Pizarro, uno de los trece de la isla del Gallo. Confesó culpabilidad porque se le redujo a tormento. Fue condenado a muerte. Llegada la mañana de la ejecución, fue llevado al cadalso, pero Pizarro decidió conmutar la pena a su antiguo compañero y en vez de matarlo, el verdugo cortó a don Juan, la yema y las pulpejas de los dedos. Luego fue expulsado a Santo Domingo.
 
Pero, ¿por qué regresó años más tarde al Perú y cómo Pizarro permitió su vuelta? Tiempo después de lo ocurrido, en Xauxa se celebraba un jubileo. Los conquistadores se confesaron e hicieron un ayuno de tres días. Al celebrarse una misa y comunión el padre Morales, natural de Barcelona, dijo que había recibido en secreto de confesión la denuncia del autor del libelo, que no era Juan De la Torre: “E después que el dicho padre Morales dio el sacramento a los españoles dixo públicamente en el altar como lo que habían hecho a Juan de la Torre había sido sin culpa porque el que había hecho el dicho panfleto se había confesado y declarado que lo había hecho y no el dicho Juan de la Torre y entonces el padre Morales lo escribió al dicho Marques según lo dio a entender a todos”.
 
Al recibir la noticia, Pizarro envió inmediatamente un mensajero a Santo Domingo a buscar a Juan de la Torre. Este regresó al Perú y fue donde Pizarro. Los testigos dicen que al abrazar de nuevo a De la Torre “lloró con él por ello el dicho Marqués”. Para reparar este primer crimen judicial de la historia peruana, Pizarro hizo a Juan de la Torre vecino y regidor de Arequipa y le dio la encomienda de indios de la Maguana. Así, Arequipa se prestigió, por obra de una copla y de un error judicial, con la figura hazañosa de uno de los Trece de la Fama. Esa fue la primera amnistía en el Perú, aunque los precedentes más remotos de nuestros indultos los podemos encontrar en España y en su Fuero Real del siglo XIV.