lunes, 15 de agosto de 2011

OPINIÓN…El sonido del silencio

Autor:
Augusto Álvarez Rodrich (*)

Aló presidente Ollanta: entre la agenda y el biombo.

Un presidente siempre debe defender su derecho a focalizar su agenda pública en los asuntos determinantes para el éxito de su gestión, pero ello nunca puede ser la excusa para eludir respuestas que son indispensables para la transparencia de su gobierno. Esa sensación dejó la primera aparición pública de Ollanta Humala en Pisco, una quincena después del inicio de su gobierno. El escenario fue ideal para transmitir el sentido que le quiere a su presidencia, diferente de la anterior, por tratarse de una zona donde la administración del presidente Alan García fracasó en el objetivo de concretar una reconstrucción exitosa.

“Estamos haciendo un gobierno que sea efectivo, que se ponga a ‘chambear’ de una vez, menos palabras y más acción”, dijo Humala con un estilo comunicacional parecido –solo en ese sentido– a los de Manuel Odría o Alberto Fujimori.

Cada presidente debe escoger su propio estilo de comunicarse en función, primero, de sus características personales y, segundo, de que le sea útil para su gobierno. La decisión de Humala de diferenciarse de Alejandro Toledo y, sobre todo, de Alan García, con una menor frecuencia de aparición, es legítima.

Ello lo ayudará a focalizar mejor su presencia pública en los temas que él considere cruciales, y a distanciarse de la agenda intrascendente, la que se agota en el noticiero del día siguiente. Así, el presidente Humala acierta al eludir el desgaste de su imagen frente al periodismo cuya visión de la noticia no pasa de la ropa de la primera dama. También, en no dejarse atrapar por la prensa que quiere ponerlo contra las cuerdas en confluencia con el interés de sectores que quieren a un presidente débil. Pero eso no puede ser el biombo para que eluda respuestas que pertenecen al campo legítimo de la transparencia indispensable a la que está obligado un presidente democrático.

En este sentido, es incorrecto que, ante preguntas sobre qué hará su gobierno en el terreno constitucional, o si apoyará una amnistía para su hermano Antauro, el Presidente responda que “tengo una agenda que cumplir con el pueblo peruano; yo estoy concentrado en esa agenda y lo que no pertenece a ella, no merece que le demos importancia”.

En estos temas es mejor –para el país y para el Presidente– tener respuestas contundentes en vez de ambigüedades que dejan la puerta abierta para todo. Y no me vengan con sobonerías palaciegas como las que estoy escuchando en estos días de que la prensa solo busca vender periódicos con estas preguntas, pues conocer de manera clara y directa, qué cambios quiere hacer el Presidente en la Constitución, o si en algún momento avalará la salida de la cárcel de su hermano antes de que este cumpla su condena, es, sin duda, información relevante y de interés para la nación.

(*) Periodista.

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