martes, 2 de agosto de 2011

ESPECIAL…Mentira y racismo en la prensa peruana

Escribe:
César Hildebrandt (*)

En el Perú, el problema del indio es el blanco. Evocando la segunda vuelta electoral y escribiendo sobre vómitos. Algún día cuando alguien escriba nuestra historia doméstica de la infamia, tendrá que antalogar muchas carátulas de Perú.21, el diario engreído del Grupo El Comercio, y algunas muestras de cretinismo neonazi esparcidas en la red. Perú.21 mintió y calumnió esperando la victoria de la mafia que tan buenos recuerdos le traía a su director. Internet fue, también, un vívido desagüe antes y después de la derrota de Fujimori.

“Me ha parecido siempre singular el número de estas tinas de piedra que se hallan en todas las residencias de los Incas, y que en la frigidez de las serranías atestiguan hábitos de limpieza e instintos de higiene incalculables en la aristocracia del Perú pre hispano, sorprendentes cuando se comparan con la espantosa inmundicia de los indios y cholos de hoy”.     

La cita precedente no es la de un racista del Facebook ni la de un putativo boer sudafricano anterior a Mandela. Fue escrita por José de la Riva Agüero, el padre del conservadorismo peruano del siglo XX, y la incluye Osmar Gonzales Alvarado en su flamante libro “La academia y el ágora”.

Si Riva Agüero, se exhalaba aristocracia, podía escribir esa ordinariez, ¿se imaginan de lo que son capaces los imbéciles del Facebook, los niñatos que creen que solo valen los apellidos importados y las fortunas bien o mal habidas?

Pues no necesitan estirar su imaginación. Leamos, al final de esta nota, algunas muestras de racismo asesino en este blog.

Lo que demuestran estos bárbaros no es solamente que tienen el alma enferma y el cerebro dañado por el desuso y, en el mejor de los casos, los videojuegos. Lo que demuestran, en el fondo, es que no entienden nada y que serán superados fácilmente por la compleja realidad. Son un anacronismo viviente.

En el Perú el problema del indio es el blanco. O el que aspira a ser blanco. O el que cree que la blancura consiste en despreciar a los que menos tienen. Porque el verdadero problema no es ser indio o ser cholo. El asunto es tener o no tener. Para esta gente, el dinero blanquea y la miseria afea y oscurece.

Solo por eso vale la pena el triunfo de Ollanta Humala Tasso, que es un resumen marrón del mestizaje. Que los odiadores recuerden que en este país Arguedas fue grande y Julio C. Tello fue enorme y el cholo Vallejo Mendoza más grande todavía.

Hay que ser analfabeto de Eisha, un canalla sin límites para escribir lo que en los días previos y posteriores a las elecciones de junio, se pudo leer en la red. Y hay que ser un fanático de la deshonestidad para llenar un periódico de sarro ideológico con el propósito de asesinar moralmente a un candidato.

Las dos cosas se juntan: el racismo y la mentira son hermanos gemelos. Porque el racismo es, antes que nada, una mentira autocomplaciente de acomplejados potencialmente criminales.

Y porque solo desde la crueldad se puede sugerir que la ignorancia de muchos de nuestros pobres es premeditada y que su bilingüismo atropellado por falta de escuelas públicas los hace inferiores. Hay que ser inferior para llamar inferiores a quienes no votan como queremos y para decir que “los otros” no nos conciernen y que el Perú se parece ahora a una hacienda invadida por cholería. Como en los tiempos de los Gildemeister y los Larco.
(*) Periodista Político.

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